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ETA expulsa a seis ex dirigentes encarcelados que pidieron el silencio de las armas

La organización terrorista considera la difusión de la carta una conducta "grave" y una "clara falta de indisciplina

ETA no permite la disidencia. La organización terrorista ha expulsado a los seis ex dirigentes y militantes de la banda presos en cárceles españolas que, en noviembre de 2004, firmaron una carta en la que pedían el abandono de la violencia terrorista. Son los históricos Francisco Múgica Garmendia Pakito, Ignacio Arakama Mendia Makario, Carlos Almorza Arrieta Pedrito de Andoin, Ignacio Bilbao Beaskoetxea Iñaki Lemona, Kepa Solana y Koldo Aparicio. Siguen en prisión pero ya no pertenecen a la banda armada por la que fueron condenados.

Según publica hoy Diario de Noticias de Álava, la expulsión ha sido comunicada al resto de los miembros de la banda en el Zutabe (publicación interna de ETA) número 109, correspondiente al mes de diciembre. La expulsión definitiva de estos seis presos, que ya habían sido suspendidos de militancia por su misiva el pasado mes de julio, se ha decidido por considerar la difusión de la carta una conducta "grave" y una "clara falta de indisciplina".

A juicio de la banda, y según publica en su Zutabe, el comportamiento de estos seis reclusos, que cumplen condena en la cárcel de Puerto de Santa María II, en Cádiz, "ha dado al enemigo la oportunidad de hacer público el tema" lo que supone, a su juicio, "una falta de confianza, menosprecio y falta de respeto a la organización". En la carta, estos etarras consideraban que no tenía sentido proseguir con la violencia terrorista al haber sido superada la "estrategia política por la represión del enemigo".

El asesinato de Yoyes

Esta expulsión se suma a una amplia lista de miembros de la organización que han sido sancionados de diferente forma por la banda terrorista. El caso más destacado de disidencia pagada con la vida fue el de María Dolores González Catarain, Yoyes, que fue asesinada el 10 de septiembre de 1986 en Villafranca de Ordizia (Guipúzcoa) tras reinsertarse pese a la negativa de la organización. A finales de 1991, los presos Isidro Etxabe y Jon Urrutia criticaron a la banda en conversaciones privadas y en 1992 ambos se acogieron al tercer grado penitenciario, por lo que fueron expulsados de la organización seis meses después.

El 20 de noviembre de 1993, el dirigente de ETA José Luis Álvarez Santacristina Txelis expresó su renuncia a las actividades terroristas en una carta remitida a la banda, en la que abogó por emplear la vía política. ETA le obligó a no hacer públicas sus ideas, pero él rompió su silencio en junio de 1998 con la publicación de una carta a favor del abandono de las armas y, como los dos anteriores, fue expulsado de la organización en septiembre. El asesinato del diputado del PP Miguel Ángel Blanco el 12 de julio de 1997 fue objeto de críticas por parte de algunos presos hacia la organización. Así, José Miguel Latasa Guetaria, Fermín, descalificó la acción y abogó porque ETA abandonara las armas.

En este mismo sentido se manifestaron en días posteriores, sin que hubiera respuesta de la dirección, los también presos etarras Luis Gastón Arrieta, Luis Gorrit Pagona, Juan Manuel Soares Gamboa, Vicente Antonio Sagredo, Pedro María Garmendia Alberdi, Sabino Álava, José Miguel Sueskun Sanz y Palbo Gómez Ces. El 2 de noviembre de 2004 se produjo la disidencia reciente más destacada, cuando estos seis históricos hicieron pública la carta destinada a la dirección en la que apostaron por el abandono de las armas.

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