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Viajes casi gratis para todos al Caribe

La Muela era ayer un pueblo dividido. Su alcaldesa, María Victoria Pinilla, no deja indiferente a nadie: unos la veneran y otros la desprecian. Muchos de los primeros visitaron el Caribe a precio de ganga en viajes ofertados por el ayuntamiento.

"La alcaldesa lleva riéndose de nosotros 22 años", exclamaba Asunción Gimeno, de 42 años. "Ha hecho muchas cosas buenas por La Muela, lo que pasa es que la gente tiene mucha envidia", opinaba en cambio Andrés, de 67 años. "Es una mujer sencilla y formal, y estoy convencida de que es inocente", agregaba, enojada, Alicia, de 77 años y una de las beneficiadas de los viajes organizados por el consistorio. "Yo fui a Cancún y Santo Domingo, y a este último vino la alcaldesa".

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Los molinos han ingresado en las arcas del ayuntamiento cantidades que han permitido no sólo ofertar viajes baratos al Caribe -410 vecinos del pueblo viajaron a México en un avión fletado por el ayuntamiento y pasaron nueve días en un hotel cinco estrellas a mitad de precio en 2003- sino también construir tres museos, un auditorio, piscinas climatizadas, e incluso una plaza de toros.

"¿Todo esto es por el culebrón venezolano que van a rodar?", preguntaba un ciudadano despistado, al ver el despliegue de cámaras, periodistas y policías en la plaza del ayuntamiento. "Sí, la película empieza con 18 detenidos", contestó con sorna otro vecino. La detención de Pinilla era, inevitablemente, el tema estrella en los corrillos.

La policía judicial registró la mansión de Pinilla durante ocho horas y después, el ayuntamiento. "¡Sólo se llevan a los buenos!", gritaba, desatado, el hijo de la alcaldesa, Víctor Embarba, de 26 años, antes de que le introdujeran en el furgón policial. Su chalé de varias plantas se levanta en medio de un secarral. La vivienda pertenece a la inmensa parcela que Pinilla posee en las afueras de La Muela. Ahí es donde ella tiene su mansión y donde mandó construir dos chalets. Uno para Víctor y otro para su hijo pequeño.

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