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El frenazo europeo eleva el riesgo de recesión en España

Los servicios de estudios pronostican que el crecimiento se quedará en punto muerto hasta final de año

Alejandro Bolaños

Cuando aún se deshojaba la margarita del adelanto electoral, uno de los debates más intensos en el PSOE gravitaba sobre si los dioses de la recuperación económica serían más favorables en otoño o en marzo de 2012. El presidente Zapatero optó por otoño, antes de que el vendaval veraniego en los mercados financieros dejara sin pétalos el debate. Ni ahora, ni a principios del próximo año; la precaria recuperación de la economía española ha sucumbido a la crisis de la zona euro. El dilema ya es otro: lo que divide a los expertos es la probabilidad de volver a entrar en recesión.

La semana se abrió con un informe de Goldman Sachs que vaticinaba un traspié en la recuperación de Alemania y Francia, y otra recesión en toda regla para Italia y España. Para el próximo año, el banco anticipa un retroceso del PIB español (-0,4% en tasa interanual). No es el único. Los analistas de UBS o Citigroup coinciden en poner números rojos a su previsión para España (-0,3% en 2012). La agencia Fitch no llegó a tanto, pero al cerrar otra semana de vértigo con una rebaja de calificación de la deuda española, esgrimió la exposición a los efectos más nocivos de la crisis financiera europea. Y en la drástica revisión que hizo unos días antes a sus pronósticos, que ahora señalan un escuálido avance del 0,5% en 2012.

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"No son previsiones descabelladas, solo parten de una valoración más pesimista sobre Europa", explica Manuel Balmaseda, economista jefe de la multinacional Cemex. Como la decena de servicios de estudios españoles consultados, su escenario central para el segundo semestre es de estancamiento puro y duro; el crecimiento, muy débil, solo retornaría en la primera mitad de 2012. Admiten también que Europa determinará si hay recesión o no en España. La crisis financiera penaliza con más dureza a la economía española. Eso supone crédito más escaso y costoso para Administraciones, bancos y empresas.

Además, con la demanda interna bajo mínimos, la recuperación española vuela desde 2010 con un solo motor, el del sector exterior. Y el frenazo de media Europa ya se hizo notar en primavera. "La clave para saber si entramos en recesión está en la demanda europea", apostilla José Carlos Díez, de Intermoney. "Solo la contribución positiva de las exportaciones y del turismo han permitido que no haya caído la actividad", corrobora Xavier Segura, de CatalunyaCaixa. "Sin eso, España habría retornado a la recesión en mayo de 2010, cuando nos vimos obligados a precipitar la consolidación presupuestaria por el contagio de la crisis griega", añade Díez.

El ajuste presupuestario, mantiene el economista jefe de Intermoney, se ha convertido en otra amenaza para el crecimiento. "Hay que parar la excesiva dosis de austeridad. También fuera, sobre todo en Alemania, donde el consumo privado volvió a caer", prosigue Díez. A los recortes en la Administración central se suman ahora los de las comunidades. Y su efecto se apreció también esta semana en los pésimos datos del paro registrado en septiembre: 96.000 desempleados más, la mayor alza computada en ese mes.

"La incidencia del ajuste será más importante en el cuarto trimestre, lo que más influye es el parón de las exportaciones de mercancías", opina María Jesús Fernández, de la Fundación de Cajas de Ahorros. La española fue una de las economías avanzadas que más tarde salió de la Gran Recesión, al encadenar siete trimestres (desde el segundo de 2008) con caídas. Dos tasas trimestrales negativas consecutivas es la condición para dar por iniciada una recesión. "En el tercer trimestre, el crecimiento estuvo muy cerca de cero. El riesgo de un trimestre en negativo es cada vez mayor", recalca Fernández.

En el segundo trimestre, el PIB español apenas creció un 0,2% (en la comparación interanual, un 0,7%). La primera estimación de lo que ha ocurrido entre julio y septiembre tardará aún semanas en aparecer. "Habrá avance, aunque sea muy, muy pequeño", apuesta Sara Baliña, de Analistas Financieros Internacionales. "Los riesgos se concentran en el cuarto trimestre y en el principio de 2012, algunos indicadores adelantados anticipan que en octubre y noviembre la cosa se pondrá fea", avisa.

