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La crisis del euro | La respuesta de los Gobiernos

Alemania confía en alcanzar un consenso europeo sobre Grecia el próximo jueves

El Gobierno alemán sigue ocultando sus cartas para la cumbre de Bruselas del próximo jueves. La canciller Angela Merkel frenó la reunión extraordinaria que debía haberse celebrado el pasado viernes y sembró dudas sobre la conveniencia del encuentro de pasado mañana. Sin embargo, sus portavoces dijeron ayer que confiaban en que los 17 países del euro alcancen el consenso sobre el rescate de Grecia. La incertidumbre en los mercados sobre el contenido de dicho acuerdo elevó ayer la presión sobre los bonos europeos. Con su reticencia a la reunión de la semana pasada, que consideró "demasiado temprana", Merkel y su ministro de Hacienda, el también democristiano Wolfgang Schäuble, ganaron tiempo para sumar apoyos a la participación privada en el rescate. La cuestión ahora es cómo se planteará esa participación.

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El enfrentamiento entre Berlín y el Banco Central Europeo (BCE) sigue abierto. Los banqueros de Fráncfort, con su presidente Jean-Claude Trichet a la cabeza, rechazan cualquier medida que pueda ser interpretada como un "impago" por parte de las agencias de calificación. Merkel y Schäuble, en cambio, temen que el Parlamento federal (Bundestag) no apruebe nuevos desembolsos a favor de Grecia si no se incluye en él a los tenedores privados de bonos helenos.

En una entrevista en el Financial Times Deutschland, Trichet advertía ayer de que, si Atenas se termina declarando insolvente, "los países socios tendrán que asumir la responsabilidad" financiera. Merkel dijo el domingo que su Gobierno "no trabaja para conseguir una reestructuración de la deuda", pero tampoco rechazó esta posibilidad tajantemente. La interpretación más extendida es que Alemania estudia este escenario como una de las posibilidades inmediatas. Entre muchos de los expertos y augures que tratan de explicar la crisis, la reestructuración de la deuda griega cuenta como algo ya inevitable. Pero el BCE lo rechaza de plano.

Ayer, el diario Die Welt informaba de que sobre la mesa hay una nueva tasa bancaria con la que los institutos privados contribuirían en el rescate griego.

A las tensiones entre el BCE y el Gobierno alemán se suman las diferencias entre Merkel y Schäuble sobre el alcance de esta participación privada. Schäuble lleva tres meses defendiendo que esta vaya tan lejos como sea posible. La canciller defiende planes más moderados e insiste en incluir al BCE en el "consenso" sobre el paquete de ayudas. De momento, en Alemania no se oye más que una cacofonía de propuestas y contrapropuestas.

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