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España sostiene su débil reactivación por el tirón de las exportaciones

La economía crece el 0,2% en el primer trimestre, según el Banco de España - La demanda externa compensa la atonía del consumo de las familias

Claudi Pérez

Los banqueros son a día de hoy el mejor indicador adelantado de lo que le puede suceder a la economía española. Y los banqueros llevan días insistiendo en que el grifo del crédito está cerrado -y va a seguir cerrado- para purgar una década de excesos que hincharon una enorme burbuja en la construcción. No es nada fácil salir de una crisis sin crédito, pero aun así la economía española consiguió sostener en el primer trimestre su recuperación -frágil, suave, lenta, moderada: pero recuperación al fin y al cabo- gracias al tirón de las exportaciones. Y a pesar de los pesares, que son muchos: esa asfixia del crédito, los pésimos datos de empleo y la larga resaca que aún debe purgar el sector inmobiliario figuran entre los principales lastres, junto a los coletazos de la crisis fiscal.

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El PIB español avanzó el 0,2% en el arranque del año, la misma velocidad que en el último trimestre de 2010. La tasa interanual se sitúa así en el 0,7%. Eso lleva al Banco de España a calificar de "modesta" la recuperación, dentro de una ensalada de cifras de la que sobresalen dos tendencias mixtas. "Se estima que la demanda interna apenas retrocede, mientras que la demanda exterior sigue siendo positiva por la fortaleza de las exportaciones", según el Boletín Económico que publicó la institución que dirige Miguel Fernández Ordóñez.

Los datos dicen cosas: los del Banco de España dejan claro que la reactivación española lleva plomo en las alas. Esas cifras hacen muy difícil una mejoría relevante del mercado de trabajo -en un país que acumula un tercio de los parados de la zona euro- e improbable el cumplimiento de los objetivos de crecimiento del Gobierno para el conjunto del año, entrelazados con las previsiones de recorte del déficit público. El Banco de España considera que el Ejecutivo cumplirá su objetivo de rebajar el déficit público al 6% del PIB este año.

A juicio de las fuentes consultadas, la buena noticia es que incluso con un paro de más del 20%, con esa carestía del crédito, con un sonoro reventón inmobiliario, con los precios de la gasolina por las nubes y con la amenaza de la crisis fiscal siempre presente, "la economía sigue tirando gracias a la pujanza de las empresas exportadoras, y en los próximos trimestres puede beneficiarse del empuje del turismo", resumió Emilio Ontiveros, presidente de AFI.

España necesita convencer a los mercados de que puede salir de esta, de que no tiene nada que ver con Grecia -sobre la que sobrevuelan rumores de reestructuración de la deuda e incluso de una posible salida del euro-, con Irlanda, ni siquiera con la vecina Portugal, cuyo severo plan de ajuste puede provocar una recesión de la que el país no saldrá hasta 2013. "La percepción de la economía española desde el exterior ha mejorado: las reformas y la insistencia del Gobierno en el recorte del déficit han permitido a España separarse de los países con más problemas, aunque parece difícil que se cumplan las previsiones del Ejecutivo, y eso puede obligar a tomar más medidas", explicó desde Londres Antonio García Pascual, economista de Barclays Capital.

Lo mejor de los últimos meses son las exportaciones, con alzas superiores al 20%: el saldo exterior mejora por el crecimiento de las ventas a EE UU, Alemania, Italia y los emergentes. En los próximos meses la mejora de la competitividad y el previsible buen comportamiento del sector turístico permitirán apuntalar ese flanco. Pero del informe del Banco de España se entresaca una síntesis antipática. La otra cara de la moneda de esa pujanza exterior es la demanda interna: retrocede el gasto de las Administraciones públicas y la inversión registra tasas negativas por el agujero del ladrillo. La debilidad del consumo privado -que, pese a todo, crece mínimamente- se acentúa "por la existencia de un contexto poco propicio para el gasto familiar", eufemismo para describir el miedo que despierta el auge del paro, la subida de la gasolina o de los intereses de las hipotecas, la persistente caída de la vivienda y la restricción del crédito, mayor en España que en cualquier otro país de la eurozona, según una encuesta del BCE a pequeños y medianos empresarios.

El Nobel Paul Krugman describió la situación de la economía española hace unos días como una "escena inquietante". España lleva meses depurando los excesos pasados en la construcción, la obra pública y la vivienda. En ese proceso de desendeudamiento "van a tardar en absorberse algunos desequilibrios, y no ayudan ni las previsibles subidas de tipos de interés ni los síntomas de desaceleración que parecen detectarse en la economía mundial, como demuestra la caída súbita de los precios de las materias primas y del petróleo en los dos últimos días", explicó Juan Ignacio Crespo, de Thomson Reuters.

En el lado de los riesgos, el Banco de España considera que las subidas pactadas en los convenios firmados en el primer trimestre del año -del 3,1%- son "preocupantes", ya que no encajan con la "desfavorable situación del mercado laboral". Se trata de una advertencia más dentro de una larga lista de avisos que no ha hecho más que ampliarse durante los últimos meses, por el impacto de los salarios en la competitividad. Y sin embargo el propio Gobierno, a través del Ministerio de Trabajo, reconoce que esos datos relativos al primer trimestre no son representativos porque están afectados por un cambio estadístico. Fernández Ordóñez se rebajó el sueldo un 15% el año pasado. Ganó 165.000 euros en 2010.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.
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