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Amargo dominó

Las penalidades del grupo Transáfrica por el agujero de un banco argentino

El informe de la Fiscalía de Anticorrupción es un movimiento de ficha más en el dominó económico de riesgos en que se ha convertido el fenómeno de la mundialización. Este dominó cuenta con piezas de doble cara. A Transáfrica, el primer grupo español comercializador de materias primas y a la agencia de valores AVA, les ha tocado el lado amargo y han suspendido pagos arrastrados por el efecto en cadena que ha provocado el agujero de unos 15.000 millones de pesetas del banco argentino UNB Medefin, controlado por Socimer (100% de Transáfrica).El grupo que fundara la familia Salama ha solicitado un plazo de dos años y 11 meses a los acreedores para cancerar una deuda total de 20.500 millones de pesetas. Hacienda y la BNP son los primeros acreedores.

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La secuencia del proceso tuvo su origen en la compra de esta entidad bancaria en el año 1996 por Socimer International Limited (Socimer), filial al 100% de Transáfrica. Las auditorías desvelaron un déficit patrimonial de 15.000 millones de pesetas y el Banco Central de Argentina solicitó, sin ningún éxito, a Socimer que aportara esos recursos.

Socimer captó fondos en España de clientes cuya cartera era gestionada por AVA, agencia de valores con sede en Zaragoza. Socimer era la entidad depositaria de esos fondos (curiosamente por valor de 15.000 millones de pesetas) y en unos casos los gravó y en otros vendió los valores de los clientes de AVA que tenía en custodia, según la agencia.

El Banco Central de Bahamas, donde tiene la sede social Socimer, decretó la intervención de la entidad como medida preventiva para defender los intereses de sus clientes y esto llevó a la suspensión de pagos de Transáfrica y dos filiales (Pescafina y Pez Austral) con un pasivo global de 20.500 millones.

Como pieza principal en este tablero de crisis encadenadas queda el grupo suizo André & Cie, una de las primeras firmas mundiales en la comercialización de materias primas. Una vez que suspendió pagos Transáfrica, su principal accionista, André & Cie, que controla el 49% del capital de forma directa y otro 16% al contar con la sindicación del presidente de Transáfrica, Rafael Salama Benoliel, (acuerdo de consejo de febrero de 1996) se autoeximió de culpa y dijo que tiene una participación "minoritaria".

Creada en 1951 por lsaac Salama Benatar, Transáfrica, comenzó a operar en el negocio de los productos alimenticios., especialmente cereales y derivados. En la década de los años 60 y de la mano de su fundador, un sefardí con nacionalidad española, el grupo se convirtió en una de las principales empresas de comercio exterior de España y en los años 70 se expandió por los cinco continentes. La familia estaba ubicada en Tánger donde mentenía actividades comerciales. Además de especializarse en la actividad comercial, entre sus participaciones destacaba la del diario La España de Tánger.

lsaac tuvo un hijo, José Salama Ubago, con su primera mujer y dos, Jaime Salama Benoliel y Rafael Salama Benoliel, con la segunda. En 1976, decidió diversificar y crear Socimer como brazo financiero del grupo. Socimer, con sede en Ginebra, presta servicios financieros.

La relación del grupo suizo André & Cie con Transáfrica se remonta al año 1988. La multinacional de comercialización de materias primas tomó una participación del 50% en Transcatalana de Comercio, filial de Transáfrica. Entonces era el presidente de Transáfrica, José Salama Ubago. En 1991, André & Cie compró el 49% de la matriz de Transáfrica y José Salama Ubago y Jaime Salama Benoliel, (hermanos solamente de padre) salieron de la gestión de la compañía y se desvinculan de ella. Tomó la presidencia de Transáfrica Rafael Salama Benoliel que aún permanece en la actualidad.

En 1991 y 1992 la dirección de Transáfrica la asumió Luis Español y la deja a final de 1992 cuando Daniel Salama Millet, pilota un plan de reestructuración que vuelve a cimentar el futuro. Daniel Salama Millet se desvinculó totalmente de la empresa en 1995 cuando André & Cie nombró representante suyo a Enrique Castañeda. En el año 1992 José Salama Ubago decidió vender todas sus acciones. En 1995, reestructurado el grupo, el presidente Rafael Salama Benoliel, delegó su 16% con André & Cie y la decisiones nacen de Suiza.

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