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Crisis financiera mundial | La caída de un gigante de Wall Street

Lehman presenta la mayor quiebra de la historia con un pasivo de 430.000 millones

Unas 100.000 entidades, fondos de inversión y de pensiones están afectados

Lehman Brothers sucumbió, y con su colapso convirtió el 14 de septiembre en el día en el que el sistema bancario de Estados Unidos cambió su forma de funcionar. Su bancarrota, con un pasivo de 613.000 millones de dólares (unos 430.000 millones de euros) y unos activos teóricamente valorados en 639.000 millones de dólares (pero cuyo valor de liquidación puede resultar mucho menor) se convierte en la mayor de la historia, seis veces superior a la de Worldcom en 2002 y 10 veces mayor que la de Enron en 2001

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El milagro no llegó. La quiebra acaba con el cuarto banco de inversión de Wall Street, víctima del monstruo que contribuyó a crear en el negocio de las hipotecas subprime, el epicentro de la crisis financiera. Desde primera hora de la mañana de ayer, en la sede Lehman Brothers en Broadway con la calle 50, en pleno corazón de Manhattan, salían uno tras otro empleados con cajas y bolsas al brazo portando sus enseres personales.

Lehman, que cuenta con 25.935 empleados en todo el mundo, presentó la declaración de bancarrota en Nueva York unas horas antes de que abriera Wall Street para proteger sus activos y maximizar su valor. Lo hizo a los seis meses de que la Reserva Federal pusiera la ventanilla de descuento a disposición de la banca de inversión, para evitar un derrumbe similar al de Bear Stearns, y una semana después de que el Departamento del Tesoro saliera al rescate de las hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac.

La idea es que Lehman siga operando durante el proceso de liquidación, para que su desaparición se haga con los menos sobresaltos posibles para el conjunto del sector financiero. De la bancarrota están excluidas por ahora las operaciones de corretaje de la entidad y su negocio de gestión de fondos, incluida la firma Neuberger Berman, para las que la dirección espera encontrar pronto un comprador.

La lista de acreedores presentada ayer por el banco está encabezada por los japoneses Aozora Bank, con un crédito de 463 millones de dólares (unos 330 millones de euros), y Mizuho (con 382 millones de dólares). Citigroup y New York Bank Mellon figuran como los principales fiduciarios de los bonistas, a los que Lehman debe unos 155.000 millones de dólares. Tanto sus bonos como sus acciones y otras deudas están enormemente esparcidos entre unas 100.000 entidades (se cita a BNP Paribas, Lloyds Bank, Shinsei Bank y el Sumitomo Mitsubishi Banking), fondos de inversión y de pensiones. Ayer mismo, Fortis y Dexia cifraron en 500 millones de euros cada uno su riesgo con Lehman.

Ian Lowitt, director financiero de Lehman, atribuye el colapso de la entidad a que "la falta de liquidez provocó una reacción en cadena". El origen está en la elevada apuesta de la entidad por los títulos hipotecarios, dañados por la crisis subprime.

Richard Fuld, su presidente ejecutivo, intentó salvar a la entidad de la crisis recaudando 14.000 millones de dólares y desprendiéndose de 147.000 millones en activos para evitar la fuga de clientes.

El pasado miércoles hizo un último intento para ganarse la confianza de Wall Street con un plan para recortar un 93% el dividendo, vender un 55% de su filial de gestión de fondos y desprenderse de activos hipotecarios por valor de 30.000 millones. El plan no convenció y la suspensión de pagos se hizo inevitable el domingo, tras la retirada de Bank of America y Barclays de la mesa de negociaciones por la falta de garantías que obtuvieron de Washington.

El Departamento del Tesoro quería trazar una línea para poner coto a la dispersión de la crisis y la dejó quebrar negando el respaldo financiero que necesitaban los bancos para aceptar el matrimonio forzado con Lehman Brothers, a diferencia de lo que hizo con Bear Stearns cuando JPMorgan salió a su rescate. En el caso de Fannie Mae y Freddie Mac, los reguladores no tenían otra salida que ponerlas bajo su custodia por su carácter semipúblico y el contagio que podían tener sobre el conjunto del sistema.

La Security and Exchange Commission (SEC), el regulador del mercado de valores en EE UU, saltó en seguida a escena para evitar que cundiera el pánico entre los clientes de Lehman Brothers, asegurando que el sistema cuenta con las salvaguardias necesarias para proteger sus activos.

Las agencias de calificación de riesgo han vuelto a reaccionar demasiado tarde. Tras la noticia de la suspensión de pagos, salieron en avalancha a rebajar la calificación de Lehman, pero hasta ayer mismo tenían calificaciones de alta solvencia para la entidad que ha presentado la mayor suspensión de pagos de la historia.

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