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Reportaje:Empresas & sectores

España se relaja en eólica marina

El retraso en esta nueva forma de energía amenaza el liderazgo de nuestra industria eólica

España -el Gobierno y buena parte de la industria- observa de lejos la actual "pasión" de los países del norte de Europa por la eólica marina. No sólo Dinamarca, la pionera, quiere convertirla en su principal fuente de electricidad. También países que entraron más tarde -Reino Unido, Alemania, Suecia...- van en la misma línea. "Europa tiene ahora mismo instalados entre 1.500 y 2.000 megavatios (MW) de eólica marina", explica Álvaro Martínez Palacio, responsable de proyectos offshore de Iberdrola: "Y es sólo el principio. De aquí a 2020, el 25% de la eólica que se instale en la UE será marina".

Esto se debe en parte al empuje de Bruselas, que decidió, en su revisión de la Estrategia de la Energía de 2008, apostar por la eólica marina y fijar un objetivo de 40.000 MW para 2020 y de 120.000 para 2030. Sólo el Reino Unido y Alemania tienen planes para instalar 30.000 y 10.000 MW de eólica marina en los próximos años. "A partir de 2015", asegura Raúl Manzanas, responsable de proyectos de I+D+I de Acciona, "Europa estará instalando entre 5.000 y 7.000 MW de esta energía al año".

De aquí a 2020, el 25% de la eólica que se instale en la UE será marina
España, tercer productor mundial de eólica, no tiene un solo MW marino
Turismo, pesca y estructura de la costa limitan en España su implantación
Acciona e Iberdrola apuestan ya por esta tecnología de generación eléctrica

Mientras, en España, tercer productor mundial en wind energy (energía eólica), no hay un solo MW marino instalado. Y, dada la lentitud del Gobierno, muchos expertos creen que no produciremos un solo kilovatio marino antes de 2017 o 2018. Y eso, si empezáramos ya, que no es el caso. De los 10.851 MW previstos en Europa hasta 2013 ni uno estará en España. De resultas de esta situación, la industria eólica española, una de las primeras del mundo, ni siquiera ha empezado a producir las máquinas y componentes necesarios. Algo alarmante dado que empresas como Siemens o Vestas están produciendo y vendiendo ya turbinas para la eólica marina y posicionándose ya con ventaja en el nuevo segmento.

Alberto Ceña, responsable de eólica marina en la AEE (Asociación Empresarial Eólica), reconoce que el grado de implicación industrial es limitado. "Hay algunas empresas", dice, "trabajando en componentes, cimentaciones, elevadores o tornillos, pero ninguna produciendo turbinas". Gamesa, una de las grandes a escala mundial, no tiene ningún aerogenerador para el medio marino, si bien está ensayando con un prototipo de 4,5 MW, que quizá podría instalarse en el mar. Todo ello no sería grave si la eólica marina fuera sólo un segmento diferente, pero no, representa un avance en la industria al exigir tecnologías más sofisticadas que las de la terrestre. Estar fuera es peligroso.

Todo indica que la industria española acumula ya un fuerte retraso en eólica marina respecto a Europa. "Alemania", apunta Manzanas, "cuyo Estado invirtió 100 millones de euros en un área experimental y 300 más en infraestructuras, tiene tres fabricantes de máquinas de 5 MW, y un auténtico cluster de eólica marina, que incluye a la industria naval". En Dinamarca, Vestas acaba de presentar una turbina de 6 MW.

En el sector culpan al Gobierno. Mientras el Reino Unido empezó a programar sus parques marinos en 2000, España sólo presentó su mapa de recursos eólicos en la mar nueve años después, en abril. Además, no parece haber prisa por poner en marcha los trámites que llevarán a la asignación de zonas a los promotores interesados. Ni tampoco para crear un parque experimental para testar los equipos. "Ocho meses después de publicar ese mapa, no hemos recibido ninguna noticia", apunta un ejecutivo del sector. "Y eso que hay 27 proyectos presentados por empresas como Iberdrola, Endesa o Capital Energy", señala Ceña, de la AEE. "En 2007", explican en Iberdrola, "presentamos hasta seis proyectos, con una potencia total de 3.000 MW. Estamos esperando".

