Laporta se pone al frente de las consultas soberanistas
700.000 personas están citadas a votar el domingo sobre la independencia
La población de Arenys de Munt (Barcelona) votó el 13 de septiembre en una consulta a favor de la independencia, y dos meses después lo harán 161 municipios más. 700.000 personas mayores de 16 años están llamadas a votar por una coordinadora independentista el domingo para saber si apoyarían o no la secesión de Cataluña. Joan Laporta, presidente del Barça, es un acérrimo defensor de esta campaña y ayer, en Tàrrega (Lleida), en un acto en el consistorio, gobernado por el PSC, dijo ante cien personas: "La independencia es posible y por eso da miedo al resto de España. El domingo daremos el primer paso para tener un Estado propio".
Laporta es el rostro más popular que da apoyo a esta primera oleada de votaciones que se repetirán en febrero y abril. La mayoría se celebrará en Barcelona y Lleida. Sant Cugat es la ciudad más importante de Barcelona llamada a las urnas (60.000 electores) y Tàrrega (13.000), la de Lleida. Independentista convencido y con aspiración de dar el salto a la política cuando deje el Barça, Laporta aseguró que la voluntad del pueblo catalán es tener un Estado propio. "Así administrará sus recursos y hará políticas económicas, sociales, identitarias y lingüísticas para preservar los derechos y libertades de Cataluña", dijo.
Gobernados por partidos de todo el arco político, los ayuntamientos han aprobado mociones de apoyo a las votaciones sin precisar si cederán locales públicos. Así han evitado la actuación del Abogado del Estado como pasó en Arenys de Munt. Varios alcaldes, sin embargo, han anunciado que dejarán dependencias municipales para votar. Convocadas por entidades soberanistas, los partidos han quedado al margen de la organización de las consultas, aunque ERC y CDC están participando en mítines a favor. Sant Jaume de Frontanyà es el pueblo más pequeño de Cataluña y el primero que votará: mañana están citados 29 electores que podrán poner su papeleta en la urna en una biblioteca ante eurodiputados corsos, flamencos y galeses invitados como observadores.
