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La crisis del euro

El acuerdo de la quita a Grecia queda supeditado a la voluntad de la banca

La deuda de Atenas se reducirá en 100.000 millones si el sector financiero acepta la exención - Barroso nombra a Olli Rehn "comisario del euro"

Andreu Missé

"El diablo está en los detalles". El viejo proverbio alemán sirve perfectamente para expresar las reticencias que despiertan los importantes acuerdos alcanzados en la pasada cumbre por los líderes de los países del euro para estabilizar Europa, salvar su banca y sacar a Grecia del hoyo. A primera vista los acuerdos son más significativos que el pasado 21 de julio. Pero tiene algún escollo importante: lograr que la banca asuma una pérdida del 50% de su inversión en Grecia no será fácil. Está pendiente de nuevas negociaciones y se espera que "el nuevo programa esté acordado para finales de 2011".

El acuerdo más importante es "la invitación a Grecia, a los inversores privados y a todas las partes interesadas a ejecutar un intercambio voluntario de bonos de la deuda griega en manos de los inversores privados con un descuento del valor nominal del 50%". Esto permitiría una reducción de la deuda griega de unos 100.000 millones de euros, lo cual sería realmente extraordinario para Alemania que ha venido exigiendo la participación de los bancos en la solución de la crisis desde hace un año.

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Actualmente la deuda helena asciende a unos 350.000 millones. Unos 210.000 millones están en manos de los inversores privados y el resto en las cuentas del sector público (Banco Central Europeo, préstamos de los países europeos y del Fondo Monetario Internacional). Si se aplica una quita del 50% a la deuda privada, los griegos se verían liberados de unos 100.000 millones. Y los bancos, sobre los que recae en exclusiva la quita, perderían esa cantidad. Si prospera la propuesta, la deuda griega, un 160% del PIB, descendería hasta el 120% en 2020. "Un nivel sostenible", según la Unión Europea. Esto supondría un verdadero avance respecto el acuerdo del pasado julio según el cual la deuda se mantendría en el 163% para 2020.

No obstante, este amplio acuerdo está pendiente de negociación los bancos. Charles Dallara, Director Ejecutivo del Instituto Internacional de Finanzas, (IIF) que agrupa a los 400 bancos más importantes del mundo expresó su satisfacción por el anuncio de los líderes pero dejando muy claro que todo estaba abierto. "En nombre de la comunidad del sector privado", dijo Dallara, "el IIF está de acuerdo en trabajar con Grecia, las autoridades de la zona euro y del FMI, en alcanzar un acuerdo voluntario sobre una base firme de un descuento del 50% del valor nominal de la deuda griega".

Pero el acuerdo de ayer tiene otra parte. El segundo rescate de Grecia ascenderá a 130.000 millones, de ellos 30.000 millones corresponden a garantías para "facilitar" que el sector privado acepte la quita. Dallara precisó que la estructura del nuevo acuerdo debe "basarse en unos plazos y condiciones que aseguren que las pérdidas esperadas por los inversores sea completamente consistente con un acuerdo voluntario".

En el acuerdo del pasado julio las pérdidas esperadas según los banqueros eran del 21%, aunque su pérdida real era muy inferior. Fuentes comunitarias insistieron ayer que el acuerdo actual es mucho "más claro" y supone un sacrificio "mayor".

En una entrevista en los dos principales canales de televisión, el presidente francés, informa Miguel Mora, defendió el compromiso alcanzado. "Si no hubiera habido acuerdo en Bruselas, el mundo entero hubiera caído en la catástrofe" aseguró. Grecia, añadió, merecía hacer el esfuerzo, aunque según explicó, "fue un error hacerla entrar en la zona euro porque entró con cifras falsas". "Era una economía que no estaba lista para integrarse en esa zona. Fue una decisión de 2001. Y hoy sufrimos las consecuencias" concluyó.

Según las primeras reacciones de los mercados el acuerdo de ayer ha sido mejor recibido por los mercados y los políticos, que el de hace tres meses. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, manifestó ayer que "el nuevo plan sobre la deuda europea establece una base fundamental para una solución global de la crisis financiera del continente".

