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El BCE mantiene los tipos y apunta a una retirada paulatina de estímulos

El eurobanco da un primer paso para cerrar la 'barra libre' de liquidez

Primeros -y tímidos- pasos hacia el final de las medidas extraordinarias de liquidez. El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, dejó ayer intactos los tipos de interés en el 1%, pero esbozó la estrategia de salida de la fenomenal expansión monetaria de la eurozona en los últimos meses para luchar contra la gran recesión económica y la gran depresión financiera. La barra libre de dinero -los préstamos a un año por un importe ilimitado y a tipo fijo que han mantenido a la banca a flote en lo peor de la crisis- tiene los días contados: no se prolongará durante 2010. "Nunca dijimos que estas medidas fueran a ser eternas", aseguró el banquero central.

A Trichet le gusta ganar tiempo: ser previsible para evitar sorpresas en los mercados. Y eso hizo. Dejó para la reunión de diciembre la decisión definitiva sobre el calendario de las subastas de liquidez, pero con su proverbial cautela señaló con claridad la puerta de la estrategia de salida: "Las medidas extraordinarias se retirarán de manera oportuna y gradual". "Teniendo en cuenta la mejoría de los mercados financieros, no todas las medidas serán necesarias con el mismo alcance que en el pasado", sentenció.

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Para Goldman Sachs, eso supone que la próxima subasta, del 16 de diciembre, "será probablemente la última".

El euro se revalorizó con fuerza tras las palabras de Trichet, aunque después se relajó y acabó el día como lo había empezado, en torno a los 1,48 dólares por unidad. Y las Bolsas europeas cerraron con subidas moderadas.

El presidente del banco central alemán, Axel Weber -siempre a favor de cerrar el grifo de la política monetaria-, había insinuado hace unos días que los préstamos a 12 meses podían ver su fin pronto. Nadie espera que eso suponga una subida inmediata del precio del dinero: los primeros incrementos no llegarán al menos hasta mediados del año próximo, según los augures del eurobanco. Pero es probable que el drenaje gradual del diluvio de liquidez sobre la banca sea un primer paso en esa dirección. "Sospecho que Trichet hubiera preferido esperar hasta diciembre", afirmó Julian Callow, de Barclays, "pero ha dado claras señales sobre la estrategia de salida".

Con la inflación bajo control, el BCE está dispuesto a esperar hasta que la recuperación económica esté consolidada antes de tocar los tipos. Pero con condiciones subliminales. No forzará la máquina siempre y cuando los países de la zona euro estén haciendo esfuerzos visibles para lograr una consolidación fiscal, especialmente en los que presentan peores cifras.

Trichet señaló en particular a dos: Francia y España, que acumulan grandes déficit públicos -aunque valoró las iniciativas de subidas impositivas que han puesto en marcha Gobiernos como el español-, y criticó veladamente las rebajas tributarias de Alemania: "Si no somos creíbles respecto a la sostenibilidad de las finanzas públicas, Europa pagará un precio muy alto".

Las previsiones macroeconómicas de la UE para los próximos dos años hacen pensar a la institución encabezada por Trichet que la economía europea "da señales de recuperación". Sin embargo, "la incertidumbre permanece; muchos de los factores que la sustentan son de carácter temporal", expuso Trichet en la conferencia mensual, en la sede de Francfort.

A esas dudas se añade la mala salud de hierro del sector financiero, con el crédito congelado: "La paulatina mejora de las condiciones financieras debería apoyar la demanda del crédito de ahora en adelante", reclamó.

Al igual que el BCE -y que la Reserva Federal el pasado martes-, el Banco de Inglaterra dejó los tipos en el 0,5%, aunque anunció un nuevo incremento de su programa de compra de activos, la llamada máquina de imprimir dinero, hasta los 200.000 millones de libras (180.000 millones de euros). En la eurozona, el BCE tiene previsto adquirir apenas un tercio, 60.000 millones.

Jean-Claude Trichet durante la conferencia de prensa, ayer en Francfort.
Jean-Claude Trichet durante la conferencia de prensa, ayer en Francfort.EFE

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