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El PSOE, los votos y el calvario de la geometría variable

Los socialistas sufren en cada votación,pero han logrado no perder ninguna sobre leyes o convalidación de decretos

Cada martes, el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José de Francisco, sufre mientras pasea con el móvil pegado a la oreja por el patio del Congreso. Pasadas las votaciones en el pleno respira aliviado. Él, que lleva media vida en el Parlamento donde empezó de ujier, es uno de los que en el Gobierno y en el Grupo Socialista, con José Antonio Alonso a la cabeza, deben emplearse a fondo cada hora para salvar la legislatura de la geometría variable. Sufren, pero han logrado no perder votaciones trascendentes. "Esto es un mal vivir para todos", resume Joan Ridao, de ERC.

Es sabido que es mucho más estable (y cómoda) una mesa con tres puntos de apoyo que la que descansa sobre cinco o seis. Lo mismo ocurre con los gobiernos en los parlamentos cuando se elige la geometría variable que consiste en salvar cada día con acuerdos diferentes y socios distintos.

Ninguna ley ha sido apoyada sólo por la izquierda, y el 30% obtuvo unanimidad

José Luis Rodríguez Zapatero eligió hace un año ser investido sin más votos que los de su partido. No hay costaleros con contrato fijo y esa decisión se traduce en trabajo extra para los responsables del día a día parlamentario de su grupo y en episodios como el traspiés fiscal de esta semana. El vodevil de la negociación a varias bandas sobre el techo de gasto tuvo, al menos, el final feliz de su aprobación con mayor margen que el del año pasado, cuando el PSOE no sumó más votos que los de sus 169 diputados.

Fuentes del Gobierno y del Grupo Socialista coinciden en admitir el desgaste permanente que provoca la situación pero, más allá de la espuma del tacticismo diario, los datos muestran que el balance cuantitativo y cualitativo ha sido bueno para el PSOE. "Se ha mantenido la estabilidad parlamentaria y no se ha perdido ninguna votación importante", asegura el portavoz socialista, José Antonio Alonso.

En cifras, los socialistas han perdido 11 de más de 800 votaciones en el Congreso y ninguna de ellas referida a la actividad legislativa. Todas son resoluciones o mociones sin más valor que el político y con contenidos tan discutibles como la supresión de ministerios o la elaboración de calendarios legislativos.

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Además, el PP ha fracasado hasta ahora en su interés de trabar acuerdos con partidos nacionalistas para sacar adelante sus iniciativas. Por ejemplo, tras el debate sobre el estado de la nación, el PSOE logró que se aprobaran sus 15 propuestas y, en cambio, el PP no sacó adelante ninguna. Las que se aprueban en contra del PSOE proceden de grupos como PNV y ERC, y el PP acepta apoyar las que, por ejemplo, presentan los independentistas para suprimir el Ministerio de Cultura.

En votaciones de proyectos de ley o convalidación de decretos, el PSOE no ha perdido ninguna votación hasta el momento. De los 21 proyectos de ley que han pasado ya por el pleno, 12 han contado con el voto favorable del PP. Es decir, en más de la mitad ha habido acuerdo entre los dos partidos. Además, hay leyes pendientes de ese pacto, como el Estatuto de Castilla-La Mancha y la reforma del Código Penal cuyas líneas generales pactaron hace un año Rajoy y Zapatero.

Otro dato es que ninguno se ha aprobado sólo con acuerdo del PSOE con partidos de la izquierda (ERC, BNG, IU e ICV). Es más, nueve de ellos no han contado con votos de los grupos minoritarios de la izquierda. Según Ridao, es una prueba de que el PSOE termina girando a la derecha, aunque ponga el intermitente de la izquierda. Y siete de ellos se han aprobado por unanimidad. Alonso se felicita de no haber perdido ninguna convalidación o aprobación de medidas económicas en la legislatura de la crisis.

