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El agravamiento de la crisis

Una huelga en el transporte público paraliza Atenas

Las conexiones aéreas con el extranjero sufren retrasos y cancelaciones por una protestas de los controladores. -Los paros están convocados contra los nuevos recortes

Una huelga en los transportes públicos a la que se han sumado a última hora los taxistas está bloquenado hoy el centro de Atenas, donde las revueltas que han empezado desde altas horas de la madrugada han obligado a cortar los accesos a la plaza Sintagma, epicentro de las revueltas sociales contra los duros recortes del Gobierno de Yorgos Papandreu. Además, las protestas, que sirven de precalentamiento ante las huelgas generales convocadas por los dos principales sindicatos del país para el 5 y el 19 de octubre, han coincidido con un paro de los controladores aéreos. Esto está provocando retrasos y cancelaciones en las conexiones aéreas con el extranjero.

La situación en el centro de la capital ateniense sin autobuses, metro ni taxis es de caos y se espera que empeore a lo largo de la tarde a medida que los trabajadores vayan acabando su jornada y tengan que coger el coche para volver a sus casas. Los taxistas, que llevan semanas protestando contra la liberalización del sector, se sumaron a última hora de ayer a la huelga.

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En el aeropuerto, la situación no era mucho mejor. Mientras los turistas y demás viajeros veían enojados como los avisos de retrasos y cancelaciones aumentaban en las pantallas de información, a su lado se manifestaban los controladores exigiendo, paradójicamente, un mejor transporte aéreo y mayor seguridad. Los motivos que han sublevado al colectivo son idénticos a los que han sacado a la calle a miles de atenienses en los últimos meses: protestas por la rebaja de sueldos y contra los recortes en los procesos de formación.

Una pareja de españoles con destino a Galicia se lamentaba de que, por culpa de las dificultades para la salida de su vuelo, tendrían que hacer hoy noche en Madrid. Mientras, en el exterior de las instalaciones del aeropuerto de Atenas, una empleada que había empezado su jornada a las cinco de la mañana, Sofía Boulgari, se preparaba para esperar cinco horas al sol a la que su hermana viniese a buscarla por la imposibilidad de coger un autobús o un taxi para volver a su casa. Los turistas, sin embargo, se han podido desplazar gracias a que los hoteles han puesto a su disposición autobuses privados.

Pero el paro de hoy será solo un calentamiento para los del 5 y 19 de octubre, convocados por los dos sindicatos más representativos del país. GSEE, del sector privado, y ADEDY, del público, representan a 2,5 millones de trabajadores, la mitad de todos los que tiene el país. "Lucharemos hasta el final para acabar con estas políticas. La troika y el Gobierno deben irse", señaló el secretario general de ADEDY. Esta organización había fijado el paro para el 5 de octubre, pero finalmente adelantó un día la convocatoria para coincidir con la de GSEE.

Contra la clase política

Los manifestantes en Sintagma, plaza que sirve de epicentro de la ciudad y donde está el Parlamento, gritaban contra los nuevos recortes, las nuevas subidas de impuestos y sobre todo contra los viejos políticos. "Que se vayan todos", es una de las consignas más coreadas durante estos días, petición que recuerda a la que hacían los argentinos hace una década contra el presidente Fernando de la Rúa y toda la clase política.

Pero al primer ministro no le llegan solo golpes desde el flanco sindical. La oposición reclama elecciones un día sí y al otro también. Y dentro de su propio partido, Papandreu no tiene todas las de ganar. Fuentes socialistas aseguran que el desacuerdo ayer era total: algunos miembros del Pasok amenazaban con dimitir, otros pedían elecciones, y otros reclamaban la marcha del líder para formar un Gobierno de coalición. No hay que olvidar que, dadas las nefastas perspectivas electorales del partido, si ahora se disolviera el Parlamento muchos diputados del Pasok se irían directamente a la cola del paro.

Un grupo de turistas se desplaza a pie por las calles de Atenas.
Un grupo de turistas se desplaza a pie por las calles de Atenas.ALKIS KONSTANTINIDIS (EFE)

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