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Zapatero ratifica las primarias como la norma regulada para su sucesión

Desvincula la decisión de seguir del resultado de las elecciones locales de mayo

Luis R. Aizpeolea

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, sigue sin aclarar si será o no el candidato del PSOE en las elecciones generales de marzo de 2012. Y cada vez parece más probable, según su entorno, que tarde bastantes meses en hacerlo. Ello es debido a que ha fijado como absoluta prioridad para el año recién iniciado las reformas para facilitar la salida de España de la recesión. A la marcha de estas medidas ha subordinado sus restantes decisiones políticas. Lo que sí confirmó ayer fue que cree en las primarias como el "proceso regulado" para resolver su sucesión. Eso sí, "cuando toque".

Fue precisamente esa línea la que quiso marcar ayer en la entrevista que mantuvo en Onda Cero, con la que inaugura una campaña de presencia en los medios (la semana que viene acude a Antena 3, del mismo grupo empresarial). En su cita con el periodista Carlos Herrera, el presidente del Gobierno reafirmó que desea para su sucesor "la misma legitimidad" que él ha tenido para dirigir el partido, a través de un procedimiento que en el PSOE "está regulado". Lo dijo tras precisar que la sucesión puede producirse en "equis tiempo o en equis años".

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Eso sí, como casi siempre, la interpretación de sus palabras es variopinta. Mientras unos vaticinan que se presentará a una tercera elección a la presidencia del Gobierno, otros creen lo contrario.

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Zapatero suele comparar con frecuencia la autoridad de la que ha gozado en estos 10 años al frente del PSOE con la contestación interna que ha padecido Mariano Rajoy en el PP, y está convencido de que procede de la legitimación que le dio su elección por las bases en un congreso interno, frente a la designación del presidente popular por decisión unilateral de José María Aznar.

Ayer, cuando se refirió al procedimiento regulado en el PSOE y que le ha dado legitimidad como líder del partido durante estos años, aludió al congreso federal de julio de 2000, donde ganó la secretaría general socialista frente a otros tres candidatos. Pero también a su posterior designación como candidato a la presidencia del Gobierno, que fue ratificada en unas elecciones primarias en las que no entró ningún otro candidato en competición.

Fue un proceso en dos tiempos, al que Zapatero se refirió ayer para dotar de normalidad al procedimiento sucesorio y descartar fórmulas extraordinarias o atajos con los que algunos especulan en el seno del PSOE.

Asimismo, frente a una opinión muy extendida, incluso entre las filas socialistas, aclaró también que su candidatura o no a la reelección no estará vinculada al resultado de las elecciones autonómicas y municipales de mayo, sino que dependerá de sus "convicciones". Hace tres meses adelantó a EL PAÍS que las "decisiones más trascendentes de un líder político, como la de presentarse a unas elecciones, son muy íntimas, proceden de una decisión personal, que se toma muy en solitario".

También dijo entonces que la solución a este problema "pasa porque la acción política del Gobierno sea capaz de vencer a la crisis económica. Si vamos despejando el camino de la crisis, lo demás, la decisión sobre la candidatura, caerá sola".

Ayer lo que añadió fue su pretensión de salir al paso del debate existente acerca de si desvelará su candidatura antes o después de esa cita electoral. Todo apunta a que su decisión puede alargarse a después del verano, con el panorama de la crisis más despejado tras un primer semestre de año aún muy complicado.

En todo caso, fue muy expresivo al precisar que hay que situar los comicios municipales y autonómicos "en su justo término", porque "tienen mucho más que ver, aunque no del todo, con los candidatos autonómicos y municipales".

También precisó, en referencia a los barones autonómicos preocupados por su cargo, que "los buenos resultados, los éxitos, serán responsabilidad colectiva, y de las dificultades, los resultados negativos, lógicamente quien tiene la máxima responsabilidad es quien ha tenido y tiene el máximo poder en el Gobierno y en el partido. Sé que tengo la máxima responsabilidad y nunca me justificaré ni echaré la culpa a otros", apostilló.

Zapatero también trató de desmontar la idea de que su participación en la campaña puede perjudicar a los candidatos de su partido debido a su baja calificación en las encuestas por la crisis económica.

Ayer aseguró que participará en la campaña de la "manera normal y habitual" en estos casos, y confió en que, además, le servirá para explicar cosas a los ciudadanos que, en esta situación, "a quien miran, en primer lugar, es al presidente".

Y es que Zapatero, pese a los pésimos resultados que las encuestas le vaticinan al PSOE en estas elecciones, no se da por vencido. Ayer pidió ser "muy cauto en las previsiones", porque "no es la primera vez que las encuestas predicen la victoria de Rajoy y no se materializan en las urnas". "Esto es el día D. Esto no es lo que parece", apostilló sobre los malos datos ahora de los sondeos.

Zapatero aseguró que "la sociedad valora que el Gobierno tome medidas duras y difíciles" porque gracias a ellas se podrá recuperar el crecimiento. "Eso es lo que a mí me importa", concluyó.

Zapatero, en un momento de la entrevista de ayer.
Zapatero, en un momento de la entrevista de ayer.EFE

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