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El PSC reconduce sus agravios con Zapatero

Los socialistas catalanes cierran filas con Montilla para negociar la financiación

Primer día de curso, hoy, en la sede del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) con el motor al máximo de revoluciones, y con el PSOE mirando ese contador. La tensión provocada entre Generalitat y Gobierno central por la financiación autonómica retoma ahora un nuevo capítulo con final incierto. Y hoy le toca al PSC mover pieza. La situación actual que enfrenta al presidente de la Generalitat, José Montilla, con el Ejecutivo del presidente José Luis Rodríguez Zapatero es la siguiente: el 9 de agosto debía haber habido un acuerdo para la financiación, que no se produjo. Tras una académica maniobra política con ICV, el Gobierno central se ha dado tres meses para dibujar un acuerdo favorable a todas las partes.

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El PSC ha metabolizado el incumplimiento estatutario pero necesita soluciones porque considera que "es de justicia", según fuentes socialistas catalanas. Montilla tiene muy claro que su crédito político va unido al desarrollo del Estatuto, que en su momento fue avalado por el PSOE y por Zapatero. Pero las elecciones catalanas quedan lejos.

En la ejecutiva de hoy, el PSC abordará cómo plantear la agenda de los tres próximos meses, que viene encabezada por la financiación, sin duda, pero que también conlleva otras cuestiones como la reactivación de su proyecto social, el gran perjudicado por la situación financiera de la Generalitat.

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El entorno de Montilla manifiesta que no hay ninguna voluntad de confrontación del PSC con su partido hermano. Eso sí, el presidente de la Generalitat insistirá en actuar como tal, a sabiendas de que eso le puede perjudicar en sus relaciones con el gabinete de Zapatero y con los barones territoriales del PSOE.

Montilla no quiere entrar en polémicas con los líderes socialistas, aunque no está de acuerdo con varias de sus expresiones en las últimas fechas. El presidente de la Generalitat se ha mordido la lengua. Perseverancia y tozudez en el otro lado de la mesa es lo que va encontrar el Gobierno central en su negociación con el presidente Montilla. Buen conocedor de la importancia de las formas en política, intensificará la discreción en este toma y daca. Pero sin despistarse, priorizando un acuerdo práctico para mejorar las arcas de la Generalitat.

Puertas adentro, Montilla tiene que mimar a su partido, ya que en las últimas semanas alguno de sus dirigentes, como el consejero de Economía, Antoni Castells, han sido duramente criticados a nivel nacional, también desde el PSOE. Además, Castells forma parte del sector más catalanista, otrora identificado con Pasqual Maragall, al que debe cuidar.

Miembros de la dirección de los socialistas catalanes están descontentos con el trato que recibe el Gobierno catalán, y especialmente el PSC, en la discusión sobre la financiación. Dudan sobre si levantar la voz, como ya hizo Miquel Iceta en la ejecutiva federal del PSOE. Todo indica que no lo van a hacer. El PSC cierra filas con Montilla y le da margen de maniobra total para alcanzar un "buen acuerdo".

Montilla expondrá hoy una línea continuista en el fondo, pero en la táctica a corto plazo el PSC exigirá más compromisos que palabras al Gobierno central. Y si de aquí tres meses no hay nueva financiación, ¿qué? Pues no se contempla. El PSC trabaja con la previsión de que a partir del 1 de enero de 2009 la Generalitat trabajará con el nuevo modelo de financiación.

El PSC tratará también sobre sus relaciones con sus socios del tripartito. La negociación de ICV, que evitó la comparecencia extraordinaria de Zapatero en el Congreso, permitió respirar aliviado a los socialistas. Le deben un favor a la formación de Joan Saura. En los próximos tres meses no se esperan conflictos con ICV, que tiene su congreso en noviembre, cónclave en el que puede peligrar el consejero de Medio Ambiente, Francesc Baltasar, poco querido por las bases ecologistas pero muy del agrado de Montilla.

Harina de otro costal es Esquerra Republicana, que va perdiendo protagonismo en la esfera política catalana. A ERC se le acaba la paciencia y ya ha recuperado el discurso reivindicativo del concierto económico para Cataluña.

El presidente Montilla abraza al ministro Corbacho.
El presidente Montilla abraza al ministro Corbacho.CONSUELO BAUTISTA

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