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Reportaje:

Pekín invierte a ritmo de salsa

China demuestra su alto interés por América Latina con la firma de contratos millonarios

Alejandro Rebossio

El presidente chino, Hu Jintao, se ha paseado estos días por Brasil, Argentina, Chile y Cuba como símbolo del creciente interés de su pujante economía por Latinoamérica, el segundo destino de sus inversiones exteriores. La gira de Hu ha dejado inversiones concretas en Brasil por 6.538 millones de euros y cartas de intenciones en Argentina para analizar proyectos por 15.161 millones.

China invertirá 6.358 millones de euros en Brasil y ha firmado cartas de intenciones en Argentina para analizar proyectos por 15.161 millones
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Iniciativas por el conjunto de la región

Al gigante asiático de 1.300 millones de habitantes le interesa esta región rica en las materias primas que necesita para sostener su elevado crecimiento, basado en la producción y exportación de productos con alto valor añadido. Ya no se conforma con importarlas, sino que pretende invertir para quedarse con su propiedad y así reducir costes. La demanda china de bienes primarios ha elevado sus cotizaciones a marcas históricas, en beneficio de los términos del intercambio de Latinoamérica. China busca aquí petróleo, gas, carbón, acero, cemento, caucho, cobre, hierro, aluminio, platino, níquel, soja y otros alimentos, según el presidente de la Cámara de Exportadores de la República Argentina, Enrique Mantilla.

La voraz economía china ha comenzado un proceso de internacionalización de sus empresas, sobre todo a partir del nuevo siglo. En 2003 invirtió en el exterior 2.190 millones de euros, un décimo de lo que desembolsó España. Más de la mitad de los recursos se destinaron a Asia y más de un tercio a Latinoamérica, que hasta hace poco años constituía un polo de atracción menos relevante para las empresas chinas que Oceanía, Estados Unidos, Canadá y África. Hu vaticina que su país invertirá en Latinoamérica 77.000 millones en los próximos 10 años.

Viejo interés

El interés chino por esta región se remonta a mediados del siglo XIX, cuando comenzaron a llegar emigrantes a la costa del Pacífico, sobre todo a Perú. En tiempos de Mao Zedong, el Partido Comunista Chino respaldaba proyectos políticos en la región y China Radio International transmitía en quechua para los países andinos. Ahora es el tiempo de los negocios entre una región inestable y un gigante milenario donde se valoran la paciencia, la palabra empeñada y la confianza personal.

El Gobierno de Brasil espera que empresas chinas inviertan hasta 3.846 millones de euros en la modernización y la expansión de las vías férreas, en las que el gigante asiático se ha interesado para transportar hasta los puertos las mercancías que importa. Por esta misma razón anhelan invertir en los trenes de Argentina.

Otros 2.692 millones irán a los sectores de minería y siderurgia. La Compañía Vale do Rio Doce (CVRD) construirá con el mayor fabricante chino de acero, Baosteel, y dos de las productoras más grandes de carbón del Dragón Rojo, Yankuang y Yongcheng, una planta en el norte de Brasil. CVRD emprenderá otra iniciativa en esa región: una refinería de alúmina en sociedad con la china Chalco. Existen otros planes de inversión menos abultados en madera, electrodomésticos y soja, un sector que ofrece tierras más baratas e impuestos más bajos que en Argentina.

La petrolera china Sinopec resultó elegida por el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva para la construcción de un gasoducto que una el sur y el norte de Brasil. Hu y Lula firmaron convenios de cooperación en el área aeroespacial (lanzarán un satélite binacional en 2006). El régimen de Pekín ha aceptado la eliminación de barreras sanitarias para la importación por 615 millones anuales de etanol, carnes vacunas, porcinas y avícolas, además de autorizar a los turistas de su país venir a Brasil.

