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Tribuna:EFECTOS DE LA POLITICA ECONÓMICA DEL PRESIDENTE REAGAN
Tribuna
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La paradoja del déficit público de EE UU

La dimensión y características presentadas por el déficit público de Estados Unidos convierten éste fenómeno en un elemento de preocupación debido a las graves repercusiones que está teniendo sobre la economía mundial. El origen del déficit público federal debe buscarse en la aplicación de la denominada "política de oferta" defendida por la Administración Reagan, cuyas líneas directrices pueden sintetizarse en una reducción simultánea de la fiscalidad y de los gastos públicos. El hecho de que la reducción practicada en el ámbito tributario no fuera acompañada de una caída simultánea en el gasto público provocó la aparición, a partir de 1981, de un importante déficit, frente al cual todavía no se ha diseñado más política que la consistente en financiarlo a través de un crecimiento progresivo de la deuda pública.Una serie de datos publicados por la OCDE y recogidos en el número 24 de la revista Papeles de Economía Española bastará para valorar en su justo término la intensidad del problema y su repercusión en el ámbito internacional. Si se atiende a la capacidad o necesidad de financiación del conjunto de las Administraciones públicas federales en relación al producto interior bruto (PIB), se observa que la evolución del saldo presupuestario efectivo en Estados Unidos presenta diferencias de interés con respecto a los siete grandes países de la OCDE: Japón, Alemania Occidental, Francia, Reino Unido, Italia, Canadá y Estados Unidos.

Así, si bien este bloque comienza a registrar importantes necesidades de financiación a partir de 1974 -las cuales se han visto fuertemente agravadas a raíz de la segunda crisis del petróleo de 1979-, Estados Unidos ha registrado capacidad de financiación en 1978 y 1979, situándose en 1980 en valores negativos que se verán agravados en 1982, con una necesidad de financiación del 3,8%, y en 1983, en que la necesidad de financiación se situaría en el 4,1%. Comportamiento éste que se explica, de un lado, por la progresiva reducción experimentada por los impuestos directos y, de otro, por el crecimiento de los gastos militares, el cual no se vio compensado por una reducción paralela del gasto público civil, como consecuencia de la política de oferta aplicada en Estados Unidos a partir de 1981. Ahora bien, la información disponible para 1984 refleja un cambio en esta tendencia que se traduce en la reducción del ratio contemplado aproximadamente en un punto con respecto a 1983, cambio que asimismo se aprecia para el bloque de los siete grandes países de la OCDE.

No obstante, hay un dato diferenciador. Esta tendencia generalizada a la reducción del déficit público que se observa en 1984 ha venido acompañada, en el caso de Estados Unidos, de una reducción de la participación de los ingresos y de los gastos corrientes efectivos en el PIB y, en el de los países de la OCDE, de un incremento de la participación de los citados ingresos y gastos en el PIB.

La variación total del saldo presupuestario efectivo en el período 1971-1984 ha sido en Estados Unidos del -2,1 % del PIB, del cual 1,3 puntos corresponden a variaciones ligadas a la evolución de la actividad, y 0,8 puntos, a las acciones deliberadas de los poderes públicos. En el caso de los siete grandes países de la OCDE, los estabilizadores automáticos explican alrededor del 54% de la variación del saldo, efectivo, que fue del -3,5% para el período 1971-1984.

Los tipos de interés

Un aspecto del déficit público federal que reviste especial interés es el comportamiento de la carga de intereses de la deuda pública en relación con el PIB. Así, mientras que en el período 1970-1980 el ratio intereses de la deuda/PIB ha permanecido relativamente constante con un valor situado en torno al 1,3%,en 1983 se ha elevado al 2,1 %, lo que supone un incremento del 61,53% respecto al valor alcanzado en 1980. La razón básica que permite explicar esta tendencia alcista del ratio son los elevados tipos de interés reales de los empréstitos públicos que se han alcanzado durante los últimos años, y que han contribuido a aumentar su atractivo.

De esta manera, el déficit federal de Estados Unidos ha ejercido una fuerte presión al alza de los tipos reales de interés de la economía norteamericana y sobre la cotización del dólar (la cual se ha incrementado aproximadamente en un 70% desde 1980), alimentando así los desequilibrios de la balanza de pagos por cuenta corriente estadounidenses y dando lugar a una situación paradójica en la medida en que este país se convierte en el gran importador neto de capitales de la economía mundial, si bien el componente básico de esta entrada de fondos extranjeros ha revestido la forma de depósitos bancarios o de adquisiciones de títulos de renta fija, y, no de inversiones directas o en títulos valores de empresas norteamericanas.

Al mismo tiempo, el déficit estadounidense ha provocado la elevación de los tipos reales de interés en el mercado mundial de capitales, induciendo a los Gobiernos de los países europeos a adoptar políticas monetarias y fiscales restrictivas que permitieran contrarrestar la presión inflacionista provocada por la caída de la cotización de sus monedas, lo cual se ha traducido en un aumento progresivo de las tasas de desempleo en estos países.

En relación a las actuaciones a medio y largo plazo orientadas a la reducción del déficit público norteamericano, existe un fuerte consenso entre los economistas norteamericanos sobre la necesidad de reducir significativamente el volumen de gasto público, siendo los probables candidatos para este recorte los programas de defensa, pensiones y asistencia médica. Sólo a través de esta reducción del gasto será posible interrumpir el aumento proyectado del ratio deuda/PIB y, en consecuencia, de evitar que la sucesiva monetarización de una deuda creciente pueda disparar la inflación. Si, alternativamente, se acepta la necesidad de incrementar los impuestos, tales aumentos deberán ser realizados evitando la desincentivación al trabajo, al ahorro y a la inversión, por lo que, en última instancia, resulta, necesario introducir cambios sustanciales en el sistema fiscal como los planteados recientemente en los informes sobre reforma tributaria elaborados por el Departamento del Tesoro norteamericano en 1984 y 1985.

José Antonio Rodríguez y Juan José Rubio Guerrero son profesores de Hacienda Pública de la universidad Complutense.

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