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Reportaje:ENCUESTA DE METROSCOPIA PARA EL PAÍS | Barómetro de clima social / Febrero

El PSOE acelera su caída

El PP amplía a casi seis puntos su ventaja, casi dos y medio más que en enero - Sube en un mes el porcentaje de españoles que desaprueba la gestión de Zapatero

El panorama electoral del PSOE tiende al negro. La estimación de voto respecto a los socialistas se desploma, arrastrada por la caída de la confianza de los ciudadanos en el Gobierno y en su presidente y por el rechazo a las medidas que ha planteado. Según la encuesta de Metroscopia para EL PAÍS, la ventaja del PP roza los seis puntos y ensancha en dos y medio la que tenía en enero.

El primer sondeo realizado después de conocerse la intención del Ejecutivo de reformar las pensiones de jubilación muestra una caída a plomo de la estimación de voto del PSOE (el 37,5%). Son seis puntos menos que su resultado en las generales de 2008. Todo ello en un clima de creciente pesimismo sobre el futuro económico y político.

Zapatero merece poca o ninguna confianza al 76% de los encuestados
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Sin haber llegado al ecuador de la legislatura, José Luis Rodríguez Zapatero parece atrapado entre las exigencias exteriores que se trajo de Davos para adoptar medidas drásticas e impopulares, la sangría de votos que provoca el solo anuncio de esas propuestas, su compromiso de no recortar derechos sociales y las urgencias electorales.

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Las alarmas encendidas en el PSOE y el Gobierno están justificadas porque la ventaja del PP sextuplica el exiguo punto de diferencia que logró en 1996, cuando José María Aznar consiguió ser investido presidente por primera vez. Y el resultado estimado para el PSOE es casi idéntico al de Felipe González en su última comparecencia electoral. Sin haber llegado a la mitad de la legislatura, el partido de Mariano Rajoy ha pasado del 39,9% de las últimas generales a una estimación de voto del 43,4%, muy cerca del último resultado de los socialistas en las urnas, pero con la ventaja de tener a su oponente mucho más abajo. En menos de dos años, el PSOE ha pasado de tener una ventaja de 3,6 puntos a una desventaja de 5,9, es decir, un vuelco de nueve puntos y medio.

En el último mes se ha acelerado la tendencia indicada en los sondeos anteriores, que mostraban cómo la crisis pasa factura al PSOE y cómo Rajoy está en condiciones de llegar a La Moncloa al galope de las cifras económicas adversas, aunque su valoración siga estancada. Ese clima se concreta también en la imagen de final de ciclo, porque ya asciende al 62% el porcentaje que cree que el PP ganará las próximas generales. En sólo un mes este porcentaje ha subido en 10 puntos y el pesimismo ha llegado a las filas del PSOE, porque un 55% de sus votantes ve segura su derrota.

Rajoy no provoca entusiasmo, pero le vale esperar a los efectos devastadores de los cuatro millones de parados, sin tener que arriesgar con una moción de censura de la que él no quiere ni oír hablar. Le basta seguir de perfil, sin que le afecten las divisiones internas o las corrupciones.

Con esos datos quedan descartadas salidas de emergencia como la convocatoria de elecciones anticipadas, que se decantarían ahora a favor del PP. La presidencia europea no ha sido el bálsamo deseado y Zapatero debe buscar gestos políticos para la remontada, pensando en las citas electorales en Cataluña en otoño y de las autonómicas y locales de 2011. Necesita que la crisis remonte, pero las cifras no paran de pintar de negro su horizonte.

Debe calmar la inquietud de los barones regionales socialistas que tienen que competir en esas elecciones y cuyos nervios parecen justificados por el pesimismo que muestra la encuesta y por la progresiva pérdida de confianza ciudadana en el PSOE. Ahora, un 64% de encuestados desaprueba la gestión del Ejecutivo, con un aumento de esa opinión negativa de 12 puntos en sólo un mes. Incluso, un 39% de votantes del PSOE es crítico con el Ejecutivo.

Zapatero se ha dejado ya jirones de credibilidad, y un 76% dice confiar poco o nada en él, ocho puntos más que el mes pasado. Incluso un 54% de votantes socialistas desconfía del presidente.

Ha aumentado también la imagen de improvisación, porque el 76% de los encuestados considera que Zapatero toma decisiones sobre la marcha.

Para afrontar esta situación, el líder socialista cuenta con un Gobierno que, menos de un año después de la última remodelación, se resiente de sus fallos estructurales y de sucesivos traspiés sobre asuntos delicados, como los impuestos o las pensiones. Ha empeorado la imagen de todos los ministros y por primera vez un barón socialista, el castellano-manchego José María Barreda, ha expresado en público la petición de cambios. La dirección socialista ha acallado ese debate, a la espera de que en julio se produzca la más que probable remodelación.

De la debacle global sólo se salvan los ministros del Interior y de Defensa, Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón, respectivamente. La vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, responsable de la dirección política y la coordinación interna, tiene un saldo negativo por primera vez. Y tampoco es esperanzador que Elena Salgado, vicepresidenta y responsable de la política económica, siga cayendo sin freno en su valoración menos de un año después de asumir el cargo. Le quedan meses de sufrimiento porque su principal herramienta contra la crisis, la Ley de Economía Sostenible, ya ha suscitado críticas de todos los grupos sin haber iniciado aún su recorrido parlamentario.

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