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El Papa finaliza su viaje a Turquía con una misa en Estambul

Benedicto XVI afirma que la Iglesia no quiere imponer nada y sólo pide la libertad religiosa

EFE

Benedicto XVI ha finalizado su polémico viaje de cuatro días a Turquía con una misa celebrada en la catedral del Espíritu Santo de Estambul, y con el mensaje de que la Iglesia no quiere imponer nada y pide únicamente la libertad religiosa. Antes de abandonar el país, el Pontífice ha asegurado que "deja una parte de su corazón" en Estambul con la esperanza de haber contribuido a una "mejor comprensión" entre las religiones.

Una representación de la reducida comunidad católica de Turquía -conformada por unas 30.000 personas en todo el país- se ha agolpado a las puertas del templo de la capital para asistir a la misa que ha oficiado Benedicto XVI antes de regresar al Vaticano. También han asistido a la ceremonia el patriarca Ecuménico de Constantinopla Bartolomé I, el armenio Mesrob II y el metropolita sirio ortodoxo, Fluksinos Yusuf Cetin.

El Pontífice ha aprovechado la asistencia de los representantes de otras confesiones cristianas para animar nuevamente al camino de la unidad entre cristianos. De hecho, en la celebración han tenido cabida cantos y símbolos de la tradición Armenia, caldea, aramea y siria.

Benedicto XVI ha recordado que "la Iglesia no quiere imponer nada y que simplemente pide que la dejen vivir libremente y expresar lo que no puede esconder: Cristo".

Antes de la misa, el Papa ha inaugurado una estatua de Juan XXIII (que fue delegado apostólico en Turquía como cardenal) en el patio exterior de la iglesia, donde además ha liberado algunas palomas blancas. Estos actos han sido los últimos de la estancia del Papa en Turquía, que llegará a Roma esta tarde.

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