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Interior advierte a Batasuna de que jamás será legal mientras ETA exista

Rubalcaba: "El final de la banda terrorista nunca va a ser dialogado"

Jorge A. Rodríguez

Alfredo Pérez Rubalcaba escribió ayer en el friso que da entrada al Estado de derecho una frase dirigida a ETA, la misma frase que Dante colocó en las puertas del infierno: "Abandonad toda esperanza". La advertencia la dirigió tanto a los terroristas como al mundo que les rodea, por si acaso aún creen que con sus atentados van a forzar un nuevo proceso de diálogo con el Estado. A los de las pistolas, el ministro del Interior les dijo desde los micrófonos de la Cadena SER que sólo les espera persecución y cárcel, pero nunca diálogo. Y a los otros, a los que quieren ejercer la política, les advirtió del derecho y del revés: "Batasuna no estará jamás en las instituciones mientras ETA siga viva" o lo que es lo mismo: "Mientras ETA no deje la violencia, Batasuna no volverá a las instituciones".

"Cada relevo al frente de la banda es más asesino y enloquecido"
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El ministro se adelantaba así a las intenciones del mundo de la ilegalizada Batasuna, que en unos meses, tal y como ha escrito en sus documentos internos, pretende salir a la palestra para decir que "se separa de la violencia y que tienen que ser legalizados porque desde las instituciones van a convencer a ETA de que lo deje". Y se adelantaba para insistir en que eso no les va a servir de nada. "Batasuna no estará jamás en las instituciones mientras ETA siga viva, porque los demócratas sabemos hoy que Batasuna es ETA. Por lo tanto, ETA tiene que dejar la violencia unilateralmente, incondicionalmente y para siempre y mientras ETA no deje la violencia Batasuna no volverá a las instituciones", subrayó el ministro.

Pérez Rubalcaba remarcó que ya ha habido tres intentos fallidos para un final dialogado de la violencia etarra y "a la tercera va la vencida". Por lo tanto, "no habrá un final dialogado de ETA" sino que su final será "por la acción policial, de jueces y fiscales, por la cooperación internacional, la unidad de los demócratas y la deslegitimación social y política".

Por ello pidió, especialmente al PP, que no especule con la posibilidad de que el Gobierno se esté planteando volver a hablar con los etarras, ya que "esas insinuaciones sólo favorecen a la banda, porque nos meten en un debate que sólo es de ellos. Ese debate no está encima de la mesa, no vamos a volvernos a sentar [a dialogar]", insistió Rubalcaba. O ETA desiste por sí misma o hay que hacerla desistir a fuerza de golpes policiales.

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El ministro reconoció que en estos momentos de dolor, tras el atentado brutal de Burgos o el doble asesinato de guardias civiles en Mallorca, es duro decir "vamos a ganar". "Pero ahora que la banda dice cumplir 50 años", añadió, "viene más a cuento recordarles que si en 50 años no hemos desistido, no lo vamos a hacer ahora que estamos mejor".

No obstante, Rubalcaba advirtió que ETA aún tiene capacidad de infligir sufrimiento, porque sus jefes cada vez están más locos. "Cada relevo que se produce al frente de la banda va a peor, porque el que viene es más asesino y sobre todo más enloquecido", como, destacó, indica el "enloquecido" atentado contra la casa cuartel de Burgos.

Ese evidente enloquecimiento hace temer que ETA dé en las próximas fechas otro duro golpe, incluso buscando mayor impacto psicológico que con los ataques de Burgos y Mallorca. Con ese ataque pretendería lanzar el mensaje de que la violencia sigue siendo útil para conseguir sus reivindicaciones irredentistas, un mensaje dirigido a las cada vez más numerosas voces críticas dentro del mundo radical aberzale. Son precisamente esas voces disidentes las que empujan a ese mundo a buscar una salida sin desairar a ETA, a la que temen y se someten.

La salida, según fuentes antiterroristas, sería esa fórmula de decir ahora que renuncian a la violencia para conseguir entrar en las instituciones y convencer a ETA de que lo deje. El Gobierno entiende que el reciente fallo del Tribunal de Estrasburgo, ratificando la ilegalización de Batasuna, le avala para impedir esa maniobra.

Un policía vigila el Palacio de Marivent, en Palma de Mallorca, donde los Reyes pasan las vacaciones.
Un policía vigila el Palacio de Marivent, en Palma de Mallorca, donde los Reyes pasan las vacaciones.AFP

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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