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Reportaje:CICLISMO

El récord de la hora espera a Olano

El ciclista intentará superar los 49,441 kilómetros de Boardman seis días después del Giro

Carlos Arribas

Sin apenas tiempo para descansar y estar con la familia -su mujer, Karmele, espera un segundo hijo para dentro de nada-, Abraham Olano, nada más terminar un Giro en el que se clasificó el segundo, se enfrentará a uno de los mayores retos con los que puede soñar un ciclista: el récord de la hora. Será el próximo sábado, ha anunciado Unipublic, la empresa organizadora, aunque el propio ciclista había pedido hacer una prueba hoy antes de decidir. Será en el velódromo de Anoeta, en San Sebastián, una pista de extrañas medidas -285,57 metros: tres vueltas y media, un kilómetro- y de incómoda superficie de cemento.

El desafío: superar los 49,441 kilómetros que estableció el británico Chris Boardman hace ocho meses en Manchester, la marca que señalaba la segunda vida para un récord al que los avances tecnológicos y los descubrimientos aerodinámicos llevaron por encima de los 56 kilómetros antes de que la UCI lo retrotrayera hasta la marca del belga Eddy Merckx en 1972 y obligara a hacerlo con una bicicleta tradicional, sin formas raras.

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En el ensayo de hoy, Olano rodará una serie de diez minutos y otra de veinte. Después, una tercera tanda de esfuerzo máximo. Le medirán el lactato. Comprobarán la cadencia y el desarrollo. Se perfilarán los materiales. Y se decidirá la tabla de marcha para el sábado. Todo, en poco tiempo, pero bajo la supervisión directa de Manolo Saiz, el director del ONCE-Eroski, que lleva meses preparando todos los detalles.

Si lo consigue, Olano será el segundo español, tras Miguel Induráin en 1994, que figure en el registro. Pero, aunque tiene potencia de sobra, es corredor habituado a la pista, dispone de un coeficiente aerodinámico extraordinario y su bajo centro de gravedad es ideal para los 175 virajes previstos si se rueda a 50 kilómetros por hora, la empresa no será fácil. O eso opinan los expertos.

El récord de la hora es una de las pruebas de referencia para los estudios de fisiología y ciclismo y también para los matemáticos, dado el ingente acopio de datos fiables que se puede hacer durante los ensayos y la prueba. La fisología española es puntera en el mundo, con gente como Sabino Padilla, autor con su equipo de un espléndido trabajo sobre el récord de Induráin, o Nicolás Terrados y Benjamín Fernández, que trabajan en Asturias, o el grupo madrileño de Alejandro Lucía y José Chicharro.

Sus estudios y sus opiniones dan las claves de un intento que le supondrá al tenaz ciclista guipuzcoano una hora de sufrimiento y dolor sobre una estrecha banda de rodadura, 20 centímetros bien pulidos, en el velódromo donostiarra.

Induráin, tras el Tour de 1994, descansó unos días y en 19 de trabajo planificado preparó el récord de Burdeos. Ese trabajo lo hará Olano en cuatro días. Y hay que dar con la cadencia perfecta, superior siempre a las 95 pedaladas por minuto, número bajo el cual Olano es ineficiente, y con el mejor desarrollo, que será el más grande que pueda mover sin perder ritmo.

El récord, además, no es un ejercicio tan aeróbico, de umbral, como se pensaba. Como demostró Padilla, hay que hacer un gran trabajo de potencia, de intervalos de fuerza. La recta es recta, pero en la curva actúa la fuerza centrífuga, contra la que el corredor deberá ejercer más potencia si quiere mantener la marcha. Hay cambio de ritmo, aunque parezca que no.

Pero, como en la maratón, el récord de la hora es una marca también previsible con ensayos que no llegan a la hora. La distancia alcanzada la determinará un parámetro, el máximo estado estable de lactato, un número entre 4 y 5 milimoles de la sustancia que duele y que se produce cuando los músculos queman energía, que es un nivel en el que se puede limpiar algo, que no todo, de lo producido. Y también se sabe que es un esfuerzo en el que al final, cuando la fatiga frena a las fibras lentas, el organismo hace intervenir a las fibras rápidas, las que consumen glucosa y se agotan, la agonía.

Y ése es el principal problema de Olano, según los expertos: tras una gran ronda, como las tres semanas del Giro, el organismo alcanza una resistencia increíble, pero, al mismo tiempo, se queda corto de potencia, una necesidad real. Olano tiene ahora, dicen, una base perfecta para hacer trabajo de intervalos y ganar potencia, pero para hacerlo necesitaría unos días de reposo y un par de semanas de plazo. Pero Olano, un corazón único, intentará suplir ese déficit con coraje. Y el ánimo de su afición.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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