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Reportaje:Empresas & sectores

Un soplo de de optimismo 'made in USA'

Las empresas estadounidenses siguen confiando en España, a pesar de la crisis

Las empresas estadounidenses en España empiezan a levantar el freno de la inversión, pero sin llegar a la velocidad de crucero. Después de tres años de parálisis inversora para adaptarse al contexto de crisis y reducir plantillas, las compañías norteamericanas empiezan a mostrar algo de optimismo. El 55% de las multinacionales encuestadas por Esade para el barómetro anual de la Cámara de Comercio de Estados Unidos asegura haber realizado inversiones en el último año. El vaso se puede ver medio vacío: el 45% de las firmas norteamericanas sigue sin invertir en España. Pero también medio lleno: el dato es bastante mejor que el del año pasado, cuando seis de cada diez empresas preferían seguir la máxima de wait and see.

El 55% de las firmas encuestadas ha invertido en España en el último año
La mayoría de las empresas asegura que mantendrá la plantilla actual

El pulso irregular de la actividad inversora se refleja en las cifras registradas hasta septiembre, cuando llovieron 250,4 millones de euros de forma directa procedentes de EE UU, según el Ministerio de Industria. Eso supone un incremento del 32,4% respecto al mismo periodo del año pasado. No obstante, el flujo ha sido muy desigual dependiendo del periodo. En el tercer trimestre, por ejemplo, solo llegaron 9,8 millones de euros, el 85,5% menos que en los mismos meses de 2010. "España puede volver a ser un país atractivo para las empresas norteamericanas, pero lamentablemente hoy en día no lo es", afirma el presidente de la Cámara de Comercio de EE UU, Jaime Malet. Y es que los centros de decisión todavía perciben a España dentro de la zona de riesgo de Europa por la crisis de la deuda soberana.

A la empresa norteamericana, pues, le va mejor que hace tres años, pero en cambio es pesimista cuando debe trazar las perspectivas económicas de España. Y ahí, el sentir general que recoge el barómetro apenas ha variado: el 98% piensa que la marcha general es desfavorable, cuatro puntos más que el año pasado. "En otras ocasiones los empresarios se mostraban inquietos por las relaciones internacionales de España. Este año miran hacia dentro. Los inversores estadounidenses están preocupados por la elevada tasa de paro y la pésima situación del déficit público", explica el profesor de Esade y director del Observatorio de la Multinacional Española, Pere Puig.

Los directivos ven a España como un país con una buena calidad de vida, unos servicios básicos de calidad y un coste razonable, donde los acuerdos se cumplen y habitada por unos ciudadanos cuyo nivel educativo consideran correcto. Esa es la cara. La cruz la dibujan un Estado demasiado burocratizado en su opinión, con unas relaciones laborales complejas y una comunicación con las Administraciones locales, autonómicas y central que podría mejorar mucho.

La nota media que saca España una vez valorados todos esos elementos es la de un aprobado. Y raspado, de 4 sobre 7. Esa nota varía según el tamaño de las empresas. Las más pequeñas no dudan en dar un suspenso al país, mientras que las medianas son más generosas. "El sistema sigue siendo muy burocrático para ellos. No hay ventanilla única, sino que hay dos e incluso tres", lamenta Malet. Algunos empresarios también se muestran inquietos por los recortes que se están ejecutando en la sanidad pública, lo cual Pere Puig atribuye sobre todo a compañías farmacéuticas o sanitarias. "No están tan preocupadas por los recortes sanitarios como por los plazos de los pagos", puntualiza Malet.

Mejor nota sacan los trabajadores, a los que sus patronos otorgan un 5,1 sobre 7, lo que equivale a un notable. Los empresarios valoran en especial que sus empleados mantienen la relación con los clientes y la capacidad para trabajar en grupo, resolver problemas y aprender. La gran asignatura pendiente es el conocimiento del inglés y asumir una mayor flexibilidad y movilidad en el puesto de trabajo.

A pesar de las deficiencias que los empresarios ven en el sistema económico español y los malos tiempos que quedan por venir, la gran mayoría de las empresas planea mantener (46,2%) e incluso aumentar (41,5%) su plantilla. Solo el 12,3% proyecta realizar despidos. Estos datos sí son mucho mejores a los del barómetro de 2010. Entonces, eran más las empresas que pensaban echar a empleados (19,5%) que las que decían que iban a contratar (17,1%). "Muchas compañías ya hicieron los deberes en 2009 y 2010, algunos tan dolorosos como recortar sus plantillas", explica Malet. -

Sí a la reforma laboral

La encuesta a los empresarios norteamericanos se realizó antes de las elecciones generales del 20-N. Sin embargo, el profesor de Esade y coordinador del barómetro, Pere Puig, asegura que, a pesar de no preguntarlo directamente, el conjunto de las respuestas de los directivos estaba mandando un mensaje. "Nos decían que esperaban un cambio de Gobierno cuando opinaban que era necesaria una reforma laboral, del mercado energético o de la fiscalidad", sostiene Puig.

El presidente de la institución, Jaime Malet, tiene claras las peticiones que realizará al flamante presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. A corto plazo, según él, urge reformar el sistema financiero, pero la principal prioridad es "liberalizar el mercado de trabajo". "Ningún país del mundo puede permitirse esa tasa de paro y debemos mejorar, por ejemplo, en movilidad geográfica", asegura Malet. La tercera pata, a largo plazo, es mejorar el sistema educativo. Otros asuntos a mejorar pasan, en su opinión, por proteger la inversión extranjera y la propiedad intelectual.

Los empresarios norteamericanos, en general, también son críticos con la respuesta que la Unión Europea está dando para salir de la crisis. "Estados Unidos entiende que España debe adoptar una política de hiperausteridad. La ven necesaria para España, Italia y Grecia, pero en cambio no la ven para el conjunto de la Unión Europea", comenta Malet. El presidente de la cámara afirma que los directivos consideran que Alemania y los países del norte de Europa deberían adoptar una política fiscal más expansiva, mientras que la política monetaria debería serlo para el conjunto de la UE para "proveer de liquidez al sistema". -

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