El otro acuerdo que todavía mantiene flecos abiertos para su implantación es la ampliación de la potencia de fuego del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, (FEEF). Una vez descartada la participación del BCE, el plan es ampliar la efectividad del fondo por una doble vía: una consistiría en asegurar parte de la deuda de las nuevas emisiones. La otra vía supondría la creación de sociedades en forma de vehículos especiales de inversión para ayudas puntuales a países ya rescatados. Estas sociedades se crearían con fondos del FEEF y acudirían al mercado en busca de nuevos recursos, pensando especialmente en los inversores potenciales de China, Japón y Rusia.

Y Europa ya ha empezado a cortejar a China para convencerla de las bondades del FEEF. El presidente francés Nicolas Sarkozy ya anticipó ayer que hoy llamaría al presidente chino Hu Jintao para analizar conjuntamente las medidas y preparar la reunión del G-20 en Cannes de los próximos días 3 y 4 de noviembre. China expresó su deseo de contribuir a la búsqueda de soluciones. Un portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores de China saludó "el consenso del europeo sobre la crisis de la deuda, que ayudará a reforzar la confianza de los mercados". Por su parte, el presidente del FEEF, Klaus Regling, salió ayer hacia el gigante asiático para conversar con inversores.

La cumbre aprobó también un paquete de 10 medidas para reforzar el Gobierno económico de la zona euro. Entre ellas está la celebración de dos cumbres anuales de los países del euro. Otra será el nombramiento de un futuro presidente de la zona euro, cargo que por el momento será ejercido por Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo.

En el marco de reforzar la gobernanza, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, decidió ampliar las competencias del responsable de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, "comisario del euro", y elevar su rango a vicepresidente de la Comisión. "Esta decisión permitirá a la Comisión ejercer con independencia, objetividad y eficacia su misión de coordinación y vigilancia de la gobernanza económica de la Unión Europea y de la zona euro en particular", precisó Barroso.

Jean Claude Juncker, a la izquierda, conversa con Berlusconi y Papandreu en Bruselas en presencia de un traductor.
Jean Claude Juncker, a la izquierda, conversa con Berlusconi y Papandreu en Bruselas en presencia de un traductor.ERIC FEFERBERG (AFP)

Los acuerdos de la cumbre europea

- Recapitalización de la banca. El primer acuerdo que salió de la cumbre fue el pacto para recapitalizar la banca con 106.000 millones de euros. La idea es que sean los propios bancos los que consigan el capital necesario para llegar a los mínimos que marca la autoridad bancaria europea (EBA). Antes de final de año, las entidades deben comunicar a sus supervisores nacionales la forma en la que piensan captar los fondos que les faltan para alcanzar el mínimo impuesto. Si algún banco no pudiera financiarse de forma autónoma, debe ser el supervisor nacional quien le ofrezca los recursos y en última instancia, el fondo de rescate europeo. En el caso de la banca española, la segunda que necesita mayor recapitalización, no se tienen en cuenta las conocidas como provisiones genéricas.

- La deuda griega. Los jefes de Estado acordaron que se perdonará un 50% de la deuda griega. La nueva quita, que será voluntaria, supera el 21% pactado el pasado 21 de julio en el anterior reunión europea. Este acuerdo se produjo en el último momento. El director ejecutivo del Instituto de Finanzas Internacionales, que aglutina a los principales bancos acreedores, solo cedió cuando la eurozona accedió a movilizar 30.000 millones para garantizar el resto del pago de la deuda griega. Lo que ahora no está claro es que los bancos accedan a una suspensión de pagos amistosa.

- Ampliación del fondo de rescate. La Unión Europea ha decidido que la cantidad de este plan ascienda a un billón de euros. Una cifra con la que la UE tendrá que hacer frente a la recapitalización de la banca de aquellos países que no puedan afrontarla por si mismos o la compra de bonos en el mercado secundario para aquellos países que sufran el acoso a su deuda nacional. Así se evita que el BCE compre deuda, una acción que no convence a Alemania.

- Segundo rescate griego. La canciller alemana adelantó al finalizar la cumbre que en diciembre se aprobará el segundo plan de ayuda al país. La idea es otorgar otro crédito de 100.000 millones de euros a las autoridades helenas. A cambio, el Gobierno de Atenas debe asumir una supervisión permanente de la UE. La fecha de la aplicación de este segundo rescate depende de que otras medidas lleguen a buen puerto, por lo que podría retrasarse.

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