"Habrá crecimiento en el tercer trimestre. Y en el cuarto", defendió la vicepresidenta Elena Salgado este miércoles. También aceptó que, si las hiciera ahora, cambiaría las previsiones, sin actualizar por la cercanía de las elecciones. La revisión habría sido drástica: los servicios de estudios españoles creen que el PIB, en términos anuales, crecerá este año un 0,7% y un 1% en 2012, apenas la mitad de lo que Economía aventuró la pasada primavera (1,3% y 2,3%, respectivamente).

Para que la recuperación vuelva, Jordi Gual, economista jefe de La Caixa, mira de nuevo a la zona euro. "Hay que poner las bases para acabar con la crisis de deuda y para que la eurozona recupere un ritmo de crecimiento razonable", afirma. En España, Gual anima a profundizar en el ajuste fiscal y las reformas, aunque no tengan efectos positivos en el crecimiento "a muy corto plazo".

"Será esencial mantener el dinamismo de las exportaciones y del turismo mientras que el endeudamiento se reduce", insiste Segura. En los próximos meses, España se juega fuera si vuelve a crecer o da marcha atrás. "En Europa, tiene que solucionarse la crisis financiera y recuperarse la demanda", sintetiza Balmaseda. "Hará falta suerte", concluye.

Más cerca de los cinco millones de parados

"Es ya muy probable alcanzar los cinco millones de parados en el primer trimestre de 2012". La conclusión se recoge en el último boletín económico del Instituto Flores de Lemus. En su pronóstico, los analistas reflejan el deterioro del mercado laboral en julio y agosto. Pero no la pésima evolución del paro registrado en septiembre, divulgada esta semana. Tampoco la apreciación del ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, quien anticipó "un cuarto trimestre peor de lo esperado".

El paro es la prueba más evidente de la profundidad de la crisis en España. Entre enero y marzo, según la Encuesta de Población Activa, el número de desempleados llegó a los 4,9 millones (en el segundo bajó a 4,83 millones). Y la tasa de paro superó el 21%. El Gobierno mantuvo que esa sería la cota de la marea destructiva de empleo, que no se alcanzarían los cinco millones. El parón económico en verano cuestiona también este pronóstico.

"Con los datos de paro registrado en septiembre, la EPA del tercer trimestre, que suele ser buena, apenas va a dar creación de empleo. Eso dará pie a una fuerte destrucción de trabajo en el cuarto trimestre, cerca de 100.000", prevé Sara Baliña, de AFI. "La mejora de los servicios no se traduce en más empleos en la construcción, ahora es la obra pública la que reduce la mano de obra; y la industria decae por el cambio de ciclo global", comenta. "Si hay una nueva desaceleración económica, no sería descartable que el número de parados superase los cinco millones", apunta Jordi Gual, de La Caixa.

"Con el tiempo que llevamos en estos niveles, no es tan relevante si se alcanzan los cinco millones, o no", afirma Juan José Méndez, del Centro de Predicciones Económicas. Es una opinión compartida por los analistas, que coinciden en que la tasa de paro seguirá por encima del 20% -como en los últimos dos años y medio- buena parte de 2012.

"La recuperación del mercado laboral será lenta y no se consolidará hasta que la economía crezca de forma sostenida algunos trimestres. Este proceso se podría iniciar a finales del próximo año y consolidarse en 2013", detalla Jordi Gual, de La Caixa. "La tasa de paro no se reducirá de forma perceptible en 2012", insiste el informe del Instituto Flores de Lemus.

Con este panorama, Manuel Balmaseda aboga por darle una vuelta a la definición más estricta de recesión. "Si se siguen destruyendo puestos de trabajo, aunque el PIB crezca una décima, eso es recesión", asume el economista jefe de Cemex.

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