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La CIA alertó al Gobierno de que un grupo chiita proyectaba secuestrar al embajador de España en Líbano

La CIA (Agencia Central de Inteligencia), organismo que controla los servicios de espionaje y contraespionaje estadounidense, fue quien alertó al Gobierno español, a través de tres vías, de un supuesto ataque a la embajada de España en Beirut (cuya realización se esperaba para ayer lunes u hoy martes), por el grupo fundamentalista islámico chiita Brigadas del imán Musa Sadr. El objetivo final era secuestrar al máximo representante diplomático, Pedro de Arístegui, para su canje por los dos militantes chiitas detenidos en Madrid el pasado día 12, acusados de herir en atentado al diplomático libio Mohamed Aidres Hamed.

Los canales utilizados por la CIA para facilitar la información fueron el Centro Superior de Información de la Defensa (CESID), organismo español que mantiene estrechas relaciones con dicha agencia; el Gobierno libanés, y el propio embajador de España en Beirut, quien confirmó personalmente su veracidad, aprovechando viejos contactos en su etapa de embajador en Nicaragua (de 1977 a 1980), cargo que dejó para ocupar el de gobernador civil de Guipúzcoa.La información facilitada por la CIA no suscitó ninguna duda, a pesar de que muchos de los datos confidenciales facilitados a, España por servicios secretos occidentales, una vez procesados, se presentan poco fiables, sobre todo cuando vinculan a terroristas españoles en acciones fuera de la frontera de este país. Sin embargo, en medios diplomáticos españoles "el dato, inicial fue clave para adoptar todo tipo de precaución".

Aunque el origen de la información era la CIA, no se descarta que la fuente que informó a esta agencia fuera el Mosad, servicio secreto del Estado de Israel, que sigue muy de cerca las actividades de las distintas organizaciones terroristas islámicas, especialmente los diferentes grupos chiitas libaneses, que en los últimos años han protagonizado sangrientas acciones, algunas de ellas utilizando comandos suicidas.

Otras fuentes diplomáticas de Madrid no omiten la posibilidad de que esta información también hubiera podido ser obtenida de primera mano por los servicios secretos franceses.

Contactos desde Madrid

En las últimas 48 horas, tanto el ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, como los directores generales de Política Exterior para África y Asia Continental y del Servicio Exterior, Manuel María Sassot y Jesús Núñez, respectivamente, han estado en contacto permanente con el embajador español en Líbano, que prácticamente ha trasladado ya todos los enseres de la delegación diplomática a su residencia particular, que se ha convertido accidentalmente en la Embajada de España. Sassot, por su parte, convocó ayer en su despacho al embajador de Líbano en España, a quien comunicó la posición del Gobierno español ante la situación. Arístegui, escoltado por dos policías libaneses, se trasladó en la mañana de ayer al sector oeste (musulmán), donde se encuentra la sede de la Embajada, para retirar todos los documentos relativos a visados, que es prácticamente lo último que quedaba por trasladar.Igualmente recogió a todo el personal diplomático que aún permanecía en el sector oeste y los condujo al sector este (cristiano), donde se ubica su residencia, ya convertida en cancillería. A las 14.00 horas de ayer (hora peninsular española), la embajada permanecía desalojada y nadie atendía los teléfonos ni los servicios de télex. En el exterior, efectivos del Ejército y de las Fuerzas de Seguridad, con tanquetas, custodiaban el edificio y prohibían el paso a cualquier persona ajena a la sede. Arístegui tiene previsto volver hoy a la embajada para recoger los cables del télex.

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Las autoridades españolas, una vez producido el desalojo, sugirieron a Arístegui el envío de Policías Nacionales o Guardias Civiles para reforzar la vigilancia interna de la cancillería española. Sin embargo, esta medida ha sido rechazada por el propio embajador, que "piensa que estos hombres, que no conocen el país y el idioma, se pueden sentir incómodos", según fuentes diplomáticas.

El seguimiento del Mosad

El Mosad viene siguiendo de cerca las actividades de todos los grupos chiitas en Líbano, concretamente desde 1975, año en que se creó el movimiento Al-Amal, organización de la milicia integrada en el Harakat al Mahrumin (Movimiento de los Desamparados), creado años antes por el imán Musa Sadr, precisamente el líder religioso libanés desaparecido misteriosamente en agosto de 1978 en una visita a Libia, en el que se inspira el grupo que presumiblemente pretendía secuestrar a Arístegui.Las brigadas del imán Musa Sadr constituyen una organización muy pequeña e indisciplinada, no influenciable. Se da la circunstancia de que hasta la fecha no han ejecutado ninguna acción sangrienta, al menos posteriormente reivindicada por este grupo. Hace unos meses volaron la embajada libia en Beirut, aunque con anterioridad desalojaron a sus ocupantes.

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