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Otegi, Díez Usabiaga y Etxeberria cambian de estrategia al fracasar el proceso de paz

Luis R. Aizpeolea

Tras el fracaso del último proceso de final dialogado del terrorismo, en junio de 2007, los líderes de la izquierda abertzale fueron encarcelados, a excepción del ex secretario general de LAB, Rafael Díez Usabiaga, que visitó regularmente a Arnaldo Otegi en la prisión donostiarra de Martutene. Ambos estaban frustrados por la actuación de ETA, que, con el atentado de la T-4 de Barajas, que mató a dos inmigrantes ecuatorianos, reventó un proceso por el que ambos habían apostado decididamente.

Juntos diseñaron una nueva estrategia para sacar a la izquierda abertzale del ostracismo al que le condenó ser ilegalizada y expulsada de los foros políticos por su connivencia con la banda. Las progresivas detenciones de dirigentes y militantes de una ETA acorralada por la policía, tras su regreso al terrorismo una vez rota la última tregua, reafirmaron a Otegi y Díez Usabiaga en la convicción de que tenía que ser la izquierda abertzale la que asumiera la vanguardia del movimiento independentista radical, desplazando a ETA de su tradicional papel.

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Cuando Otegi salió de la cárcel, en el verano de 2008, se pusieron manos a la obra. En 2009 empezaron a difundir su nueva estrategia: la creación de un polo soberanista que aglutinara al independentismo vasco y actuará por vías pacíficas. A Otegi y Díez Usabiaga se incorporó como tercera figura Rufi Etxeberría tras salir de prisión en otoño de 2008, pocos meses después de Otegi.

Las principales novedades de la nueva estrategia de la izquierda abertzale pasan por su reafirmación pacífica y su apuesta unilateral. Esta última se basa en que es ella la que da los pasos políticos sin abrir ningún proceso de negociación con el Estado, al contrario de lo que pasó en los procesos anteriores, con la pretensión de arrastrar a ETA a las vías pacíficas, desposeyéndola de su papel de vanguardia.

Esta propuesta fue llevada a las bases de la izquierda abertzale, que la aprobaron por amplia mayoría en febrero tras tres meses de debate. Desde entonces hasta junio, la izquierda abertzale ha tratado de dar a conocer su iniciativa y de ganar credibilidad con pronunciamientos, aún tímidos, de desmarque de la violencia. También ha enviado mensajes a ETA para que abandone la violencia. Se desconoce la posición definitiva de la banda. Junio será decisivo para decantar los acontecimientos.

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