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Diplomáticos españoles visitan tres cárceles en Cuba tras el diálogo sobre derechos humanos

El Gobierno cubano acepta discutir sobre temas hasta ahora vetados, como los presos políticos

El primer diálogo entre España y Cuba sobre derechos humanos concluyó con resultados no espectaculares, pero suficientes para dibujar el camino por donde avanzar. Lo más significativo: el Gobierno cubano aceptó el envite y discutió largo y tendido sobre asuntos hasta ahora vetados, como el de los presos políticos, en un "ambiente cordial, franco y constructivo", algo poco habitual. También hubo gestos: la delegación española visitó, a invitación de las autoridades de la isla, tres cárceles de La Habana tras el intercambio de opiniones sobre las instituciones penitenciarias cubanas.

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Las conversaciones de dos días concluyeron con un comunicado conjunto que utiliza un lenguaje pactado y cuidadoso, pero que viene a decir que de todo se habló y que hay disposición a colaborar. Al referirse al tema de los presos, la nota oficial indica que se abordó el asunto de "los sistemas penitenciarios, en todos sus aspectos, tanto institucionales como humanos", e informa de que ambas partes "intercambiaron información y opiniones, y examinaron vías para avanzar" en este y otros asuntos.

Para los patrones europeos, el encuentro y el comunicado resultante puede parecer poca cosa. Pero para los cánones de Cuba, donde cualquier mención a los derechos humanos es complicada y roza la frontera de lo que las autoridades consideran "asuntos internos", lo logrado es un paso adelante. Fuentes diplomáticas españolas dijeron ayer que durante el encuentro "no hubo exclusiones en la agenda" y que "el clima fue franco e incluyó gestos no demandados".

El embajador español en La Habana, Carlos Alonso Zaldívar, informó ayer a sus colegas europeos del diálogo sostenido con las autoridades sobre derechos humanos y de la visita a los centros penitenciarios Toledo I, Toledo II, en la capital, y un tercero ubicado en el cercano poblado de San Francisco de Paula, de régimen abierto. Fuentes diplomáticas dijeron que en el encuentro, al suscitarse el tema del sistema de reeducación cubano, la delegación española, encabezada por el director general de Política Exterior, Rafael Dezcallar, fue invitada a visitar las cárceles como complemento al intercambio de opiniones sobre las instituciones penitenciarias cubanas y su funcionamiento. Las fuentes señalaron que no se trató de una "visita de evaluación", algo que corresponde a organismos internacionales especializados, sino simplemente de "un gesto" de la parte cubana, que fue aceptado como tal.

El comunicado conjunto no menciona estas visitas, pero sí que el asunto de las cárceles y de los prisioneros políticos, que Cuba considera "mercenarios al servicio de EE UU", fue tratado, como el resto de los temas controvertidos. "La reunión ha tenido lugar en un ambiente cordial, franco y constructivo, que ha permitido abordar los temas que cada parte ha considerado de interés", dice el documento pactado.

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Leyendo entre líneas y descifrando eufemismos, puede hacerse un recuento de los temas tocados. No se especifica si hubo nombres y apellidos encima de la mesa al abordar el aspecto "humano" de "los sistemas penitenciarios", pero que se habló de todo y en un clima de franqueza es seguro, ya que es público el interés español por el caso de los 59 opositores miembros del Grupo de los 75 que todavía permanecen en prisión.

Acceso a Internet

Cuando el comunicado alude, por ejemplo, a que "se debatió también la cuestión del empleo de las tecnologías de la información y las comunicaciones", se alude al uso restringido de Internet en Cuba. La facilidad de acceso es una demanda de muchos cubanos de a pie y una preocupación española.

De igual modo, los diplomáticos españoles pusieron sobre la mesa la conveniencia de que puedan acceder a las cárceles organismos internacionales, y también la preocupación sobre tratamiento dado a los disidentes y el respeto a los derechos civiles y políticos. "En las sesiones de trabajo se ha discutido el disfrute individual y colectivo de todos los derechos humanos para todos, así como el marco jurídico e institucional para la promoción y protección de los mismos", se indicó en el comunicado.

Y, desde luego, la delegación cubana expuso también sus reclamaciones, como la necesidad de despolitizar el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, el caso Posada Carrilles, la denuncia de la situación de los presos en Guantánamo y los vuelos ilegales de la CIA.

El mensaje cubano es claro: sin presiones es posible hablar y avanzar en temas de derechos humanos, hasta ahora vetados. Para la diplomacia española, lo ocurrido en La Habana es un buen "primer paso", aclarando que se trata sólo del "arranque del mecanismo". Un resultado nada despreciable dadas las circunstancias de Cuba, aunque a muchos les parezca insuficiente.

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