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Caixa Catalunya cede a las de Tarragona y Manresa el 40% de los cargos de poder

Luz verde unánime a la creación antes de julio de la cuarta caja de España

El encaje de bolillos y los equilibrios en el reparto de poder han sido tantos y tan medidos en las últimas semanas que, ayer, en los tres consejos de administración convocados para bendecir la segunda gran fusión de cajas de Cataluña, hubo fumata blanca por unanimidad. Caixa Catalunya, más de nueve veces mayor que Caixa Manresa y más de cinco que Caixa Tarragona, cederá un peso del 20% a cada una en los órganos de gobierno de la nueva entidad que surgirá de la integración, que se estima será una realidad antes de julio de 2010 y ocupará el cuarto lugar por tamaño en España.

Las reuniones paralelas de los consejos se alargaron casi cuatro horas y de ellas surgió un nuevo rediseño del mapa catalán de cajas, que hasta ahora tenía 10 actores y, que en dos movimientos, se ha quedado con cinco. Las tres marcas de los nuevos protagonistas del sector (Catalunya, Manresa y Tarragona) dejarán de existir a medio plazo, en una decisión consensuada que busca proyectar el nacimiento de una nueva entidad "con vocación de liderazgo económica y social en Cataluña y en el resto del Estado".

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El comunicado conjunto de las cajas subraya la "lógica económica" de la operación, que ahora inicia un plan de integración para ganar competitividad que augura un recorte significativo de excedentes de oficinas y plantilla, con los mayores solapamientos de la red en la provincia de Barcelona. CC OO dio un sí inicial, pero condicionó su apoyo a que se garantice el empleo y se homologuen las condiciones laborales a las de Caixa Catalunya (de media, la plantilla cobra un 25% más).

La operación ha sido encajada con recelo por algunos sectores empresariales de Tarragona, temerosos de ver restringidas sus fuentes de financiación, y, sobre todo, por los nacionalistas de CiU en Tarragona, que hablan de operación política.

La Diputación de Barcelona, gobernada por el PSC, es la entidad fundadora de Caixa Catalunya, presidida además por Narcís Serra, el ex vicepresidente socialista que pilotará transitoriamente la nueva entidad. Toda la operación parece haber sido planificada para evitar aparecer como una absorción de una caja mediana (Tarragona, 11.044 millones de activos) y otra pequeña (Manresa, 6.781 millones) por parte de Catalunya. No sólo en el reparto de cargos: tras el presidente, que consensuarán las diputaciones de Barcelona y Tarragona, habrá cuatro vicepresidencias: las dos primeras, se espera que por este orden, para Manresa y Tarragona; las otras dos las ostentarán los impositores y los poderes locales.

Otro de los equilibrios es la obra social, que, sumada, en 2009 será de 79,2 millones. Para "garantizar la proximidad y complicidad con los territoros", la nueva caja contará con las fundaciones de Tarragona y Manresa, que gestionarán un 30% de la inversión en obra social, al margen de que, en el otro 70%, se invierta también en ambas localidades.

La sede social será la de Caixa Catalunya, que pone, además, al primer ejecutivo. Si sirve de anticipo, la gestión de Adolf Todó en los casi dos años que lleva al frente de la segunda caja catalana ha combinado una agresiva acción comercial con un drástico recorte de gastos, del orden del 20%, acompañado de una batalla contra la morosidad, desbocada hasta el cambio de signo del segundo trimestre (5,38%). En su etapa profesional anterior, Todó lideró ya un vuelco en la gestión de la pequeña Caixa Manresa, que ahora ha hecho valer su situación más saneada para asegurarse su sobrerrepresentación. En la asamblea general, Manresa tiene un 20,7% de peso en las fundadoras de la nueva caja, igual que Tarragona, frente al 58,6% de Barcelona. En el consejo, con 21 miembros, las entidades fundadoras aportan siete. Y se reparten así: Catalunya aporta cuatro, Tarragona aporta dos y Manresa, uno. Y el consejo deberá aprobar por dos tercios el nombramiento del presidente.

En Cataluña, quedan ahora a su aire Caixa Penedès, abierta a distintas opciones, Caixa Laietana, que se resiste a cualquier operación, y La Caixa. Ayer, el director general de ésta, Juan María Nin, alertó de que "el mapa no es definitivo", aunque aseguró, en el balance de dos años de actuación del Microbank, que el Banco de España no ha pedido ayuda a La Caixa en la reestructuración del mapa, informa Amanda Mars.

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