La versión del PP es que el PSOE no pierde estas votaciones porque ha enviado menos normas al Parlamento que en anteriores legislaturas. ERC coincide en destacar la poca relevancia de las normas y lo concreta en que la inmensa mayoría son retoques de leyes. Las disfunciones de la geometría variable tienen reflejo en cuestiones como la capacidad de marcar la agenda, sin posibilidad de impedir comparecencias de ministros o del propio presidente del Gobierno. O sea, el "mal vivir" al que se refiere Ridao.

Los socialistas aseguran que esa estrategia se ha complicado por tres factores sobrevenidos: el distanciamiento del PNV tras las elecciones vascas, la falta de acuerdo sobre financiación autonómica y la flexibilidad del PP para buscar acuerdos. Los dos primeros alejan a los nacionalistas vascos, que apoyaron los anteriores Presupuestos, y a ERC, y el tercero ha servido para que el PP esta legislatura haya buscado sin complejos acuerdos con quien sea. Hasta pacta con ERC la supresión del Ministerio de Cultura.

El Gobierno y el Grupo Socialista han tenido que multiplicar sus negociadores para acceder a todos los interlocutores. Negocian Alonso, Eduardo Madina (antes Ramón Jáuregui), José de Francisco, Francisco Fernández Marugán y las dos vicepresidentas y eso a veces puede provocar vodeviles como el de esta semana sobre los impuestos. En todo caso, muy aislados para la cantidad de votaciones que negocian.

El periodo de sesiones acaba con todas las posibilidades abiertas para los Presupuestos. El PSOE sólo tiene casi amarrados, sorprendentemente, tres votos: dos de Coalición Canaria y uno de UPN. Los nacionalistas canarios gobiernan con el PP en las islas, pero han logrado un plan económico para su comunidad que Zapatero firma el lunes y a UPN le devuelve el apoyo en la comunidad foral. Con Ridao habló Zapatero el jueves durante una hora y el escollo sigue siendo la financiación. Comprobaron lo lejos que están, pero el presidente escuchó la disposición a llegar a acuerdos si se supera esa prueba difícil. IU, ICV y BNG están dispuestos también, pero exigen subidas de impuestos, posición incompatible con la de CiU, único grupo que por sí sólo garantizaría la aprobación de las cuentas.

En esa tesitura está también la ley de economía sostenible que Zapatero quiere enviar al Parlamento. Caso aparte será la ley del aborto, que llegará en septiembre y que sólo puede salir con los votos de la izquierda. Con esa ley no hay posibilidad de apuntar a la izquierda y pactar con la derecha.

Si fuera verdad que como le dijo Mariano Rajoy a Zapatero el miércoles "esto es un circo", habría que añadir que, en todo caso, es un circo de cinco pistas y no ha habido ningún percance grave.

El portavoz del Grupo Socialista, José Antonio Alonso, habla con Rodríguez Zapatero en el Congreso.
El portavoz del Grupo Socialista, José Antonio Alonso, habla con Rodríguez Zapatero en el Congreso.L. SEVILLANO

Balance de la producción legislativa

- 21 leyes aprobadas. El Pleno del Congreso ha aprobado en esta legislatura 21 leyes, tres de ellas orgánicas. En la anterior aprobó 27, pero la mayoría eran normas nuevas y no reformas de existentes, y seis leyes orgánicas.

- Unanimidad. La tercera parte de las leyes ha salido del pleno de la Cámara baja con unanimidad y en otras cinco coincidieron todos los grupos, menos el del PP.

- El PP respaldó más de la mitad. El PP ha votado a favor de 12 leyes en el pleno, es decir, ha apoyado más de la mitad. Dos de ellas, han tenido los votos sólo de socialistas y populares.

- La izquierda nunca vota sola. Ninguno de los proyectos de ley ha tenido sólo los votos de la izquierda. El PNV es el que más ha apoyado, 19; seguido de CiU y Coalición Canaria, con 18, y ERC, ICV e IU han votado a favor 12.

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