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Los contratos con despido más bajo son ya el 30% de los fijos

Manuel V. Gómez

Las primeras consecuencias de la reforma laboral comienzan a notarse. El contrato de 33 días por despido -la indemnización más barata si la rescisión es improcedente- gana terreno entre los indefinidos que se firman. A comienzos de año esta figura apenas suponía el 15% de todos los compromisos fijos que se contraían. El mes pasado ya alcanzaba el 29% de los 120.000 firmados, según fuentes gubernamentales.

Pero el avance de esta figura no implica que haya más trabajadores indefinidos. Mes tras mes, los datos de contratación demuestran que el peso de los compromisos fijos cae. Y la última encuesta de población activa volvió a situar la tasa de temporalidad por encima del 25%, cuota que ha caído con la crisis.

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La reforma laboral pretendía impulsar la contratación indefinida y rebajar la alta temporalidad española, la vía que ha permitido una rapidísima destrucción de empleo sin parangón en Europa. Para lograrlo, el Gobierno intentó impulsar el contrato de 33 días -que también cuenta con bonificaciones en las cotizaciones empresariales a la Seguridad Social- eliminando las pocas barreras que tenía y abriendo un periodo transitorio para la conversión de temporales en indefinidos hasta 2011.

Vistos los datos de los últimos meses, se puede concluir que, de momento, la reforma se queda a mitad de camino en este capítulo. El contrato de fomento, su nombre oficial, gana peso entre los indefinidos, como quería el Gobierno para abaratar las indemnizaciones por despido futuras por la vía de los hechos. Sin embargo, no consigue estimular la estabilidad en el empleo. En realidad, lo que sucede es que el contrato de 33 días está sustituyendo al ordinario (45 días de indemnización).

Además, el reverdecer de esta figura podría marchitarse una vez se acabe el periodo transitorio, como ya sucedió con la penúltima reforma laboral, la de 2006. Todo el incremento del contrato de fomento proviene de las conversiones de temporales en fijos, (unas 35.000 en octubre) y no de las nuevas contrataciones (unas 12.500, un número similar al de los primeros meses del año).

Esta evolución muestra que la recuperación del empleo llegará por la temporalidad, como lo ha hecho en crisis anteriores. Así que la estabilidad laboral tendrá que esperar, pese a la reforma, a la recuperación del mercado laboral, un hecho que ya ha sido asumido por el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, en alguna declaración pública.

Precisamente Gómez apuntó ayer que en enero su departamento tendrá lista la siguiente reforma que tiene en su agenda: la de las políticas activas de empleo. Para que los cambios sean consensuados en esta ocasión, la secretaria de Estado, María Luz Rodríguez, se reúne hoy por la tarde con representantes de CEOE y Cepyme, como ya hizo con los sindicatos la semana pasada con escaso éxito.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

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