Davos toma el pulso de la crisis con mínima presencia española
Merkel, Sarkozy y Cameron, entre los protagonistas
Casi 25 millones de personas -más de la mitad de la población española- tienen más de un millón de dólares, una casa en propiedad, una colección de arte y un lustroso plan de pensiones, según un gran banco de inversión. En un mundo cada vez más dominado por las leyes del dinero, los ambiciosos, los competitivos, los anglosajones y los banqueros controlan la partida. Muchos de aquellos millonarios y la gran mayoría de los que tienen algo que decir en la citada partida de la economía mundial están desde hoy en Davos, que reúne desde los setenta a las élites globales en una exclusiva estación de esquí suiza.
El lema de esta edición es Reglas compartidas para la nueva realidad , pero purgando ese encabezamiento de retórica queda poco más o menos lo de siempre: tratar de salvar el mundo. Resulta difícil equivocarse al apostar a que el foro difícilmente va a satisfacer las expectativas.
Salgado expondrá la situación de España y de sus reformas
La guerra de divisas, el poderío emergente de China, el alza de los precios de las materias primas y los conflictos geopolíticos ocuparán buena parte de la cita. Pero los problemas fiscales de la eurozona y sus bancos dominarán la escena. La canciller alemana Angela Merkel será una de las grandes protagonistas de Davos 2011, a la que asistirán también Nicolas Sarkozy, David Cameron y sobre todo varios ministros de Economía y Finanzas de la eurozona, que no acaba de cerrar una crisis casi endémica. La vicepresidenta española Elena Salgado -que participará en una sesión cerrada al público- encabeza la exigua representación española, acompañada de la directora del Tesoro, Soledad Núñez.
Apenas hay españoles -el economista Xavier Sala Martín y el geógrafo Enric Sala- entre el millar de elegidos por el foro para protagonizar las sesiones de este año. Los principales bancos estarán entre los asistentes: Francisco González, del BBVA, y Ana Patricia Botín, del grupo Santander, han confirmado su asistencia, junto a una decena larga de ejecutivos de otros sectores.
Lo más interesante de Davos no son las sesiones abiertas al público; ni siquiera las que se celebran a puerta cerrada. Son los pasillos. Y ahí no hay dudas de que España, con su reforma financiera recién sacada del horno, con las pensiones en plena negociación y con el miedo a que Portugal acabe pidiendo un rescate y reabra la crisis de la deuda, tendrá su cuota de protagonismo.