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Extremadura, un bastión socialista en juego

Extremadura, un bastión socialista por excelencia, será uno de los principales focos de atención en las elecciones del 22-M. El PSOE recibió ayer una mala noticia sobre su expectativa de voto en esa comunidad. El CISotorgó en su encuesta la victoria del Partido Popular (PP) con 32 escaños -aumentaría cinco- frente a los 31 -perdería 7- que obtendrían los socialistas. El resultado otorgaría una importancia capital a Izquierda Unida (IU), que regresaría en este mandato a la Cámara extremeña con dos diputados y tendría en sus manos la elección del futuro presidente. El sondeo supone un jarro de agua fría para las previsiones del socialista Guillermo Fernández Vara, que hace cuatro años suplió sin problemas el vacío que dejó su antecesor, Juan Carlos Rodríguez Ibarra.

Tras gobernar Extremadura durante 29 años, esta encuesta fue acogida con escepticismo por José Blanco, vicesecretario general del PSOE, que aseguró tener otros pronósticos más favorables para sus intereses que los del CIS y que auguró, en cualquier caso, que la gobernabilidad de la comunidad quedaría en manos del PSOE e IU. El PP, por el contrario, mostró su alborozo al tener la certeza de que Fernández Vara es uno de los rivales más sólidos a los que se enfrenta en estas elecciones. Pese a que el candidato popular, José Antonio Monago, aumentaría de forma notable sus resultados, el CIS arroja un dato cuanto menos paradójico: el 44% de los extremeños consultados prefiere como presidente a Fernández Vara frente al 30% que se inclina por el líder popular.

El actual mandato ha estado marcado por un paro en la comunidad que se sitúa en el 24% y por la aprobación de la reforma del Estatuto de Autonomía pactada por el PSOE y el PP con consenso. Los dos candidatos que rivalizarán en las urnas coincidieron también la semana pasada en criticar al portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida, que cuestionó abiertamente en un acto preelectoral que el Gobierno disponga de dinero para subvencionar el AVE a Extremadura, fijado en 3.700 millones de euros, y, en cambio, no cuente con recursos para pagar a Cataluña los 1.350 millones del fondo de competitividad que le servirían para cumplir con el déficit y aplicar menos recortes.

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