A cambio, Lula le concedió a Hu lo que tanto busca por estas latitudes: que se le reconozca a su país el estatus de economía de mercado. La decisión ha generado fuertes quejas de la patronal industrial brasileña, que teme una invasión de productos asiáticos, sobre todo, de textiles, calzados y juguetes. China necesita que cada uno de los miembros de la Organización Mundial de Comercio (OMC) le reconozca aquella categoría para que se restrinjan las numerosas barreras antidumping que se le aplican a sus exportaciones en todo el mundo.

Las ventas brasileñas al gigante asiático subieron el año pasado un 79,9%, hasta los 3.486 millones de euros, en su mayoría soja y mineral de hierro. Las importaciones se elevaron a 1.650 millones, lo que arroja un elevado superávit comercial para un Brasil que lo necesita para cumplir con los pagos de su deuda externa. Lo mismo le sucede a Argentina.

La inversión china en Brasil había alcanzado el año pasado apenas 11,9 millones de euros. En los registros poco rigurosos del régimen de Pekín, se acumulan inversiones chinas por 92 millones entre 1979 y 2002 en el gigante suramericano, que le sitúa en el puesto 12 al nivel mundial y en el tercero en Latinoamérica, detrás de Perú y México.

En Argentina, las inversiones chinas son todavía menores. Se han orientado a la pesca, el ensamblaje de televisores y equipos de audio, pequeñas fábricas textiles y supermercados. Antes de la visita de Hu, la estatal china Zhisi anunciaba la inversión de 15 millones de euros para construir una fábrica tabacalera en el noroeste de Argentina y la minera Ling Cheng ganaba la subasta para reactivar el único yacimiento de mineral de hierro de este país, en la Patagonia.

El Gobierno de Kirchner ha firmado cartas de intenciones con empresas chinas para analizar proyectos de inversión en sociedad con el Estado. China Beiya Escom (sociedad de la que participa el banco portugués Espirito Santo), China Unicom y Hong Kong New World Group analizarán la inversión de 546 millones de euros en el desarrollo de las telecomunicaciones y las tecnologías por satélite y de la información. China Beiya Escom y China Railway 20th Bureau Group estudiarán iniciativas en ferrocarriles por 6.153 millones. Unos 4.615 millones estarán en juego si se concreta el acuerdo para construir viviendas populares e infraestructura con New World Property Development y China Constructions. La petrolera Sonangol estudiará con la nueva empresa estatal Energía Argentina, SA (Enarsa), la exploración de áreas marítimas y la recuperación secundaria de pozos maduros, lo que demandaría 3.846 millones.

Menos trabas

Argentina le reconoció el estatus de economía de mercado a China a cambio de que este país se abstuviera de reclamar contra las medidas antidumping que protejan a ciertas industrias consideradas sensibles por el Gobierno de Kirchner. También aquí Hu permitió el turismo chino y ha eliminado trabas sanitarias para importaciones por valor de 153 millones de euros anuales de carnes bovinas, avícolas, peras y manzanas.

La exportación argentina a China subió el año pasado un 143,4%, hasta los 2.045 millones de euros, tres cuartas partes provenientes de la venta de soja y sus derivados (harinas y aceites). Las importaciones, sobre todo ordenadores y productos electrónicos, supusieron 346 millones, la mitad que la media de 1995 a 2001, el año anterior a la devaluación del peso.

Con la visita de Hu a Santiago, Chile inició formalmente las negociaciones de un tratado de libre comercio con China. Al Gobierno de Ricardo Lagos le interesa firmarlo el año próximo: sabe de la competencia que supondrá la entrada en vigencia de la zona de libre intercambio entre el Dragón Rojo y nueve vecinos asiáticos.

Chile ha reconocido el estatus de economía de mercado a China, que en 2003 no invirtió en este país suramericano, pero le compró un 58,5% más que en 2002, hasta llegar a los 1.493 millones de euros, en especial cobre. Las mineras estatales Codelco, de Chile, y Minmetals, de China, han sellado un convenio para que la primera abastezca a la segunda con envíos de cobre por valor de 1.538 millones de euros a largo plazo.

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, brinda con Hu Jintao, presidente de China.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, brinda con Hu Jintao, presidente de China.EFE

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