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La crisis financiera

Berlusconi endurece el plan de ajuste con nuevos impuestos y libertad de despido

Las medidas llegan hasta el traslado de festividades no religiosas al domingo

Un impuesto sobre las rentas y libertad de despido. Estas son dos de las medidas del nuevo plan de ajuste que el Ejecutivo italiano está preparando para complacer al Banco Central Europeo (BCE), que impuso a Roma la obligación de alcanzar el equilibrio presupuestario en el año 2013.

Las grandes líneas del plan las esbozó ayer el titular de Economía, Giulio Tremonti, ante las comisiones parlamentarias de Asuntos Constitucionales y de Cuentas. "Hay que restaurar el paquete de austeridad de julio. Desde entonces, la crisis se ha intensificado y así nos lo piden las autoridades europeas", comenzó el ministro, que se dedicó a desgranar un largo listado de intervenciones destinadas a sanear el déficit de la tercera economía de la eurozona, un año antes de lo previsto hace tres semanas. Sin embargo, no detalló ninguna. Como ha reconocido el propio Gobierno, aún no se ha decidido qué recetas van a confluir en el decreto ley que recogerá el plan. Lo va a definir el Consejo de Ministros que el presidente Silvio Berlusconi convocó para la semana que viene, pero podría ser adelantado a hoy o al martes.

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La sesión parlamentaria de ayer, igual que la reunión con los agentes sociales del miércoles, no tuvo efecto alguno en el plan de la negociación. Tremonti leyó su discurso y la oposición contestó contrariada. "Queréis que firmemos un cheque en blanco", dijo Antonio Di Pietro, de la Italia de los Valores; "haced el favor de iros a casa". "Pedís colaboración, pero antes tenéis que explicarnos lo que queréis hacer y, sobre todo, por qué no lo habéis hecho en los últimos tres años y medio", afirmó Pier Luigi Bersani, del Partido Democrático.

Sin embargo, el comentario más duro lo formuló Umberto Bossi, líder de la federalista Liga Norte, socia del Gabinete: "Mucho humo y poca chicha", evaluó. Bossi no digiere la reforma de las pensiones y los impuestos para rentas superiores a 60.000 euros anuales. Berlusconi sabe que debe tener mucho cuidado en no tensar la relación con el único aliado que le queda. Por eso se parapeta tras un Tremonti más aislado cada vez. Los equilibrios internos de la mayoría gubernamental chirrían: cuatro pesos pesados del Pueblo de la Libertad amenazaron con votar en contra del decreto.

Las medidas anticrisis -según la prensa- van desde la congelación del sueldo de los funcionarios hasta el recorte del gasto de la clase política; desde la intención de celebrar las festividades no religiosas el domingo, hasta el incremento del 12,5% al 20% del impuesto sobre los rendimientos financieros, pasando por más tasas sobre la segunda vivienda. Dos cambios en la constitución -que van a llevar por lo menos seis meses- impondrán por ley la obligación de no presentar presupuestos en números rojos y de abrir paso a las liberalizaciones de las empresas. Las empresas municipales podrán ser privatizadas.

Pero nadie en el Gobierno especifica cuánto dinero entrará en las arcas públicas y cómo tienen planeado actuar. Tan es así, que el mismo Giorgio Napolitano, jefe del Estado, volvió de vacaciones para aclarar ideas. Y en la tarde de ayer se entrevistó con Berlusconi, Tremonti y Gianni Letta, consejero del primer ministro y verdadero urdidor de la política autóctona.

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