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Reportaje:Economía global

Doha, el eterno fracaso

Los expertos empiezan a hablar de una negociación a 'dos velocidades'

El pasado martes, Pascal Lamy, director de la Organización Mundial de Comercio (OMC), admitió el fracaso de las negociaciones comerciales para concluir la Ronda de Doha. A pesar de que el francés anunció que "no tiraría la toalla", pocos apuestan hoy por el reinicio, a corto o medio plazo, de unas conversaciones que no han dado fruto y cuyo origen se remonta a 2001, en plena ola de solidaridad internacional tras los atentados del 11-S.

Han sido nueve días de negociaciones en Ginebra entre el "grupo de los Siete" [Estados Unidos, UE, India, Brasil, Australia, China y Japón], que representa el 80% de transacciones comerciales mundiales.

El elemento central de la negociación, y su principal fuente de conflicto, pasaba por una reducción de las subvenciones a la agricultura en los países desarrollados, especialmente Estados Unidos y la Unión Europea. A cambio, los países emergentes bajarían los derechos de aduana para los productos industriales.

La crisis financiera refuerza las tendencias proteccionistas
La situación política de India y Estados unidos no favorecía un acuerdo

A pesar de ciertos progresos, el jarro de agua fría llegó cuando la representante de Comercio de Estados Unidos, Susan Schwab, anunció la suspensión de las negociaciones. Una "muy mala señal para la economía mundial" en plena crisis global y con la recesión golpeando a la puerta de varios países.

La razón de la ruptura hay que buscarla en la cláusula de salvaguarda (SSM, por sus siglas en inglés). Una medida cuyo objeto es proteger a los países de las importaciones masivas de productos agrícolas que podrían poner en riesgo el campo local. Esta política, defendida por la India, promueve la implantación de dicha cláusula en caso de un 10% del aumento de las importaciones de productos agrícolas de bajo precio. Un techo que EE UU quería aplicar cuando el alza llegara al 40% y que para la India resultaba "inaceptable".

Numerosos analistas destacan que India se acerca a un periodo electoral y que el Gobierno no puede aceptar medidas que pongan en peligro a 600 millones de campesinos que practican una agricultura de subsistencia. "India intenta proteger a esta masa de potenciales electores de una eventual inundación de soja o trigo extranjero", explicó a EL PAÍS un diplomático europeo. Pero la paradoja es que, al mismo tiempo que busca proteger su agricultura, India pide una liberalización casi absoluta en el movimiento de personas para poder enviar a cualquier lugar del mundo a su altamente cualificado ejército de informáticos y técnicos.

No es el único país en plena transición. Todos los observadores coinciden en que el inminente cambio de inquilino en la Casa Blanca tampoco ha ayudado a la Ronda de Doha. La delegación americana representaría a un gobierno en sus últimas horas, y varios países vieron en esa circunstancia un motivo de duda sobre la solidez de las propuestas americanas. Incluso un grupo de senadores americanos, miembros del Partido Demócrata, hicieron saber en una carta abierta que la Administración de Bush no podía negociar acuerdos dada la caducidad del fast track (vía rápida), autoridad que el Congreso otorga al presidente para cerrar acuerdos sin que puedan ser luego enmendados por la Cámara. "Ahora, toda propuesta hubiera sido desmenuzada en Washington, haciendo casi imposible la aprobación de un paquete de medidas", explicó un funcionario de la OMC. "Todo indica que no habrá nuevas rondas de negociación hasta que haya asumido su cargo el futuro presidente de Estados Unidos", apuntó.

De hecho, los tiempos han cambiado desde el 11-S, y no es éste un momento propicio para convencer a la opinión pública de los países desarrollados de apoyar la supresión de barreras al comercio. Un argumento solidario que encuentra poco eco en plena crisis financiera. "Hay un miedo real, y no sólo en los países pobres, a ver sus mercados inundados de productos baratos", analizó un observador. Un miedo que refuerza las tendencias proteccionistas.

A la hora de las razones de este nuevo fracaso, la mayoría de los observadores denuncia al propio sistema de la OMC. Dicen que es "virtualmente imposible" que 153 países con intereses tan diversos puedan ponerse de acuerdo sobre un paquete de 20 medidas que afectan desde la agricultura hasta los derechos de aduana. Esa "política de consenso forzoso" mantendría paralizado al organismo.

Los expertos comienzan a hablar -por el momento, en voz baja- de una posible "OMC a dos velocidades". "Quizá en el futuro, en vez de ser tan ambiciosos como hasta ahora, debamos contemplar la posibilidad de un cambio de método que haga posible la firma de acuerdos parciales entre grupos de naciones con intereses comunes", analizó un funcionario.

Pese a la derrota, muchos diplomáticos consideran que los progresos obtenidos son importantes. Silvia Iranzo, secretaria de Estado de Comercio de España, asegura que "se debe abrir un proceso de reflexión que permita no tirar por la borda el inmenso trabajo realizado". Un miembro de la OMC resumió con humor: "Construimos el puente en un 80%, pero eso no basta para cruzar un río".

El director de la OMC, Pascal Lamy, en una de las reuniones.
El director de la OMC, Pascal Lamy, en una de las reuniones.EFE

ESTADOS UNIDOS

Su representante, Susan Schwab, ofreció recortar las subvenciones agrícolas hasta un tope de 15.000 millones de dólares. Según el diario suizo Le Temps, el presidente George W. Bush "habría llamado en persona a unos veinte jefes de Estado para pedirles firmar un acuerdo". Sin éxito, como ha podido comprobarse.

BRASIL

Liderados por el canciller Celso Amorim, los brasileños "negociaron magistralmente" y se mostraron abiertos al diálogo, según los observadores. A pesar de ello, y en tanto que uno de los grandes exportadores agrícolas netos, puede decirse que Brasil es el gran perdedor de esta negociación frustrada.

INDIA

El ministro de Comercio, Kamal Nath, ha defendido con uñas y dientes la seguridad de sus productores agrícolas de la competencia externa. Visto como uno de los responsables del fracaso de las negociaciones por su intransigencia, Nath pide al mismo tiempo una gran libertad de movimiento para sus técnicos y especialistas.

UNIÓN EUROPEA

Dirigidos por el comisario de Comercio, Peter Mandelson, los europeos están en el origen de esta fase de la Ronda de Doha. Dispuestos a importantes reducciones de ayudas a sus productos agrícolas, exigen la apertura de los mercados emergentes a su industria. Los expertos afirman que Mandelson llegó "con las manos atadas".

CHINA

En estas negociaciones, China asumió finalmente su papel de gran potencia, a pesar de ser una relativa recién llegada a la OMC, organismo al que accedió en 2001. Mientras buscan un cierto equilibrio, son los grandes beneficiarios del actual estado del comercio internacional. Su postura es cercana a la de sus vecinos de la India.

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