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La crisis del euro | Las repercusiones políticas

Una rebelión interna cuestiona el plan del Gobierno irlandés

La oposición exige la disolución inmediata del Parlamento

El plan de rescate internacional finalmente aceptado por Irlanda ha traído consigo una crisis política interna que puede condicionar su puesta en marcha. Se da la paradoja de que el primer ministro, Brian Cowen, presentará hoy un drástico programa de austeridad de cuatro años cuando ni siquiera está claro que pueda sobrevivir políticamente los tres meses que le restan antes de las elecciones anticipadas. Porque mientras el jefe del Gobierno pide a la oposición un margen de maniobra hasta que se vote en el Parlamento el presupuesto del 2011 (7 de diciembre) y el plan de ajuste (principios de año), desde las filas de su partido, Fianna Fail, ya se exige su cabeza.

El minoritario Sinn Féin caldeó ayer los ánimos al presentar una moción de censura, pero el papel clave lo juegan los opositores Fine Gael y Partido Laborista, que exigen la disolución inmediata del Dail (Parlamento). "¿Qué sentido tiene preparar un plan de cuatro años para quien no va a dirigirlo ni tampoco ha consultado a los irlandeses sobre su aplicación?", esgrimía el número dos del Fine Gael, James Reilly.

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Los llamamientos de Cowen a anteponer el interés nacional frente a los cálculos partidistas (el Fine Gael se perfila como ganador de los próximos comicios) han topado además con las maniobras en el seno de su grupo parlamentario para descabalgarlo del poder. Fuentes del Fianna Fail revelaron ayer que un grupo de sus diputados está considerando plantear su propia moción de censura o no sumarse a la mayoría de Gobierno en la votación de los presupuestos. "Las ratas abandonan el barco", titulaba el Irish Daily Mail sobre esta toma de posición frente al primer ministro más impopular en la historia de la Irlanda independiente. Las quinielas sobre los posibles sucesores del taoiseach (primer ministro) ya empezaban a circular ayer, encabezadas por el titular de Exteriores, Michael Martin.

Ya sea encabezado por Cowen o por un hipotético sustituto, el Gobierno irlandés necesitará de los votos en bloque del Fianna Fail, junto a los de sus socios verdes y los de algunos independientes que todavía apoyan a la coalición, para sacar adelante el plan económico. Su precaria mayoría de tres escaños puede verse reducida a dos si pierde la elección parcial del jueves en Donegal, y dos de los diputados independientes con los que contaba amenazan con retirarle el apoyo. Si estos dos factores acaban confirmándose a la contra, un voto favorable al presupuesto dentro de dos semanas parece inviable.

"¿Tenemos que continuar con esta charada que es un insulto al pueblo irlandés?", se preguntó ayer el líder del Sinn Féin en el Parlamento, Caoimhghín Ó Caoláin, tras depositar la moción de censura contra Cowen. La política irlandesa puede deparar múltiples escenarios, pero en ninguno aparece la desprestigiada figura del actual primer ministro.

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