En Industria, un portavoz reconoce que "esto va para largo" y añade que "es difícil, dados los tramites exigidos, que tengamos parques marinos antes de cinco o seis años". El proceso es largo: no sólo hay que pedir informes sobre los efectos (medioambientales, turismo o pesca) sino que hay que esperar a que REE ponga los medios para conectar esa electricidad, dicen en el sector. Estos retrasos están alarmando a las empresas promotoras. Ceña cree que la eólica marina "no está en la hoja de ruta del ministerio".

Desde el Gobierno y el sector se dan varias explicaciones para lo ocurrido. La principal es que España tiene un alto potencial terrestre, aún sin aprovechar. En Industria explican que "la eólica marina no es urgente dado que hay una larga lista de proyectos de terrestre en marcha". A lo que habría que añadir que Industria ya frenó el torrente de instalaciones eólicas. También la crisis jugó en contra, al reducir el consumo eléctrico. "Ahora mismo", reconoce Ceña, "hay exceso de capacidad eléctrica debido a que la demanda ha bajado un 4% en el año móvil". Industria opina lo mismo.

A Industria le preocupa que la eólica marina salga más cara (el doble por MW), debido a que tiene costes de instalación más altos. "Son", dice Ceña, "parques grandes, de 500 MW (no de 50 como en tierra)". Además, sus turbinas, más potentes y sofisticadas, "tienen que instalarse sobre estructuras sumergidas 20 o 40 metros, poner cables submarinos y montar subestaciones". ¿La ventaja? Que el viento es más fuerte y constante, lo que aumenta la producción por MW instalado.

Luego están las dificultades propias del litoral español, que hacen difícil la instalación de plataformas fijas, más baratas que las flotantes. "Los países que están apostando por la eólica marina tienen", explica Ceña, "plataformas continentales, con profundidades inferiores a 20 metros. En España enseguida nos vamos a los 100 metros". La solución sería instalar los aerogeneradores cerca de tierra. Pero esa opción no es aceptada por algunos ayuntamientos. En Industria opinan que hay que tener cuidado con los parques marinos. "No podemos colocarlos delante de zonas turísticas o donde afecte a la pesca".

Estos argumentos son compartidos por algunas de nuestras industrias. En Gamesa reconocen que "de momento" no están proyectando máquinas de eólica marina ya que creen que "el potencial del mercado está en la terrestre". "No vemos que este mercado se inicie en España antes de cinco o seis años". Gamesa ha firmado, de todos modos, un acuerdo con la universidad de Delaware, en EE UU, para instalar turbinas experimentales. Éste no es el caso de Acciona, que, según Manzanas, apuesta por la marina. "Va a ser una de nuestras principales líneas de negocio", asegura.

El problema es que el retraso no sólo les está haciendo perder negocio a las empresas industriales sino que amenaza con dejarles en una posición de inferioridad en función de la tecnología. "No podemos", se queja Ceña, "por razones estratégicas, abandonar la eólica marina. Aun cuando España pueda tener menos interés, nuestras empresas industriales están en un mercado global, que evoluciona hacia esa nueva forma de energía". Manzanas advierte que la industria española ha empezado ya a perder cuota de mercado. "En 2007 teníamos el 22% mundial, hoy sólo el 17%".

De hecho, las empresas españolas operadoras de parques eólicos -como es el caso de las eléctricas- y que ya están ganando contratos de eólica marina en diversos países de Europa, se están viendo obligadas a echar mano, para sus instalaciones, de tecnología no española. "Los principales suministradores de estas máquinas", explica Martínez Palacio, de Iberdrola, que tiene proyectados ya dos parques eólicos en el Reino Unido, "son Siemens, Vestas o

Areva". Las conclusiones son evidentes. "Si España no reacciona", advierte Ceña, "puede ponerse en peligro el que era uno de nuestros sectores más prometedores, el de la eólica". -

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