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El miedo al despido rebaja los índices de accidentes laborales y el absentismo

El paro está actuando directamente sobre la disminución de siniestralidad laboral. El miedo al despido está provocando un descenso ficticio a nivel de estadística, produciéndose un trasvase de siniestros leves con baja a siniestros leves sin baja, según se desprende de un informe elaborado por el gabinete de salud laboral de UGT, que maneja datos oficiales. El documento pone en entredicho la fiabilidad de las estadísticas publicadas en esta materia por los organismos oficiales.

El documento elaborado por la central socialista señala, además que la disminución del índice de gravedad, y de duración media de incapacidades indica que el trabajador, inseguro en una época de paro y crisis, está aceptando el alta laboral sanitaria en períodos más cortos de los que consentiría en períodos de pleno empleo. UGT subraya que "podría estarse produciendo una incorporación al trabajo sin haberse recuperado totalmente de la enfermedad o accidente que provocaron su baja laboral".El documento basa sus argumentos en que, aplicando los índices de incidencia, frente a los 53 accidentes laborales por cada mil trabajadores que se produjeron en 1980 se han registrado cincuenta por cada mil trabajadores en 1981, lo que supone una reducción real del 6% en este último año. Sin embargo, sin aplicar el citado índice, la reducción de siniestralidad para 1981 se había calculado en un 8,5%. La diferencia entre ambos porcentajes (el 2,5%) se debe, según UGT, al paro como razón directa.

Siniestros clandestinos

Durante el primer semestre de 1982 se han producido un total de 258.197 accidentes laborales leves, 6.055 graves y 555 mortales. Y en el mismo período se produjeron 1.437 enfermedades profesionales leves y 144 graves. Todo ello, según datos del Instituto de Higiene Seguridad en el Trabajo. Además se han producido 82.274 siniestros laborales, de los que 62.641 no causan baja del trabajador y 19.633 no se han producido en el lugar de trabajo, siendo considerados como accidentes in itinere. Todos estos siniestros no vienen consignándose en las estadísticas oficiales desde 1977.A la vista de estos datos, UGT señala en su informe que la siniestralidad in itinere representa el 6,9% del total de siniestros con baja, siendo superior este porcentaje en los siniestros graves (el 16,6%) y en los mortales (el 24,8%). En este tipo de accidentes se observa un ligero descenso en relación con iguales períodos de años anteriores, sobre todo en los que causan baja, mientras que los que no la causan apenas han sufrido variación.

La siniestralidad leve con baja en el centro de trabajo también ha descendido en un 4,1% respecto a igual período del año anterior. Y tampoco han disminuido los accidentes leves que no causan baja. Por el contrario, la siniestralidad grave, tanto en accidentes laborales como en enfermedad profesional, está en las cotas más altas desde 1978. Los accidentes graves han subido en un 8,5%, y las enfermedades profesionales graves, en un 17,1 %. La siniestralidad mortal no registra variaciones importantes respecto a años anteriores.

Sectores más peligrosos

Prácticamente, la mitad de los siniestros se producen en cinco de las 99 actividades económicas existentes: construcción (14,1%), fabricación de productos metálicos (13,5%), producción agrícola (9%), industria de productos alimenticios (5,8%) e industrias de la madera, corcho y muebles de madera (4,3%). También los siniestros graves se concentran en estas cinco actividades, mientras que los mortales se dan con mayor frecuencia en construcción, transportes terrestres (excepto ferrocarril), producción agrícola, pesca y fabricación de productos metálicos.El paro y la crisis están actuando sobre la disminución de la siniestralidad laboral tanto directa como indirectamente, según se afirma en el citado documento del gabinete de salud laboral de UGT. El descenso de siniestralidad se produce, a la vista de los datos manejados por UGT, en aquellas ramas de actividad en las que se ha producido una disminución de los porcentajes de población activa y población ocupada total (agricultura, industria y construcción). Contrariamente, en las ramas en las que se registra un aumento de la población activa (caso del sector de servicios) se produce un descenso en la siniestralidad laboral.

Para UGT, no existe otra explicación para la contradicción que supone la disminución de los índices de frecuencia, de gravedad y de duración media de incapacidades en este primer semestre, con el aumento de siniestros graves registrado en el mismo, que el que estén disminuyendo estos índices por un mecanismo indirecto de aumento de miedo a ser despedido. No es extraño, por tanto, que, tal como se indicaba más arriba, estadísticamente se produzca una disminución en el siniestro leve con baja y en el período de duración de la misma. El documento subraya que "se puede decir que lo que más han disminuido son las bajas por accidente laboral, pero no los accidentes en sí".

Por otra parte, el informe llama la atención sobre lo que denomina encubrimiento oficial de las enfermedades profesionales. En este sentido se indica que existen provincias que no declaran ni una enfermedad profesional en un período de seis meses y que diecinueve grupos muy importantes de enfermedades profesionales no han registrado ningún caso durante 1981 a nivel nacional.

Ironizando, el documento señala que, a la vista de los datos oficiales, habría de sacarse la conclusión de que en España no existe problemática alguna en esta materia. Sin embargo, la realidad, según UGT, es que en nuestro país se ha elevado el número de enfermedades profesionales, aunque no se refleje en las estadísticas. A este respecto, y tras señalar que se cuenta con un marco legislativo obsoleto y una práctica de higiene y seguridad en el trabajo poco valorizada y apenas reglamentada, se indica que muchas enfermedades -entre ellas, el cáncer-, que podrían venir de modo más o menos directo por el ambiente laboral o por el propio proceso productivo, no son consideradas médica y jurídicamente como conectadas con el trabajo que el enfermo viene realizando, por lo que se las califica normalmente como enfermedad común.

En España, el número de cánceres por año es de 50.000. Y, según las últimas investigaciones norteamericanas, al menos el 20% del total de los cánceres detectados en un país tiene su origen en los riesgos del mundo laboral. El documento da unas cifras de 138 casos de carbunco y 4.242 de brucelosis -dos importantes enfermedades agrarias- en el primer semestre. Sin embargo, el Instituto de Seguridad e Higiene en el Trabajo señala que a lo largo de 1981 sólo hubo catorce casos de carbunco y 993 de brucelosis.

La sordera profesional, que es para los autores del documento una auténtica epidemia que sufre la población laboral española, sólo tiene una incidencia, según el citado instituto, de 39 casos en 1981, mientras que las estimaciones de UGT multiplican esa cifra por cuarenta. La asbestosis (por el amianto) sólo registró veintitrés casos (UGT los multiplica por diez). Y en 1981 se han registrado 35 casos de silicosis.

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