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La salida de la crisis

El FMI calcula que España crecerá por debajo del 2% al menos hasta 2017

El Fondo eleva las previsiones de 2011 y 2012, pero rebaja las de 2013 en adelante - El organismo cree que la economía creará 250.000 empleos en dos años

Claudi Pérez

El capitalismo en su versión española es proclive a los ciclos pronunciados: el mayor boom en décadas condujo directamente al mayor crash. Y en esas estamos. Una economía conmocionada tiene dificultades para recuperarse, puede convertirse en un globo que pierde aire, y ese es el panorama que pinta el informe de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) para España: la economía española no alcanzará crecimientos del 2% al menos hasta 2017. "A España le va a llevar muchos años conseguir que las cosas se enderecen", anunció ayer en una comparecencia ante los medios el economista jefe del FMI, el francés Olivier Blanchard, viejo conocedor de la economía española. El pesimismo del Fondo contrasta con las previsiones del Gobierno: el listón del 2% se alcanzaría tan pronto como en 2012, según Economía. Alguien se equivoca: las cifras no casan.

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La función de las previsiones económicas es hacer de la astrología una disciplina más respetable. Ese aforismo -de uno de los grandes, el economista John K. Galbraith- le viene como anillo al dedo a los pronósticos del FMI, que en los últimos años ha fallado con España más que ningún otro organismo o centro de análisis. Y sin embargo, las previsiones del Fondo son importantes para las expectativas en los mercados y en las grandes plazas financieras: crean tendencias, contribuyen a construir un relato que acaba siendo fundamental. Pese a que a veces esté plagado de claroscuros: el Fondo mejora unas décimas las previsiones para 2011 y 2012 (0,8% y 1,6%, respectivamente: aún muy lejos de las del Gobierno), y sin embargo a partir de ahí -hasta 2016- los datos son peores que los de hace unos meses. A pesar de haber seguido todas y cada una de las recomendaciones del Fondo, a pesar de todos los recortes, a pesar del giro copernicano del Ejecutivo de Zapatero que lo deja como uno de los campeones de la austeridad y las reformas en Europa, el FMI pronostica una lenta, muy lenta salida del túnel, que de cumplirse dejaría una profunda cicatriz durante años.

El Gobierno de Zapatero ha cumplido escrupulosamente el guion de reformas y ajuste fiscal que solicitaba el organismo que dirige Dominique Strauss-Kahn, ya sea por las exigencias de Bruselas, de los mercados o por voluntad propia: reforma laboral, de pensiones y financiera, junto con subidas fiscales y un fuerte recorte del gasto público. La narrativa del informe del FMI así lo reconoce: nunca en el pasado reciente ha habido tantas referencias positivas a España, a su reestructuración financiera, a la reforma laboral y a la senda de austeridad emprendida. Pero esos elogios no se ven en las previsiones. "El Fondo lleva años insistiendo con las reformas: se supone que así debía aumentar el crecimiento potencial de la economía. Ese mensaje se vuelve cuestionable si, justo ahora que España aplica una por una las recetas, el FMI no da crédito a esas políticas con un aumento de las estimaciones de crecimiento potencial", criticó Ángel Ubide, del Peterson Institute en Washington.

Blanchard no quiso entrar ayer en las quinielas que sitúan a España entre los países que van a necesitar rescates. Eso sí, aseguró que el pinchazo inmobiliario no ha acabado: de la burbuja sigue saliendo un aire muy nocivo para la economía española, con efectos sobre la morosidad de la banca que pueden dificultar aún más la reactivación."Los precios de la vivienda subieron demasiado y pese a que ya se han recortado entre un 10% y un 20% van a seguir bajando", dijo Blanchard como aviso a navegantes. "Pero los bancos pueden soportar esa corrección sin graves problemas. Y a España le ha ido relativamente bien en los mercados: ha conseguido separarse de otros países [los rescatados: Grecia, Irlanda y Portugal]. El Gobierno ha emprendido medidas significativas con la reforma de las cajas y la del mercado laboral: el Ejecutivo está haciendo lo correcto", declaró.

Gracias a todo eso, España ha evitado -por ahora- el contagio de la crisis portuguesa, pero no está fuera de peligro. Comparte varias características con los países atacados. Durante los años del boom perdió competitividad y acumuló enormes y persistentes déficits comerciales: como Portugal y Grecia. Como Irlanda, hinchó una enorme burbuja inmobiliaria a base de más y más crédito. Tiene una notable exposición a Portugal y es vulnerable al incremento de los tipos de interés que ha iniciado el BCE. El FMI calcula que España incumplirá el objetivo de reducir el déficit público al 3% del producto interior bruto (PIB). Para ese año prevé un déficit del 5%, que apenas se reducirá hasta 2016. Con ello, la deuda seguirá creciendo sin parar y llegará al 75,9% del PIB en 2016.

"Las reformas van por el buen camino, se están recapitalizando las cajas que podían ser el talón de Aquiles y el resto de medidas va en la senda adecuada. El problema es que el efecto de las reformas no es inmediato", indicaron fuentes del FMI a este diario para explicar la aparente incompatibilidad entre las malas previsiones y los elogios a la labor reformista del Gobierno.

Las contradicciones no acaban ahí. Las previsiones de desempleo del Fondo son más optimistas que las del Ejecutivo: el FMI calcula que el paro bajará hasta el 19,3% en 2011 y hasta el 18,2% en 2012, con la creación de 250.000 empleos en dos años pese al magro crecimiento. Con un corolario preocupante: en España, como en el resto de economías avanzadas, es "muy improbable" una reducción rápida de las tasas de paro ante la combinación de políticas fiscales restrictivas, los costes de la reparación del sistema financiero y el bajo crecimiento. El alto desempleo durará años: en 2016 la tasa de paro rondará el 15%, según el Fondo, sin comparación con ningún otro país desarrollado.

La vicepresidenta económica, Elena Salgado, se quedó con lo positivo: la mejora de las previsiones en 2011 y 2012. Y aseguró que confía en que el FMI "todavía se acerque más" a sus previsiones.

Los problemas no son solo para España. "La periferia de la eurozona afronta unas perspectivas que combinan bajo crecimiento y una posición fiscal y financiera problemática: va a ser un reto considerable acometer un ajuste tan difícil con un crecimiento tan magro", indicó Blanchard. Las recetas son las de siempre: mayor claridad en la exposición al riesgo de la banca; recapitalización de las entidades con problemas; consolidación fiscal inteligente, ni muy rápida (lastra el crecimiento) ni muy lenta (lastra la credibilidad en los mercados), y reformas para aumentar el crecimiento potencial. "El problema aparece cuando haciendo todo eso ni el mismo Fondo lo refleja en sus pronósticos", cerró el economista jefe de Intermoney, José Carlos Díez.

Pero eso son previsiones. Con los datos del año pasado, España ha caído hasta el 12º lugar entre las mayores economías del planeta, al ser superada por Brasil, India y Rusia. No es previsible que recupere una plaza entre los 10 primeros. Cortesías de la crisis.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.
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