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ETA ataca por primera vez la sede de una de las constructoras del AVE vasco

La bomba que estalló en Zarautz tenía entre tres y cinco kilos de explosivo

ETA eleva sus ataques contra el AVE en Euskadi. Tras el primer atentado con explosivos cometido hace casi tres semanas contra dos excavadoras de la empresa guipuzcoana Amenabar, en la madrugada de ayer colocó una bomba en la sede en Zarautz de la misma compañía, una de las concesionarias de las obras de la Y ferroviaria de en alta velocidad en el País Vasco. Este primer ataque directo a una constructora del AVE se produce horas después de una multitudinaria manifestación celebrada el sábado en San Sebastián por los grupos contrarios a esta infraestructura, y sólo dos días después de que, con el inicio de las obras en Vizcaya, el proyecto esté en marcha en las tres provincias vascas.

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La organización terrorista y la izquierda abertzale han situado como objetivo la paralización de esta infraestructura, en su intento de capitalizar causas que puedan legitimarles socialmente, como hicieron en el pasado con la autopista de Leitzaran o la frustrada central nuclear de Lemóniz. Por eso, no es sorprendente que de los sabotajes callejeros contra maquinaria de las empresas se haya pasado al artefacto explosivo colocado el 11 de mayo por ETA contra dos excavadoras de la empresa y al ataque a la sede de Amenabar.

La bomba, que contenía entre tres y cinco kilos de explosivo, causó importantes daños en las oficinas y provocó heridas leves en tres personas: dos ertzainas que habían acordonado la zona y un vecino cuya vivienda está situada a 50 metros. Una hora antes, un comunicante anónimo avisó a la Asociación de Ayuda en Carretera de que "una bomba de ETA" explotaría en la sede de la constructora, en la calle Nafarroa de Zarautz. Tras acordonarse la zona, una hora después explotó el artefacto, colocado dentro de una mochila con un temporizador, según informó el Departamento vasco de Interior.

Desde el inicio del año se han registrado 12 ataques y sabotajes contra empresas, pero hasta el artefacto explosivo del 11 de mayo se vincularon a la violencia callejera. Sin embargo, un informe del Ministerio del Interior del 7 de febrero señalaba que la proliferación de sabotajes formaba parte de la "estrategia diseñada desde ETA contra el proyecto de alta velocidad en Euskadi". Interior recordaba que los terroristas amenazaron con atentar contra esta infraestructura y se remitía a documentos intervenidos a la izquierda abertzale en los que se presentaba la oposición al trazado de la Y vasca como una oportunidad para recobrar la iniciativa política perdida desde la ilegalización de Batasuna.

El atentado de ayer fue condenado por todas las instituciones y partidos políticos, salvo la izquierda abertzale. Entre ellos, el sindicato ELA y Aralar, que apoyaron la manifestación del sábado en San Sebastián que pedía la paralización de las obras. La central sindical nacionalista, mayoritaria en Euskadi, aseguró que la "legítima oposición" al TAV no justifica el uso de la violencia. El Gobierno vasco advirtió a ETA que "no parará a esta sociedad", mientras que el Ayuntamiento de Zarautz ha convocado para hoy, a las 20.15, una concentración silenciosa de repulsa frente al consistorio.

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Dos agentes de la policía científica de la Ertzaintza observan los destrozos en la empresa Amenabar.
Dos agentes de la policía científica de la Ertzaintza observan los destrozos en la empresa Amenabar.EFE

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