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Zapatero se reúne en secreto con Urkullu para buscar su apoyo

El Gobierno necesita al PNV en los Presupuestos de 2011

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se reunió en secreto con el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, en La Moncloa el pasado día 6. La cena, celebrada a petición de Zapatero y que duró cerca de cuatro horas, tuvo como motivo inmediato el interés del presidente en recabar el apoyo del líder del PNV al pacto de Zurbano -las medidas de choque contra la crisis económica-, que mañana se votan en el Congreso.

Pero el presidente aprovechó la conversación para tratar de engrasar sus relaciones con el PNV, un partido que le resulta necesario al Gobierno para asegurar la aprobación de los próximos Presupuestos, ya que la inminencia de las elecciones catalanas hacen casi imposible el apoyo de CiU, ERC e ICV.

Los nacionalistas confirman que el Ejecutivo de López es una traba

Aunque el encuentro fue "cordial" para ambas partes y "se habló de todo, sobre todo de la situación económica", Urkullu confirmó a Zapatero que el PNV no asumirá un pacto estable con su Gobierno mientras el socialista Patxi López gobierne en Euskadi. Y sólo está dispuesto a acuerdos puntuales que los peneuvistas puedan rentabilizar en Euskadi con contrapartidas de peso, como sucedió con el blindaje del Concierto Económico en los pasados Presupuestos.

Urkullu, que informará hoy a la Ejecutiva de su partido del encuentro, ha adelantado a algunos integrantes de ese órgano su escepticismo sobre un cambio en la relación con Zapatero.

La reunión entre el presidente y Urkullu estuvo precedida de varios desencuentros entre el Grupo del PNV y los socialistas en el Congreso sobre los decretos de desarrollo del pacto de Zurbano y la llamada "enmienda Florentino", la desaparición del blindaje en las sociedades anónimas al que se oponen los peneuvistas por temor a que empresas vascas como Iberdrola o Petronor sean absorbidas.

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De hecho, la reunión se celebró la noche en que se votó en el Congreso la desaparición del blindaje de las sociedades anónimas y una vez que Urkullu advirtiera que dicha enmienda traería consecuencias en sus relaciones con el Gobierno. En cuanto a los decretos de Zurbano, el PNV mantuvo en el Congreso una posición crítica y se opuso a escenificar un pacto formal de los partidos contra el Gobierno.

Estos desencuentros han enturbiado las relaciones entre ambos partidos y es lo que ha empujado a Zapatero a tratar de recuperar el contacto con Urkullu, con quien no hablaba desde la negociación, en octubre, de los Presupuestos para 2010.

Urkullu no vio en el encuentro con Zapatero iniciativas de calado estratégico que apunten al cambio de modelo productivo y reafirmó la posición crítica de su grupo parlamentario en el Congreso sobre el modo en que se gestionaron los acuerdos de Zurbano. Zapatero, por su parte, responsabilizó al PP, ante Urkullu, de que el alcance de los acuerdos no haya sido mayor.

Pero en esta beligerancia del PNV en el Congreso tiene mucho que ver la posición de los peneuvistas en Euskadi, donde están en una oposición frontal al Gobierno del socialista Patxi López, respaldado por el PP.

La reunión de Urkullu con Zapatero tuvo lugar dos días después del Aberri Eguna, en plena resaca del llamamiento a la unidad nacionalista por parte de Urkullu para terminar con el pacto PSE-PP que llevó a Patxi López a Ajuria-Enea hace un año. Y dos meses después de haber rechazado la interlocución directa y el decálogo de acuerdos que le ofreció Patxi López en la reunión que mantuvieron el 29 de enero, tras negarse el lehendakari a abordar con él las transferencias pendientes y el cambio de marco estatutario.

Así las cosas, el Grupo Parlamentario del PNV se convierte para Urkullu en la herramienta más valiosa y que más capacidad de influencia y visibilidad política le proporciona, por la necesidad que tiene Zapatero de sus votos. Una muestra de ello fue la negociación presupuestaria del pasado año, en la que el PNV logró aparecer como abanderado del blindaje del Concierto Económico en menoscabo del lehendakari, Patxi López.

En estas condiciones, a Zapatero le corresponde buscar un difícil equilibrio: satisfacer las reivindicaciones del PNV para lograr su apoyo en las Cortes pero con el menor coste posible para el Gobierno de Patxi López.

Zapatero informó a López del encuentro. Fuentes próximas al lehendakari señalan que éste "entiende que el presidente busque apoyos para su estabilidad, máxime cuando la situación preelectoral de Cataluña no permite que CiU juegue ese papel".

El acuerdo cuesta caro

El logro histórico del mandato de José Luis Rodríguez Zapatero de gobernar una España en la que Cataluña y Euskadi, las dos comunidades autónomas con mayor peso nacionalista, tienen presidentes socialistas, está teniendo unos efectos colaterales negativos para la estabilidad de su propio Gobierno. Felipe González e incluso José María Aznar, cuando necesitaron apoyos parlamentarios para la estabilidad del Gobierno, tuvieron a mano a CiU y al PNV. No le ha sucedido lo mismo a Zapatero. Desde el principio no pudo contar con el apoyo de CiU, ya que los nacionalistas están en la oposición desde 2003, año en el que el PSC empezó a gobernar, primero con Maragall y ahora con Montilla. Con el PNV el apoyo estable lo perdió hace un año, cuando el socialista Patxi López desalojó al PNV del Gobierno vasco. Ahora, el PNV le pasa la factura del acuerdo puntual, siempre más caro.

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