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La Ertzaintza impide que Batasuna burle la prohibición de sus marchas

Dos detenidos tras cargar los agentes contra unos mil radicales en San Sebastián

La Ertzaintza ejemplificó con claridad en la tarde de ayer en San Sebastián la política de tolerancia cero que había anunciado el lehendakari, Patxi López, para impedir que la izquierda abertzale ilegalizada utilice las fiestas de las ciudades de Euskadi para apoyar a ETA. Con decenas de agentes, varios furgones, un helicóptero y la dificultad añadida de que los radicales se mezclaban entre los miles de ciudadanos que querían disfrutar del comienzo de la Semana Grande donostiarra, los agentes impidieron hasta en tres ocasiones sucesivas que los cerca de un millar de manifestantes reventasen el inicio festivo y se hiciesen dueños de la calle.

Al menos dos personas, de 51 y 54 años, fueron detenidas por gritar en apoyo de ETA, según informó la consejería de Interior. El primero portaba una pancarta ilegal y el otro se enfrentó a los agentes. Lo único que consiguieron los radicales fue desfilar unos minutos por la calle de Hernani tras el acto de arranque de las fiestas y bloquear el tráfico durante 15 minutos en la Avenida de la Libertad, ambas en pleno centro de la capital guipuzcoana.

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Aunque muchos habían llegado temprano y empapelado las calles de la Parte Vieja con fotos de etarras encarcelados, el grueso de los radicales no se hizo visible hasta poco después de las 18.30, la hora a la que estaba convocada su marcha, con gritos en euskera como "la lucha es el único camino", "independencia" o a favor de los presos de la banda. Intentaron desfilar por la calle de Hernani, colindante con el lugar donde transcurría el grueso de la fiesta, frente al Ayuntamiento.

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Tras el lanzamiento de varias botellas, los agentes efectuaron una primera carga con material antidisturbios. La mayoría de los radicales optó entonces por refugiarse en las cercanas calles de la Parte Vieja, mientras otros permanecían en la zona, creándose momentos de cierta confusión para los ertzainas, que no podían cargar con contundencia sin arriesgarse a herir a los paseantes. Aún así, los manifestantes no lograron acceder a la zona donde comenzaba oficial la Semana Grande, y en la que se congregan cientos de familias y turistas, convertidos en testigos de los altercados. "Ya están haciendo estos la puñeta", resumía una señora junto a su nieta pequeña.

Fue media hora jugando al gato y el ratón con los agentes, llamándoles "perros" y lanzando proclamas como "PSOE fascista" y "presos a la calle", que no lograron empañar la fiesta. Tras el cañonazo que da inicio oficial a los festejos, los agentes optaron por dejar pasar a unos 200 radicales por la calle de Hernani hasta la Avenida de la Libertad. Allí, volvieron a cargar para disolverles. Un momento de repliegue de los ertzainas sirvió a los manifestantes para cortar el tráfico durante 15 minutos en el cruce de esas dos vías, con tres manzanas de coches en fila esperando.

Amenazaron entonces con partirle la cara a algún fotografo y volvieron una vez más a entonar sus proclamas -una de ellas repetida en euskera fue "Dónde está Jon", en alusión al etarra Jon Antza, desaparecido en abril-. Fuera de sí, uno de los simpatizantes de Batasuna la emprendió a puñetazos con un coche que quería saltarse su autoridad, mientras otros amenazaron a un motorista que sólo quería llegar a su casa tranquilamente. Tras un cuarto de hora y al oír las sirenas de los furgones policiales de fondo, decidieron volver hacia la zona del Boulevard, el corazón de la ciudad, y huir de la presencia de los agentes que llegaban a pie.

"Para los chavales esto es como una fiesta" opinaba un ciudadano guipuzcoano que contemplaba la casi surrealista escena, justo en el momento en el que agentes antidisturbios de la Ertzaintza dispersaban a los manifestantes. Alrededor de las 20.15, la música ya sonaba de nuevo en el quiosco del Boulevard como si nada hubiese pasado, aunque dotaciones de la Ertzaintza continuaban controlando a última hora de la tarde las calles más céntricas para evitar nuevos incidentes. Los radicales no causaron daños destacables en el mobiliario urbano, según el Departamento de Interior.

La marcha, convocada bajo el lema en euskera Stop al estado de excepción. Euskal Herria tiene la palabra y la decisión, había sido prohibida tanto por la consejería vasca de Interior como por el juez Baltasar Garzón. El departamento que dirige Rodolfo Ares ya había vetado el viernes una primera convocatoria.

La izquierda abertzale radical convocó al caer el viernes una nueva marcha en el mismo lugar, aunque una hora después, de la que la consejería había prohibido horas antes para evitar disturbios y por la evidente vinculación de su convocante con varias formaciones ilegalizadas. Esta mujer, Ainhoa Landaberea, desconvocó directamente la manifestación, pero fue sustituida por otra comunicada a las 21.18 de anteayer por una mujer de 63 años, Miren Izaskun Beloqui Kortajarena.

El departamento no tardó en volver a prohibir la nueva iniciativa en la mañana de ayer, al considerar que era una simple continuidad de la anterior y había sido convocada "para servir como soporte a organizaciones ilegalizadas" que pretenden usar las fiestas "para defender los postulados del mundo del entorno de ETA". A ello añade que la convocatoria había sido comunicada apenas 21 horas antes de la hora de inicio previsto, sin respetar el plazo mínimo legal de 72 horas.

A ese veto se sumó después el del juez Garzón. El magistrado dictó un auto en el que recalcaba que ambas iniciativas responden a una "misma estrategia" de la izquierda abertzale para "el ensalzamiento y enaltecimiento de ETA y sus postulados, de su entramado orgánico y sus responsables". Por ello ordenaba a la Ertzaintza que impidiese su celebración.

Manifestantes radicales ayer en la Parte Vieja de San Sebastián.
Manifestantes radicales ayer en la Parte Vieja de San Sebastián.JESÚS URIARTE

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