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Entrevista:MAX OTTE | Economista y director del Instituto Patrimonial de Colonia

"Puede que estemos ante una eterna burbuja económica"

Lluís Pellicer

Max Otte (Plettenberg, Alemania, 1964) se convirtió en 2008 en uno de esos gurús que llevaban tiempo advirtiendo sobre el fin del que entonces se antojaba un ciclo de crecimiento inacabable. Pero eso ya queda atrás, y lo que denuncia ahora es la vuelta a un capitalismo que considera "feudal". Su libro El crash de la información (Ariel), que ha presentado esta semana en el Consejo Audiovisual de Cataluña, destila indignación ante el rescate de los grandes bancos con dinero público o la desinformación a la que, a su juicio, las grandes corporaciones someten al consumidor. Podría parecer un enemigo acérrimo del capitalismo, pero no lo es. Doctorado en Princeton, hoy dirige el Instituto de Desarrollo Patrimonial de Colonia y es gestor independiente de fondos.

"El euro resistirá, pero la comunidad económica puede sobrevivir sin él"
"El Estado no ha fallado. Lo dejamos sin apenas poder antes de la crisis"
"La recuperación pasa por que los bancos refuercen sus fondos propios"

Pregunta. Tras la quiebra de Lehman Brothers se hablaba de "refundación del capitalismo". ¿Dónde ha quedado aquello?

Respuesta. No queda nada de eso. ¿Qué capitalismo hemos tenido en los últimos 10 o 20 años? Yo lo llamo nuevo feudalismo. Quienes más influencia han tenido en la sociedad han sido las grandes empresas, en lugar de los políticos, que se han quedado sin apenas poder. Una economía de mercado real debería estar controlada por los mercados, y ha estado planificada por las grandes corporaciones. Y los Estados han trabajado para ellas en vez de servir a sus ciudadanos. Lo vemos en la actual crisis europea, en la que estamos salvando a los bancos. La gente de Grecia o Irlanda, pero también de Alemania, está pagando para que los bancos sean salvados.

P. ¿Esta crisis es un ataque contra el euro?

R. Yo estoy en contra del euro. No lo estoy del sistema monetario europeo que teníamos antes. Es decir, tipos de cambio fijos, pero monedas nacionales. No necesitamos el euro para una integración económica.

P. ¿Eso no debilitaría todavía más Europa?

R. En absoluto, no creo que se viniera abajo. Podríamos seguir siendo una comunidad económica volviendo a las monedas nacionales.

P. La canciller alemana Angela Merkel dijo que en realidad no se trata de salvar al euro, sino a Europa.

R. No estoy de acuerdo. Europa y el euro no son lo mismo. El euro creó esta crisis, y Europa puede ser mejor sin la moneda única.

P. ¿El euro resistirá?

R. Desearía que no lo hiciera, pero nadie dejará que se venga abajo. Los políticos europeos, también los alemanes, están saliendo a defenderlo. Y además, en general, Europa lo está haciendo mejor que Estados Unidos, que es quien tiene el problema. Su déficit es alto, del 11%...

P. Pero los mercados castigan la deuda de los países europeos. Primero fue Grecia; luego, Irlanda. ¿Le seguirá Portugal?

R. No hay problema, lo salvaremos.

P. ¿España también? El tamaño de la economía es casi ocho veces mayor al de Irlanda...

R. Es la mitad que la alemana. También. Eso es lo de menos.

P. Pero ¿cree que España tendrá que ser salvada?

R. No. El euro puede aguantar. Aun así, los planes de rescate no son para salvar a los ciudadanos irlandeses ni a los griegos, sino a sus bancos. Es un error. ¿Por qué no dejamos que se declaren en bancarrota? De todos modos, el euro estaría en aprietos si tuviéramos el problema de las titulizaciones hipotecarias, pero no ha habido un boom inmobiliario europeo. Salvo en España, aunque podemos gestionarlo.

