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El final de la misión más antigua

La OTAN critica la retirada por precipitada

"No me parece bien la iniciativa", comentó el secretario general de la Alianza

La OTAN acusó ayer el golpe de la inesperada retirada del Gobierno español de Kosovo, producida violando el protocolo regular de consultas entre aliados, con precipitación política y sin que se den las condiciones de seguridad necesarias, a juicio de los aliados. "No me parece bien esa decisión", manifestó el secretario general de la Alianza, el holandés Jaap de Hoop Scheffer.

La ministra habló el miércoles con Scheffer para anunciarle la medida, comunicada oficialmente por carta ayer mismo. "Por lo menos hemos sido informados antes que la prensa", señaló una fuente aliada. La Alianza estaba ayer iracunda con el anuncio de Carme Chacón, aunque los usos diplomáticos atemperarán la reacción verbal y se hablara de "decisión autónoma legítima del Gobierno español".

"Todavía no se dan las condiciones para el repliegue", considera la OTAN
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La OTAN mantiene que la misión de KFOR, en la que participan 33 países, de los que 25 pertenecen a la Alianza, seguirá desarrollando su misión de estabilización y prevención en el territorio aunque falte la aportación española, pero no por ello molesta menos el sorprendente desenlace de la trama. "Si queremos cambiar la KFOR, la dimensión y estructura de la misión, debemos hacerlo como resultado de una decisión adoptada en el seno de la Alianza", apuntó Scheffer, señalando por omisión lo que no ha hecho Madrid. "Y esa decisión debe adoptarse siguiendo las indicaciones de los militares", lo que tampoco ha hecho el Gobierno español. "Todavía no se dan las condiciones para el repliegue", remachó. Corolario del secretario general: "No me parece bien esa decisión".

Cuando España se negó hace 13 meses a reconocer la independencia de Kosovo, pero decidió mantener su contribución a KFOR, solventó la aparente contradicción con el argumento, expuesto reiteradamente por el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, la última vez hace escasas fechas en la propia sede de la OTAN, de que los soldados continuaban en el territorio para contribuir a la estabilidad de la región.

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Nada ha cambiado sustancialmente en los Balcanes Occidentales desde entonces. Tanto en la OTAN como en la Unión Europea se reconoce que bajo la superficial apariencia de normalidad subyacen las viejas tensiones políticas. El propio Ban Ki-moon, secretario general de Naciones Unidas, acaba de concluir un informe que define la situación en Kosovo como "estable, pero tensa".

De los alrededor de 14.500 soldados de KFOR, unos 1.500 han sido movilizados por los cuatros países aliados (Eslovaquia, Grecia y Rumania, además de España) que no han reconocido la autoproclamada independencia del territorio. Este mismo mes, fuentes diplomáticas aliadas reconocieron que algunos socios de la OTAN estaban considerando la conveniencia de replegarse o reducir su presencia en Kosovo y adelantaban que el asunto podría ser discutido en la reunión de ministros de Defensa prevista para mediados de junio en Bruselas.

Nadie tenía indicios ayer en la Alianza de que otros Gobiernos fueran a seguir el ejemplo español de retirarse sin previa consulta.

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