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Reportaje:

"Esto va a ser complicado"

Nadal inicia su preparación para el Masters de tenis de Madrid, que comenzará el lunes

Ser un símbolo tiene un precio. Ningún tenista español concentra más atención, más elogios y más cazautógrafos que Rafael Nadal. En Madrid, más. Nadal, que no compite desde septiembre, llegó ayer a la capital desde París. Era un tenista con un plan: preparar el Masters de Madrid, que arranca el próximo lunes, tras superar las tendinitis que golpean recurrentemente sus rodillas. Dieron igual el serrín, el polvo, los obreros de mono azul, el ruido de los taladros y de las sierras eléctricas... No importó la sensación de obra en marcha. Ni siquiera que las gradas estuvieran a medio montar y el suelo cubierto de plásticos. Nadal estaba en el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo. El número dos del mundo se entrenaba en la pista Cibeles. El símbolo del torneo, su cara más conocida junto a la del suizo Roger Federer, peloteaba en la gran pasarela del tenis español. Y, como era él, no lo hizo solo.

"Llevo un mes y medio sin competir y dos semanas sin siquiera poder entrenarme"

A Nadal le siguieron decenas de periodistas, excluidos los del corazón. Con él llegaron Toni, su tío y entrenador; su agente; su fisioterapeuta; su relaciones públicas; y Manolo Santana, mito del tenis español y director del torneo. Todos observaron durante casi tres horas cómo se entrenaba Nadal. Todos siguieron con mirada atenta los esparadrapos que aprisionaban sus rodillas. Y todos escucharon una conversación entre el colombiano Alejandro Falla, compañero de peloteo, y su entrenador. Fue el resumen de lo que significa tener a Nadal enfrente.

"Ves, Alejandro; cuando le juegas profundo, ahí él ya no se puede meter en la pista", dijo el técnico como si aquello fuera lo más fácil del mundo, como si devolver a Nadal los pelotazos fuera cuestión de deseo y no de fuerza. "Cuidado", le insistió el entrenador, "que mete mucho al revés; que parece que varíe, pero luego insiste ahí". Y Falla, que ya llevaba dos horas de esfuerzo, de bolas cargadas de kilos de fuerza, de carrera continua, no se pudo aguantar más. "Mira", le contestó; "¡esto es una lotería!".

La lotería del sorteo de rivales decide el futuro de Nadal, que empezará a jugar probablemente el miércoles. El mallorquín, mientras tanto, reflexiona sobre lo incontrolable. "Llevo un mes y medio sin competir", dijo; "y, además, con parón , sin poder hacer nada durante dos semanas y media. Va a ser complicado porque la superficie es difícil. Pase lo que pase, habré hecho una muy buena temporada. Voy a hacer todo lo que pueda".

Todo lo que Nadal puede es mucho. El chico tiene una agenda apretada. Hoy se reúne con un patrocinador y atiende a un programa de radio por la noche. Mañana se pasará tres horas y media fotografiándose con las prendas de la marca deportiva que le viste. El sábado, sin compromisos. El domingo, día de la prensa, acompañado por fotografías junto a su imagen convertida en escultura de guerrero chino en terracota. Y en medio, 600 peticiones de entrevistas. Es el precio de ser un símbolo, aunque Nadal no pierda el norte. En sus planes de esta semana mandan, como siempre, los entrenamientos. Siempre, la pista. Siempre, Toni. Y el mismo objetivo: "Mejorar, mejorar siempre".

Rafael Nadal se prepara ayer en Madrid junto a su tío y entrenador, Toni.
Rafael Nadal se prepara ayer en Madrid junto a su tío y entrenador, Toni.EFE

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