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Reportaje:

Loterías deja de soñar con la Bolsa

La falta de apoyo de los mercados da al traste con la mayor OPV de la historia

Era una salida a Bolsa de ensueño. La mayor de la historia de España. Un valor tan seguro como la fe de los humanos en la buena suerte; una promesa de rentabilidad sustanciosa que caería como el maná mensualmente en la cuenta del nuevo accionista de Loterías. Pero tan inexorables como la improbabilidad matemática de hacerse rico jugando, los mercados han dado al traste con una operación cuyo padre daba por hecha. "No he fracasado yo, han fracasado los mercados", sentenció el viernes pasado Aurelio Martínez, presidente de Loterías y Apuestas del Estado. "Si sueñas... Loterías" fue el eslogan elegido para la campaña previa a la salida a Bolsa. Cada soñador, un inversor.

Dos días antes, el miércoles, los bancos colocadores de la operación pública de venta (OPV) del 30% del capital de la empresa convertían la ilusión en pesadilla. La valoración que daban de la compañía distaba mucho de sus expectativas: entre 17.000 y 20.000 millones, cuando el valor en libros era de 20.500. "Cualquier parecido con la realidad era pura coincidencia", explicó Martínez en una rueda de prensa de pizarra y rotulador, casi una clase magistral de sus tiempos de catedrático de Economía Aplicada.

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Pero el despertador de Martínez había comenzado a sonar como mínimo otros dos días antes: el lunes los bancos (que ya habían sondeado a unos 845 posibles inversores) informaron de que el mercado no iba a absorber más de 4.000 millones de euros, por lo que si se quería mantener el precio había que reducir del 30% al 20% el capital de Loterías que saldría a Bolsa. Y las arcas del Estado obtendrían 3.000 millones menos de lo que había previsto el Gobierno. Esa rebaja de la emisión colocaba la operación en una situación "difícil de verdad" con la Comisión Nacional del Mercado de Valores, que exige al menos el 25%.

A tenor de la explicación de Martínez, la variable determinante para cancelar la operación fue el precio. El miércoles, cuando lo conoció, estuvo "hablando con los bancos hasta las tres menos cuarto de la tarde y ya les adelanté que con esos precios mi informe iba a ser que no se hiciera". Así lo trasladó al Consejo de Administración de Loterías y al Gobierno. A las nueve de la noche comunicó a los bancos la cancelación. A esos precios, hubiese "malvendido" la empresa. Y dado la razón a las voces críticas con la operación, la más virulenta, la del portavoz económico del PP, Cristóbal Montoro, quien llegó a acusar al Ejecutivo de malversación por esta privatización, que tampoco contó con la aprobación de IU.

Economía aduce que si aceptase el precio de los bancos hubiese incurrido en el mismo error que el PP cuando privatizó Iberia. Considera "escandaloso" que el precio final de la OPV fuese un 30% inferior al precio mínimo incluido en el folleto aprobado por la CNMV.

"Hay quien confunde valor y precio", espetó Martínez el viernes. Y rotulador en ristre comenzó a explicar a sus alumnos-periodistas la formación de precio de Loterías. Conclusión: los bancos estaban exigiendo unas rentabilidades exageradas: del 12%, frente al 8% previsto. "Nadie me lo ha explicado", dijo Martínez.

El presidente de Loterías analizó los factores que determinaron ese precio inasumible. Las amenazas del PP de revisar la operación si gana las elecciones del 20-N pudo influir "inconscientemente" en el ánimo de los inversores. La volatilidad de los mercados tampoco justifica a su juicio un cambio en las valoraciones de una semana para otra (los informes de analistas hasta el día 19 dan precios mucho mejores). La sensación (falsa, en su opinión) de que España necesitaba el dinero con urgencia para sanear sus cuentas pudo tener su influencia, asume Martínez.

Pero fue la propia necesidad de los bancos de mantener sus pasivos la que inclinó la balanza, para gran enfado del catedrático. Quiso comprobar, a través de un amigo, si los colocadores (BBVA, Santander, JP Morgan Chase, Goldman Sachs, UBS y Credit Suisse) estaban trabajando el producto. Y se encontró con que dos (uno español y otro extranjero) aducían falta de información para despachar al cliente que se interesaba por las acciones de Loterías. "Competían directamente con sus pasivos", afirmó Martínez, que no piensa dimitir y se declara "frustrado pero no fracasado".

La decaída, temporal según el Gobierno, de la operación deja abierto el debate sobre la viabilidad de privatizar una empresa que en realidad es un recaudador de "impuestos voluntarios", en palabras de Pedro Lamata, miembro de la ejecutiva de la asociación de loteros ANAPAL. Toda una contradicción lógica (impuesto, o sea, no elegido) de esas que alimentan los sueños humanos. Como comprar un décimo pese a saber que es casi imposible que toque. Por eso Loterías seguirá usando el mismo eslogan pese a haber despertado del sueño de la Bolsa.

El presidente de Loterías, Aurelio Martínez, explicando a los periodistas  los motivos del fracaso de la privatización.
El presidente de Loterías, Aurelio Martínez, explicando a los periodistas los motivos del fracaso de la privatización.ANDREA COMAS (REUTERS)

La rebelión de los loteros

Aurelio Martínez, el presidente de Loterías, se muestra "perplejo" por la rebelión de muchos titulares de administraciones de loterías a la conversión de las concesiones en contratos mercantiles. "Es obvio que si soy una sociedad anónima no puedo dar concesiones administrativas, por definición", afirma.

Esa transformación supone que pueden transformarse en sociedades limitadas en vez de negocios personales y pagar menos impuestos, además de que les permite transmitir la propiedad.

Pedro Lamata, miembro de la ejecutiva de la Agrupación Nacional de Asociaciones Provinciales de Administradores de Lotería (ANAPAL), acepta que eso es así, pero señala que el contrato que ofrece Loterías "tiene trampa". "Como se puede abrir un punto de venta cada 100 metros, puede multiplicar la red por cuatro; además te obligan a vender otros productos, con lo que la productividad se va a resentir", explica. "Si es tan bueno, no me obligues", sentencia Lamata.

Martínez asegura que ya han firmado el contrato el 60% de los puntos de venta, pero Lamata matiza que eso incluye a los puntos de venta mixtos y que solo 1.000 de las 4.000 concesiones administrativas lo ha suscrito. El presidente de Loterías sostiene que los loteros pretenden que su concesión sea hereditaria cuando eso "no es posible", aunque admite que históricamente los hijos han heredado la administración de los padres.

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