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Columna
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Ni España está ni se la espera

Xavier Vidal-Folch

Reforzar la política de austeridad presupuestaria, o lo que es lo mismo, endurecer el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) del euro, es el gran asunto del momento, en el camino hacia la unión económica. Pero España ni está ni se la espera. El Gobierno ni sabe ni contesta. La oposición no comparece. ¡Nos jugamos las habichuelas y están de brazos caídos!

La vicepresidenta Salgado se opuso el 7 de septiembre a nuevas sanciones a los incumplidores de los techos máximos de déficit y deuda. El presidente Zapatero aplaudió en la cumbre del día 16 unas nuevas sanciones en el PEC, "eficaces, automáticas y directas". Salgado reiteró el lunes 27 su discrepancia con nuevas sanciones (no ya por déficit, sino por desequilibrios macro). O sea, ruido verbal.

Por vez primera ni Gobierno ni oposición aportan nada al debate de la UE: la austeridad

A las seis propuestas de la Comisión han contribuido con papeles varios el equipo de Van Rompuy y 16 de los 27 Gobiernos de la Unión: los grandes como Alemania, Francia, Italia y Reino Unido, por supuesto. Pero también gnomos como Eslovaquia o Estonia... y Bulgaria. ¡Por vez primera en un cuarto de siglo España es incapaz de escribir una propuesta, una aportación, una fórmula!

De momento, el pastel queda así. Gana el pontífice de la ortodoxia, Alemania, al endurecer las sanciones, ampliar los mecanismos de vigilancia e incorporar a las futuras normas nuevos conceptos ("política fiscal prudente") y procedimientos (contra el desequilibrio macroeconómico). Pero la resistencia de Francia (con Italia y Bélgica) aplaza a otro paquete legislativo castigos como la retirada de los fondos estructurales o del derecho al voto. Y suaviza una pizca el automatismo de las sanciones que postulaban Berlín, Bruselas y Francfort.

La experiencia española permitiría aportar, al menos, cuatro ideas:

1.- Desgermanizar el Pacto. Si hay que endurecer el PEC, hágase, pero no solo modulando las sanciones, sino también cambiando los criterios que permiten sancionar o eximir del castigo. Elimínense los que suavizaron en 2005 el PEC, al eximir de facto las sanciones a países con perfil tipo Alemania o Francia.

2.- Las multas, a la bolsa común. Acábese con la vergüenza de que el importe de las multas "se distribuya entre los Estados miembros del área euro no involucrados en un procedimiento de desequilibrio", según el texto COM(2010)525/2. Que nutran el Presupuesto común (aún demasiado enclenque) o una institución común o el fondo de rescate común.

3.- Reforzar el semiautomatismo. Sería sensato un mayor plazo (solo se prevén 10 días) para las sanciones, y al tiempo un umbral de mayoría que desborde la que puedan trabar París y Berlín en su exclusivo beneficio, como en 2003. Quizá una mayoría supercualificada.

4.- Dar contenido a la C. La C (Crecimiento) del PEC es mera retórica, que aportó en su día la mala conciencia francesa. Nada hay en el Pacto de políticas de estímulo al crecimiento. Nada. Elimínese, pues, la C, y se acabó el engaño. O propóngase darle contenido. Es decir, avanzar sobre los dos carriles, austeridad y estímulo, no solo sobre el primero. Un designio posible: política restrictiva nacional; política expansiva comunitaria.

Eso, o lo que sea. Gobierno y oposición: abandonen la huelga (de brazos caídos). ¡Existan!

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