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Acuerdo histórico

Zapatero escenificará el logro del pacto social el 2 de febrero en La Moncloa

Empieza ya la negociación sobre energía e industria y con los demás partidos

Cuando ya parecía enterrado, el diálogo social vuelve a rendir frutos. Y con una celeridad desconocida. El acuerdo de pensiones alcanzado la madrugada del jueves, aunque rematado en la del viernes, permitirá en apenas cuatro días vertebrar un gran pacto social que refuerce la economía y estimule la confianza. Consciente del potencial político de esta iniciativa, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha buscado una escenificación solemne en el Palacio de La Moncloa el 2 de febrero.

La parte más compleja de ese pacto se ha resuelto con el anteproyecto de ley de pensiones, que aprobó ayer el Consejo de Ministros. "La reforma garantiza que quienes hoy tienen 35, 40 o 45 años saben que tendrán pensión hasta el último día de su vida", enfatizó el vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba, visiblemente satisfecho en la comparecencia posterior al Consejo. A su lado, Valeriano Gómez, ministro de Trabajo, definió la reforma como "la más intensa que ha experimentado el sistema en democracia". El ministro celebró la vuelta al primer plano del diálogo social tras dos años y medio sin dar réditos.

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Para cerrar los flecos de los otros dos grandes asuntos del pacto (negociación colectiva y políticas de empleo) y presentar al menos una declaración de las materias pendientes (política industrial, energética e I+D+i), los negociadores se citaron ayer mismo y continuarán la próxima semana. La principal novedad desvelada ayer por Gómez radica en la inmediatez de la nueva ayuda para parados sin rentas (unos 400 euros) que participen en programas de formación: "Entrará en vigor en semanas", dijo.

Los negociadores pretenden concretar los planes de política industrial y limitarse a una declaración de intenciones en política energética, sin incursiones en la polémica nuclear. Con estas bases, la foto del diálogo social reunirá el miércoles a Zapatero y Gómez con los líderes sindicales, Cándido Méndez (UGT) e Ignacio Fernández Toxo (CC OO), y el presidente de CEOE, Juan Rosell.

Casi al tiempo que se oficializa el acuerdo, el Gobierno intensifica los contactos con los grupos políticos para que se sumen a esta iniciativa. Y se confía en incorporar al PP porque el inusitado respaldo con que nace el pacto social fuerza a los populares a adherirse. Para la tramitación del anteproyecto de pensiones el PSOE cuenta ya con CiU, PNV y Coalición Canaria.

Una de las principales novedades de esta reforma consiste en que incluye su propio mecanismo de ajuste. El texto contempla una revisión quinquenal de los parámetros del sistema a partir de 2027, cuando concluya el periodo transitorio y esté totalmente implantada. Se trata de introducir nuevos cambios si sube la esperanza de vida para que la Seguridad Social siga siendo sostenible.

Con los cálculos del Ministerio de Trabajo, la reforma permitirá ahorrar unos tres puntos de PIB (con la base actual, 30.000 millones de euros) una vez culminada, desde 2027. Aunque lo que Gómez valoró más no fue solo que genere "menos gastos y más ingresos", sino el nuevo modelo que refuerza la viabilidad del sistema.

Gómez (en primer plano) y Rubalcaba, ayer en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros.
Gómez (en primer plano) y Rubalcaba, ayer en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros.ULY MARTÍN

Una madrugada productiva

Los negociadores se han consagrado a la noche en los momentos clave de este maratoniano proceso de diálogo. Cuando todo parecía acordado en la madrugada del jueves, los entresijos de la reforma tuvieron a Gobierno, patronal y sindicatos reunidos durante otra jornada completa, que no bastó. De nuevo, las conversaciones se adentraron en la madrugada, esta vez mucho más que el día anterior, hasta casi las cinco.

Sin apenas dormir dos horas -algún secretario de Estado aseguraba haber descansado solo media hora-, el vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba y el ministro Valeriano Gómez comparecieron tras el Consejo de Ministros. No fueron los únicos ojerosos. La reunión de la noche anterior mantuvo en vela también a la vicepresidenta Elena Salgado, que se incorporó a la mesa recién llegada del Foro de Davos; a los secretarios de Estado de Economía, José Manuel Campa, y de Seguridad Social, Octavio Granado; y a los líderes sindicales, Cándido Méndez (UGT) e Ignacio Fernández Toxo (CC OO), junto con sus responsables de pensiones y otros asesores. Hubo finalmente dos representantes de CEOE: el director de relaciones laborales, José de la Cavada, y Alberto Nadal. Rosell se mantuvo en permanente contacto con ellos, según fuentes de la negociación.

No hubo problemas. Simplemente el diablo está en los detalles. Y, cuando estos llegaron, el diálogo se volvió mucho más complejo. Pero ya no había marcha atrás.

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