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El euro y la inflación europea se despeñan por el frenazo económico

La moneda única cede en dos días el 4% frente al dólar, la mayor caída en 10 años

Claudi Pérez

Uno no da un paso hacia la recesión: la descubre de repente. Al menos eso decía Alan Greenspan, ex presidente del banco central de EE UU y gran ídolo caído de esta crisis. Tras los embates de las turbulencias financieras, la recesión ha llegado de sopetón, y sus síntomas son cada vez más evidentes a ambos lados del Atlántico. Pero las respuestas son desiguales: con los tipos de interés en torno al 0% y el presidente electo Barack Obama ultimando un nuevo plan de estímulo de más de medio billón de euros, EE UU prepara la salida de la crisis más dura desde la Gran Depresión. Las reacciones en Europa son más tímidas. Los tipos están mucho más altos, en el 2,5%, y los planes de estímulo son menos deslumbrantes. La recesión puede ser más duradera. El euro y la inflación reflejan esa debilidad.

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Todos los datos apuntan en la misma dirección: hacia abajo. El euro tocó techo el pasado julio, sobre el listón de los 1,60 dólares por unidad. Por entonces la crisis financiera se ensañaba con los bancos norteamericanos, y Europa parecía algo más inmune. Eso ha cambiado radicalmente. Un número cada vez mayor de inversores cree que la recesión de la zona euro va a ser más severa que la de EE UU, lo que acabará forzando al Banco Central Europeo (BCE) a intensificar la bajada de tipos. El euro empezó el año en el umbral de los 1,40 dólares por unidad, y ayer llegó a caer hasta los 1,33, pese a que repuntó al final de la sesión. En sólo dos días ha cedido el 4,1%, la mayor pérdida en dos sesiones desde su debut, allá por 1999.

El dólar ha tomado la senda contraria y se revaloriza con respecto al euro -los analistas esperan que la moneda única caiga por debajo de los 1,30 dólares en las próximas semanas-, pero también respecto al yen japonés o al franco suizo. El plan de estímulo que prepara Obama tiene la culpa. Y en el cambio con el euro, también los datos económicos europeos, cada vez son más sombríos.

La inflación de la eurozona cerró diciembre en sus niveles mínimos de los dos últimos años, en el 1,6%. La subida de precios se sitúa ahora claramente por debajo del objetivo tantas veces declarado por el BCE, del 2%. "Cada vez que aparecen presiones inflacionistas, el BCE sube los tipos sin demora; ahora que hay riesgos de deflación y que las diferencias de tipos con EE UU son tan importantes, el recorte debería estar cantado", sostiene José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney.

La ortodoxia del BCE es de sobra conocida. "El problema es que en los últimos meses esa ortodoxia va en contra de las necesidades de la economía europea", sostiene Díez. El consumo se hunde en los grandes países de la UE -con la excepción de Francia-, y de ahí el brusco frenazo de la inflación. Si el consumo privado no tira de la economía, la única solución es vender fuera. Y la depreciación del euro favorece las exportaciones. Pero si el BCE no baja los tipos, el euro se dará la vuelta y volverá a subir, según los expertos, y eso lastraría aún más la situación económica en Europa.

Con ese horizonte de amenazas, las presiones arrecian sobre el Consejo del BCE -que se reúne el 15 de enero-, y los expertos especulan con recortes de tipos de 0,50 puntos e incluso superiores. El propio BCE no deja de dar señales en esa dirección. El vicepresidente Lucas Papademos aseguró el domingo que el banco central hará "todo lo necesario" para atajar el riesgo de deflación. Vitor Constancio, consejero del eurobanco, fue ayer aún más explícito: "Cualquier riesgo de que la inflación se consolide muy por debajo del nivel del 2% debería contrarrestarse con recortes de tipos".

Siempre a la espera de esas reducciones y aprovechando las bajas cotizaciones tras un 2008 de pesadilla, las Bolsas inician el año con optimismo, al alza desde el 1 de enero. Los mercados europeos siguieron ayer en ese camino, con subidas en torno al 1%. La española se anotó algo menos, el 0,8%.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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