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El agravamiento de la crisis | Las incertidumbres financieras

La banca francesa se desploma en Bolsa por su exposición a Grecia

Los inversores temen una inminente rebaja de calificación

Antonio Jiménez Barca

Los expertos económicos franceses preveían un lunes negro para la gran banca gala. Y lo fue. Tres de los principales bancos franceses se despeñaron ayer en Bolsa: BNP perdía un 12,3%; Crédit Agricole, el 10,6%, y Société Générale, un 10,7%. Estas pérdidas continúan un año nefasto. Un dato: Société Générale ha perdido en 2011 un 61% de su valor. La causa hay que buscarla en la cada vez más que probable bancarrota griega y en su posible y temible efecto dominó en la crisis de la deuda de los países de la zona euro. Esto debilitará y debilita mucho a los bancos franceses, que, según datos del Banco de Pagos Internacionales, tienen un riesgo público y privado con Grecia superior a los 40.000 millones de euros.

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La agencia Reuters ha revelado, además, que BNP Paribas, Société Générale y Banque Populaire Caisse d'Épargne verán "en los próximos días" cómo la agencia de calificación estadounidense Moody's les rebaja su nota debido a su delicada situación financiera. Son, precisamente, los bancos franceses que más dinero tienen invertido en títulos griegos. En junio, esta agencia advirtió a estos tres bancos que quedaban "en observación" y que su veredicto se sabría esta semana. Todo apunta a que será negativo.

Todos estos bancos superaron con buena nota las pruebas de resistencia de antes del verano. A esas pruebas se agarró ayer el ministro de Industria, Éric Besson, para tratar de minimizar el impacto de la caída de la gran banca francesa. Otros expertos denunciaron después en varias cadenas de televisión la poca credibilidad de esas pruebas: "No valían para nada; se hicieron para tranquilizar y no han tranquilizado a nadie", criticaba un experto. Tampoco tranquilizó la reunión de los ministros de Economía del G-7 este fin de semana en Marsella, que al final redactaron un comunicado melifluo y que dejaba patente las contradicciones entre la manera de encarar la crisis de EE UU y Europa.

La prensa especializada francesa ya habla de una más que probable recapitalización estatal de los bancos si, como muchos temen, Grecia se declara en bancarrota y arrastra a todo el sistema a un paso del abismo. En 2008, tras la caída de Lehman Brothers, el Estado francés inyectó 21.000 millones para asegurar el sector bancario.

El diputado François Hollande, candidato a las primarias socialistas y actualmente el político de izquierda con más posibilidades de enfrentarse a Sarkozy en las elecciones de 2012, ha manifestado ya que, en caso de que el Estado deba correr en auxilio de los bancos franceses, "hará bien en hacerse con una parte de su capital y no limitarse a dar un préstamo como la otra vez".

Besson, el ministro de Industria, calificó de "muy prematura" esta idea de nacionalizar parte de la banca. Con todo, las autoridades francesas salieron ayer a defender su sistema bancario. El gobernador del Banco de Francia, Christian Noyer, aseguró que "sea cual sea el escenario griego y las medidas que se adopten", la banca francesa es solvente y fiable. El consejero económico de Sarkozy, Emmanuel Moulin, considera que los bancos franceses "son más sólidos ahora que en 2008".

Por lo pronto, Société Générale ha puesto en marcha un plan para hacer frente a la nueva situación. El proyecto prevé, entre otras medidas, despidos en delegaciones extranjeras (2.000 personas dejarán su trabajo en la filial en Rusia, la banca privada Rosbank) y la venta de activos de riesgo para reforzar en 4.000 millones el capital, como explicó el director general de este banco, Jean-François Sammarcelli, que se esforzó en separar la suerte de Grecia de la de Société Générale. "Hoy por hoy, solo tenemos 900 millones de euros de deuda griega", repitió.

Sede de la entidad bancaria Société Générale, a las afueras de París.
Sede de la entidad bancaria Société Générale, a las afueras de París.MAYA VIDÓN (EFE)

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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