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Pugna entre las corrientes obrerista y vasquista del PC de Euskadi

La constitución de la mesa y la discusión del reglamento de sesiones dieron oportunidad de confirmar la existencia de una pugna abierta por el control del partido entre la corriente obrerista y la más vasquista en el cuarto congreso del PC de Euskadi, que se inició ayer en la Universidad de Lejona (Bilbao). En el informe del comité central saliente, el secretario general, Roberto Lertxundi, reafirmó el carácter eurocomunista del partido, criticó la composición monocolor del Gobierno vasco y apuntó la necesidad de establecer los cauces necesarios para la consolidación de la izquierda vasca.

La sesión inaugural se inició pasadas las diez de la mañana, en un clima de expectación. El primer «pulso» entre los delegados de las dos corrientes se produjo en el trámite de la elección de la mesa. El sector más vasquista logró imponer a uno de sus hombres, el navarro Ángel Pascual, en la presidencia de la mesa, en la que también se sentaron Roberto Lertxundi, secretario general, y Ramón Ormazábal, presidente del partido, respectivamente.La victoria fue efímera porque en la discusión del reglamento del congreso, el sector obrerista ganó, por corto margen, la votación referida a la constitución de la comisión de candidaturas. En el reglamento inicial se previa que ocho delegaciones se repartirían los cinco miembros en la citada comisión. Tres de ellos se asignaban a los delegados de la margen izquierda del Nervión (el más importante núcleo obrerista), y dos, a repartir entre el resto de las delegaciones. Por medio de una enmienda, la delegación de Bilbao y margen derecha (la más representativa de la corriente vasquista) pedía que se le concedieran tres miembros en la comisión. La delegación de la margen izquierda aceptó, con la condición de que su participación fuera de cuatro miembros.

Por 142 votos a favor y 135 en contra se impuso este criterio, por lo que las candidaturas serán finalmente confeccionadas -a puerta cerrada- por una comisión integrada por nueve delegados: cuatro, de la margen izquierda; tres, de Bilbao, y dos más, para el resto de las delegaciones.

Informe del comité central

El contenido del informe del comité central saliente, redactado por Roberto Lertxundi, provocó también división de opiniones, Fue bien recibido por los delegados del sector vasquista, y fríamente aplaudido por el sector obrerista. Ramón Ormazábal y Mikel Kamio, dos claros representantes de esta última corriente, miembros de la mesa, negaron a Lertxundi incluso el aplauso cortés.Después de señalar los «errores e insuficiencias» de la línea del Partido Comunista de Euskadi frente a la recuperación de la autonomía, Lertxundi apunta en su discurso un dato poco halagüeño en relación a la implantación orgánica de los cargos electos. Su presencia institucional se reduce a dos alcaldes, 65 concejales, tres apoderados en las Juntas Generales de Vizcaya y un diputado, el propio Lertxundi, en el Parlamento vasco.

Navarra fue uno de los capítulos destacados del informe. «La consolidación de la nacionalidad vasca exige tener a Navarra, tal como la han analizado los camaradas navarros en su última conferencia. Nuestra insistencia en abrir la vía del referéndum no es una posición puramente testimonial: expresa un determinado concepto de la nacionalidad vasca».

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Alrededor de 5.600 afiliados a PC de Euskadi figuran en un primer balance que ha realizado el mencionado partido, de los cuales 3.553 están inscritos en Vizcaya 1.344 en Guipúzcoa, 445 en Navarra y 261 en Álava. Estos datos fue ron valorados positivamente en el informe oficial; sin embargo, en el texto se reconocía el retroceso organizativo en los movimientos culturales y profesionales y en la actividad general de los nuevos movimientos sociales. Los órganos de dirección fueron el blanco de la críticas formuladas por Roberto Lertxundi. La reciente desvincula ción entre la dirección y la base obedecía, en opinión del secretario general, a una concepción «con ribetes tecnocráticos, cuasi empresarial, que es ajena al PCE».

Denuncia de la represión

Como guerra sucia calificaba el informe del secretario general del PCE-EPK las actuaciones de la extrema derecha en Euskadi, a la vez que denunciaba públicamente la existencia de la tortura en comisarias. «La aplicación de la llamada ley de Seguridad Ciudadan está convirtiéndose, al igual que la anterior ley Antiterrorista, en cobertura de actuaciones indiscriminadas, con ausencia de garantía legales para los detenidos». Roberto Lertxundi, que fue interrumpido por las ovaciones de los asistentes, señaló que, si no se revisaba la mencionada ley, «el PCE-EPK propondrá al conjunto del PCE que se desvincule de ella».Al señalar que el eurocomunismo no era una tendencia, sino un estrategia, Lertxundi se refirió inevitablemente, a las expectativas de confluencia con Euskadiko Ezkerra. «Tanto en el plano general de la nueva formación política -que es una propuesta dirigida al conjunto de las fuerzas democráticas que están por el socialismo- como en la consecución de un partido comunista de masas -que en una propuesta- que, con la conciencia de las dificultades, dirigimos particularmente a Euskadiko Ezkerra, manifestamos la voluntad de trabajar para crear las condiciones que permitan alcanzar estos objetivos».

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