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Las ayudas públicas alivian la recesión

El PIB cayó en verano un 0,4%, el menor descenso trimestral desde el arranque de la crisis - El Banco de España avisa del efecto transitorio de las medidas del Gobierno

Alejandro Bolaños

La Comisión Europea reconocía hace unos meses que el Gobierno español ha sido el que ha puesto más carne en el asador para contener la crisis. Pero ha habido que esperar al verano para comprobar todo el potencial de las iniciativas aprobadas, que suman el 2,3% del PIB (más de 20.000 millones de euros). El Banco de España anticipó ayer que el retroceso de la economía entre julio y septiembre se quedó en el 0,4%, el menor descenso trimestral desde que arrancó la recesión a mediados de 2008 (-0,02%). El informe del supervisor constata que la mejora "está ligada, en parte, a los efectos de algunas medidas públicas".

La buena marcha del sector exterior -las importaciones bajan a mayor velocidad que las exportaciones, lo que deja una variación positiva-, y que las condiciones financieras hayan dejado de empeorar completan el cuadro del tercer trimestre que el Banco de España esboza en su último boletín económico. El informe apunta, sobre todo, a la repercusión de dos medidas anticrisis: el plan de ayudas directas a la compra de automóviles, que contribuyó a parar el desplome del consumo de las familias, y el fondo extraordinario de inversión local, que impulsó la obra civil.

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Los datos del tercer trimestre que adelanta el Banco de España (deben ser refrendados aún por el Instituto Nacional de Estadística) apuntan a que la recesión pierde intensidad. De hecho, en la comparación interanual, la caída del PIB (-4,1%) es ya inferior a la que se registró entre abril y junio (-4,2%). Y también dejan entrever que el impacto del gasto público ha sido algo mayor de lo que se pronosticaba: las cifras mejoran las previsiones de la Comisión Europea (-0,5% en variación intertrimestral) y del panel de expertos españoles que recopila Funcas (-4,2% en variación interanual).

Que los datos mejoren, aunque sea poco, los vaticinios es algo inaudito en esta crisis. Pero es, todavía, un débil contrapunto a la realidad de que España acumula ya año y medio en recesión (tasas trimestrales negativas), una lista negra cada vez más corta: ayer se confirmó que Estados Unidos la deja y, a falta de los datos de Italia, sólo Reino Unido comparte la cuestionable suerte de España entre las grandes economías avanzadas.

El Banco de España, además, llama a la cautela al destacar que el impacto de las medidas públicas "es transitorio". El verano dio el banderazo de salida al plan de ayudas a la compra de automóviles, y aunque el Gobierno ha prometido que lo prorrogará a 2010, será difícil igualar el choque inicial del plan, que elevó la tasa interanual de matriculaciones a un milagroso 18% en septiembre. A ese impacto atribuye el Banco de España en buena medida que el retroceso del gasto de las familias se atenuara, del 5,7% de variación interanual en el segundo trimestre, al 4,9% en el tercero.

El efecto temporal es más claro aún en el caso de los fondos extraordinarios de inversión, que la propia Comisión Europea alabó por "ser muy favorables para la producción nacional y el empleo". Aquí se suman el fondo de inversión local (8.000 millones) y el fondo de inversión estatal (3.000 millones). Por el diseño del primero, buena parte de las obras en ayuntamientos se condensaron en el tercer trimestre, lo que también se dejó notar en la destrucción de empleo, más moderada en este periodo. Y los proyectos promovidos directamente por el Gobierno también se desarrollan en la segunda mitad del año.

Es, además, un estímulo fiscal que se debilitará en 2010: el fondo estatal desaparece y el local se reduce de 8.000 a 5.000 millones. Y, pese al alivio que concede el gasto público, en el fondo del análisis del Banco de España imperan todavía las tendencias más destructivas de esta recesión. La caída es un poco menos intensa, pero el consumo muestra "una considerable atonía", pese a la bajada de los tipos de interés (que abaratan las cuotas hipotecarias) y el descenso generalizado de los precios.

Pesa, y mucho, "la reacción de las familias frente al aumento de desempleo", con una tasa de paro cercana al 18%. La construcción de nuevas viviendas sigue bajo mínimos, con una caída interanual que es ya del 27%. Y "la puesta en marcha de proyectos de inversión por parte de las empresas sigue retrocediendo", lo que tiene un reflejo automático en la brutal disminución del gasto en bienes de equipo, que ronda el 30%.

Más optimismo, menos estímulos

"El Banco de España coincide con nuestras previsiones, la crisis se está moderando, podemos ser optimistas para el futuro". La vicepresidenta económica, Elena Salgado, recibió así, a la salida del Congreso de los Diputados, la estimación sobre la marcha de la economía en el tercer trimestre. En los últimos días, Salgado ha usado un tono similar para valorar el "cambio de tendencia" en el mercado de trabajo (el número de parados bajó entre julio y septiembre) o ponderar la influencia de "la acción del Gobierno" en la salida de la crisis, que vislumbra para 2010.

La vicepresidenta usa los datos como palanca para impulsar una mejora de las expectativas, elemento clave para abandonar la crisis. Pero, al mismo tiempo, da fuste a la paradoja de que el Gobierno europeo que más dinero puso en 2009, puede acabar el próximo año en el furgón de cola de los estímulos fiscales. Aún cuando la recesión sigue aquí.

El proyecto de Presupuestos de 2010, subida de impuestos incluida, supone reducir a una cuarta parte los estímulos activados este año. Salgado, que espera que el sector exterior tome el relevo del público, esgrime una razón de peso: el déficit se ha disparado y el recargo que suelen imponer los mercados internacionales a la deuda pública española obliga a contener el gasto. Pero es una decisión controvertida, como demuestra que tres ex ministros de Economía socialistas (Pedro Solbes, Carlos Solchaga y Miguel Boyer) se pronunciaran esta misma semana a favor de mantener las ayudas públicas.

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