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El Banco de España interviene Cajasur

La entidad de la Iglesia, casi en bancarrota, rechaza fusionarse con Unicaja

Cajasur optó ayer por el suicidio. El Consejo de Administración de la caja fundada y controlada por la Iglesia católica rechazó la fusión con Unicaja (la primera caja andaluza) y optó por ser intervenida por el Banco de España. El organismo dirigido por Miguel Ángel Fernández Ordóñez decidió, a la 1.30 horas de la madrugada, la sustitución de todo el Consejo de Administración por representantes del fondo de rescate (FROB). "Como consecuencia de los problemas de viabilidad y ante la imposibilidad de culminar la fusión con Unicaja", la intervención del Banco de España "garantiza que pueda seguir operando con normalidad". "Por tanto, los depositantes y acreedores pueden estar totalmente tranquilos", aseguró ayer de madrugada el supervisor bancario. "El sistema financiero español no va a ver afectada su solidez en absoluto por esta situación", afirmó el organismo que dirige Fernández Ordóñez.

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Esa decisión llega en medio de las dificultades de la economía española por el contagio de la crisis fiscal griega, que ha obligado al Gobierno a aprobar un drástico plan de austeridad. La caída de la entidad número veinte por activos mete más presión al sector financiero, pendiente de una reforma que se retrasa una y otra vez.

Desde que hace casi un año comenzaron las negociaciones entre la arruinada Cajasur -596 millones de euros de pérdidas en 2009, 114 millones acumulados ya en el primer trimestre de este año, al borde de la bancarrota-, todos los interlocutores de la entidad cordobesa advertían de la irracionalidad con la que los representantes de la Iglesia católica seguían en la negociación. Anoche, esa "locura" -como la denominó un miembro del consejo- cruzó un punto de no retorno. El presidente de Cajasur, el sacerdote Santiago Gómez Sierra, defendió en el consejo la intervención del Banco de España en lugar de la fusión con Unicaja. Su principal argumento: Gómez Sierra no se fía del presidente de Unicaja, Braulio Medel, con quien ha mantenido constantes enfrentamientos en los meses que ha durado la negociación entre las dos cajas andaluzas. También justificó la decisión en el hecho de que no se había llegado a un acuerdo laboral con los sindicatos y, por tanto, no se habían cumplido los compromisos pactados. Sin embargo, a lo largo de las reuniones de ayer, se alcanzó un acuerdo laboral verbal con cuatro sindicatos que contemplaba un ajuste de la plantilla de 1.224 personas con rebajas retributivas, prejubilaciones y bajas incentivadas. Las cajas pusieron 200 millones a repartir entre mil trabajadores, "con una media de 200.000 euros por persona".

La negativa a la fusión se aprobó por 11 votos a favor, ocho en contra y una abstención. Los seis sacerdotes que están en el consejo, los cuatro representantes de los impositores y el representante Aspromonte, el sindicato de la caja y afín a la Iglesia, optaron por la intervención. Los contrarios intentaron disuadir al resto del consejo de una decisión que puede suponer la liquidación de la caja, que no tiene capital suficiente para seguir operando sin una inyección del FROB, como recordó anoche el Banco de España.

El supervisor amenazó hace unas semanas con intervenir de forma fulminante Cajasur si la fusión no llegaba a buen puerto. Y por carta. Con la espada de esa intervención sobre la cabeza, los gestores de ambas entidades trabajaron ayer a lo largo del día. Pero finalmente no hubo fumata blanca. El mar de fondo del rechazo está relacionado con las estructuras salariales de ambas cajas: los empleados y sobre todo los directivos de la entidad cordobesa tienen sueldos más elevados que los de Unicaja, que ha reclamado su reducción. De lo contrario, la fusión podía disparar los costes laborales de Unicaja.

El Banco de España alargó incluso el plazo límite para que ambos consejos dieran luz verde al acuerdo, fijado para las ocho de la tarde de ayer. Previamente al rechazo por parte de Cajasur, el consejo de Unicaja, la mayor entidad de Andalucía, había aprobado la fusión. Desde primera hora de la mañana, el presidente de Unicaja, Braulio Medel, se empleó a fondo para intentar conseguir un acuerdo con los sindicatos, a quienes consiguió arrancar un pacto verbal. Medel no quería repetir el fracaso vivido con Caja Castilla La Mancha, que se intervino tras casi lograr su fusión. "Peor que la no fusión es una mala fusión", decían ayer en la caja malagueña.

Los acontecimientos se precipitaron a partir de las 22.30 de la noche. A esa hora, Unicaja daba luz verde a la integración: "El consejo de Unicaja ha aprobado hoy [por ayer] el proyecto de fusión de Unicaja con Cajasur" con un comunicado. Cuando parecía que Cajasur iba a hacer lo mismo, se descolgó rechazando la fusión. El vicepresidente de Cajasur, Salvador Blanco, reconoció que ese paso "suponía la intervención".

El presidente de Cajasur, Antonio Gómez Sierra, a la salida del consejo.
El presidente de Cajasur, Antonio Gómez Sierra, a la salida del consejo.EFE

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