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"Corre, corre..."

Relato de uno de los empleados de Ferrovial desalojado por la colocación de un coche bomba de ETA en Campo de las Naciones

"Corre, corre...me dijeron los policías mientras ellos corrían también", dice Juan José, de 20 años, empleado de mantenimiento de la empresa Ferrovial, frente a cuya sede de la calle de Ribera del Loira, 42 ha hecho explosión a las nueve de la mañana de hoy un coche-bomba cargado de explosivos. En su empresa se acababa de recibir una llamada procedente de la compañía Metrovacesa en la que se avisaba del anuncio de una inminente explosión en las inmediaciones del edificio. "Eran las ocho y cuarto y yo venía de ayudar a desalojar el edificio junto con los de Seguridad, que nos habían pedido ayuda, y creo que fui la penúltima persona que lo desalojó. Pero lo que yo no sabía entonces, mientras corría, era que al salir pasé apenas a unos dos metros de distancia la furgoneta Partner blanca que estalló luego, a las nueve, con la bomba dentro", comenta con alivio.

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"Pegó un pepinazo importante"

"La furgoneta estaba estacionada a unos 30 metros de distancia de la puerta del edificio", señala. El vehículo se encontraba bajo un paso elevado de hormigón, por lo que la explosión retumbó con un estruendo añadido. "Pegó un pepinazo importante", explica. Otro testigo dice que el sonido se escuchó en Coslada. Según un portavoz de Bomberos, la deflagración incendió cuatro automóviles y dañó más de cuarenta. Numerosos cristales de los edificios contiguos quedaron hechos añicos o descuadrados.

Juan José relata cómo vivió el atentado: "Eran las ocho y cuarto de la mañana. Yo estaba desayunando en la cafetería de la empresa cuando recibimos una llamada de los de Seguridad: nos pedían que les ayudásemos a desalojar. Inmediatamente, subimos a la planta más alta, la quinta, y comenzamos a pedir a la gente que desalojara. Así se hizo, a toda velocidad pero con orden", cuenta Juan José. En el interior de los edificios que ocupa la empresa se hallaban entonces unas quinientas personas. De ellas, unas 20 discapacitadas, pero sin problemas motrices. "Todos salieron bien", dice con satisfacción el joven empleado. Casi al mismo tiempo, otros edificios cercanos eran igualmente desalojados por la Policía.

Un perímetro de unos 500 metros en torno al lugar de la explosión fue inmediatamente cercado y cerrado al acceso público. Los de Ferrovial Agromán están revestidos de placas de cristal azul, muchas de las cuales han quedado o rotas o descuadradas. "Son dobles ventanas muy caras", dice. "Cada una debe costar más de 500 euros...", calcula. ¿Ha telefoneado a su familia? "Sí, bueno, me han llamado ellos y les he dicho que estoy bien".

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