Un tribunal francés condena a Google por favorecer la venta de imitaciones de artículos de lujo
Google, la sociedad que pone a disposición del público internauta el más poderoso motor de búsqueda, fue condenada en febrero de 2005 en primera instancia en París por ayudar a la promoción y venta de productos falsificados. La denuncia la había presentado la sociedad LVMH, es decir, Louis Vuitton, Moët y Henessy, especializada en productos de lujo. Ahora, tras el recurso presentado por Google, el tribunal ha ratificado la sentencia aumentándola: Google tendrá que abonar 300.000 euros de multa, más 60.000 de costas judiciales a los que hay que añadir los 15.000 euros de primera instancia.
Para los jueces Google es culpable de "falsificación de marcas, competencia desleal y publicidad engañosa". Google permite que en el sitio Internet de LVMH haya contactos directos inmediatos (links) en asociación con términos como "imitación", "réplica", "copia" y los presenta en situación de aparente igualdad con los de la página oficial de LVMH bajo la denominación de "vínculos comerciales". Muchos de los productos así propuestos a la venta son malas imitaciones realizadas en Oriente, a muy bajo coste y con materiales de calidad mediocre, pero que se amparan en los logos extraordinariamente conocidos y prestigiosos de LVMH. Para los jueces la estrategia de Google "es de inducir al error a los internautas sobre el origen y las calidades sustanciales de los bienes propuestos a la venta".
La conclusión de la justicia obliga a Google a renunciar a utilizar "en el marco de su actividad publicitaria", todas las marcas pertenecientes al grupo LVMH en lo que se refiere a todas las extensiones de su sitio Internet accesibles desde Francia.
En su defensa Google asegura que, desde el inicio del procedimiento judicial, en 2003, ha prohibido a todos sus anunciantes "utilizar marcas que no les pertenecen y ha prohibido la publicidad de productos que son imitaciones y falsificaciones". Como siempre en ese tipo de litigios Google intenta descargar su responsabilidad en la escurridiza figura jurídica de unos falsificadores difícilmente identificables. Una estrategia que no sirve en Francia.