P. ¿La clave para salvar el euro es Alemania?

R. Sí, y se implicará.

P. ¿Estamos ante una crisis sistémica o cíclica?

R. Sistémica, pero podríamos hallarnos en una burbuja económica eterna. Los libros de texto no hablan de ello, de una burbuja que se forma, explota, luego se hace otra, vuelve a estallar... No es el que tenemos ahora, pero podríamos llegar a un sistema muy inestable, de burbujas que se van hinchando y estallando sucesivamente.

P. En el libro incide mucho en la desinformación económica. ¿Los casos de los rescates que se han ido produciendo, en los que abundan los rumores y los desmentidos, son un ejemplo?

R. Sí. Los bancos están dominando el diálogo público. El problema ahí es que hay muchos economistas trabajando para ellos o para grandes instituciones y pocos que sean independientes.

P. ¿Cómo salir de esta crisis?

R. Para que los mercados funcionen correctamente, los bancos necesitan más fondos propios, porque esa es la base del capitalismo. No puede ser que algunos tengan unos fondos propios del 3% o 4% cuando en realidad requieren un 8% o 9%. Insisto, la base del capitalismo es el capital, y los bancos no lo tienen, lo cual no deja de ser extraño.

P. De esa refundación del capitalismo de la que hablábamos dice que solo ha quedado el debate sobre las remuneraciones de los ejecutivos.

R. Sí, y es un debate secundario. Los ejecutivos no son mejores que los burócratas o los políticos, y de hecho son burócratas dentro de sus grandes corporaciones. Sus sueldos son excesivos, pero ese no debería ser el debate.

P. Al principio de la crisis parecía que la socialdemocracia saldría fortalecida frente al liberalismo. No ha sido así.

R. Es raro. La gente pensó que ante esa terrible crisis el Estado había fallado. No es cierto. Lo que ha ocurrido es que hemos mantenido a los Estados pequeños, dejándolos sin demasiadas opciones para ejecutar políticas contra la crisis, que es lo que la gente demandaba. Ahora necesitamos un Estado, políticas y un gasto mejores.

P. ¿La solución pasa por un Estado más fuerte?

R. Por más democracia. Porque ahora hay un socialismo para los bancos.

P. ¿Por qué habla de feudalismo?

R. Vivimos en una sociedad dirigida por el dinero. Por ejemplo, hay ministros que mientras lo son ya se están procurando un trabajo para cuando dejen de serlo. Luego los vemos en una gran empresa. Y eso lleva a una cierta corrupción, porque no realizan sus políticas de forma independiente. Por otra parte, las grandes sociedades están comprando la opinión pública. Contratan a relaciones públicas, pagan a gente para que escriba bien de ellos en los blogs de Internet... No estoy hablando de que haya una conspiración, lo que ocurre es que el dinero puede comprarlo todo.

P. ¿No es contradictorio hablar de desinformación en la era de Internet?

R. No. A través de Internet tenemos más desinformación. Se confunde al consumidor para ganar más dinero o lograr más poder. E insisto, no es ninguna conspiración.

P. Pero la Red parece haber democratizado la información...

R. En Internet hay chats o foros... Eso no aporta información. La información requiere pensar. Y periodistas cualificados, pero cada vez hay menos porque en Internet casi todo es gratis. No creo en el periodismo ciudadano. Los bloggers a veces descubren cosas, y eso está bien, pero no creo que sean reporteros porque para serlo se requiere especialización, cualificación y una institución detrás para tener editores. Una sola persona no puede hacer todo eso. Necesitamos profesionales.

Max Otte, el martes pasado en Barcelona.
Max Otte, el martes pasado en Barcelona.TEJEDERAS

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Economía de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera. Ha sido corresponsal en Bruselas entre 2018 y 2021 y redactor de Economía en Barcelona, donde cubrió la crisis inmobiliaria de 2008. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.
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